Entrevista con María del Valle, trabajadora del Hotel Bauen: “Ya no somos una papa quemando en la mano de los políticos. Somos una olla gigante y no saben cómo cocinarnos”

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El 20 de julio de 2007 la juez Hualde dictaminó el desalojo, otorgando un período de 30 días para retirarse del inmueble, en un fallo favorable a quienes vaciaron el hotel, se enriquecieron estafando a los trabajadores a través de una deuda con el Estado, y pretendieron cerrar una fuente de trabajo para decenas de familias. EL MILITANTE se entrevistó con María del Valle, una de las trabajadoras de la Cooperativa B.A.U.E.N. desde su conformación. El pasado 20 de julio la juez en lo comercial del Juzgado n°9 de esta Capital, Paula Hualde, emitió una nueva orden de desalojo a la cooperativa B.A.U.E.N., Buenos Aires Una Empresa Nacional, poniendo en peligro la fuente de trabajo de más de 150 familias.
El BAUEN se construyó para el Mundial de Fútbol 1978 gracias a la estrecha vinculación de su titular, Marcelo Ircuvich, con miembros de la dictadura militar. Beneficiado con un crédito otorgado por el BA.NA.DE. –actualmente en manos del Banco Nación-, Ircuvich nunca habilitó el hotel, jamás pagó el préstamo al Estado, no pagó impuestos y se endeudó por millones de pesos.
En 1997 le vendió el hotel al grupo económico Solari S.A.. Su titular, Solari, repitió los pasos de su antecesor. En diciembre de 2001 se declaró en quiebra, dejando a 80 familias en la calle sin explicación alguna.
En 2003 se crea la Cooperativa B.A.U.E.N. El hotel, absolutamente vaciado y destruido, fue reacondicionado por la gestión de los trabajadores, generando más de 150 puestos de trabajo cuando el país atravesaba una de las peores crisis económicas de su historia. En cuatro años demostraron que la gestión sin patrón es absolutamente viable.
El 20 de julio de 2007 la juez Hualde dictaminó el desalojo, otorgando un período de 30 días para retirarse del inmueble, en un fallo favorable a quienes vaciaron el hotel, se enriquecieron estafando a los trabajadores a través de una deuda con el Estado, y pretendieron cerrar una fuente de trabajo para decenas de familias.
EL MILITANTE se entrevistó con María del Valle, una de las trabajadoras de la Cooperativa B.A.U.E.N. desde su conformación.

EL MILITANTE: María, contame brevemente la historia de la cooperativa

María del Valle: Sí… Bueno, el hotel cierra sus puertas el 28 de diciembre del 2001. Quiebra fraudulenta, como todo acá, fraudulento. Después, un grupo de 12, 15 compañeros que trabajaban en el Bauen se conectan con el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas y empiezan a reunirse en IMPA (Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentina, una empresa recuperada por sus trabajadores).
El 21 de marzo se reúnen todos acá en Calle Corrientes estos 15 compañeros y movimientos barriales, asambleas, algunas empresas recuperadas y el Movimiento y deciden tomar el hotel, el 21 de marzo del 2003.
A partir de ahí empieza una historia bastante difícil, siendo que los compañeros se fueron conectando como podían de manera totalmente carente de plata, de conocimientos, estaban acá adentro y el Bauen no funcionaba… 220 habitaciones, 20 pisos, 7 salones, un anfiteatro, 376 butacas, piscina, solarium… es una ciudadela. Entonces fue bravo resistir, acá. Ocupar no fue tan difícil porque estaban muy acompañados, pero los que acompañaron se empezaron a ir y empezó el tema de la resistencia.
Nos fuimos acercando algunos compañeros, nos fueron llamando, nos fueron avisando. Yo la vi en televisión la toma. Vi a los compañeros hablando en televisión, que habían tomado el hotel. Vine, fue conmovedor… me explicaron que se conformaron en Cooperativa para tener entidad legal y demás. Entonces empezamos a caminar pasillos de legislaturas, a tocar puertas, a pedir monedas en la calle con una alcancía, los vecinos nos dejaban alguna comida, una panadería recuperada de la Argentina nos donaba el pan…
Se trató a través de nuestros abogados alquilar el hotel, pero no pudo avanzar eso porque no están las escrituras. Entonces se fue avanzando en un comodato para que preparáramos el hotel, planta baja a tercer piso. Nosotros teníamos un agujero muy chico por donde entrábamos, hicimos un agujero un poco más grande… y tratamos de mantener muy limpia la entrada, porque impresionaba entrar, pero una vez que estabas adentro veías que adentro estaba limpito. Entonces empezamos a canjear los salones. Canjearlos por productos de limpieza, por comida, y por medicamentos, porque los que estábamos resistiendo acá estábamos todos enfermos.

EM: ¿Cuántos eran entonces?

MV: Y… en la resistencia éramos integrantes de la cooperativa, 32, pero nunca estábamos los 32. Había días que éramos 7, 5… había días que eran 10, 12… había compañeros que querían venir pero no tenían para el boleto… si venían nosotros no teníamos para darles para que vuelvan. Entonces tenías que venir y quedarte. Fue… fue bravo.
Empezamos a canjear los salones. Y nos prometían veinte litros de lavandina y nos traían cinco. Siempre nos faltaba un cero. Canjeábamos los salones para todo tipo de eventos. Entonces los compañeros se planteaban “pero no ganamos nada…”, “¡pero estamos ocupados…!” Estábamos ocupados.
Íbamos a la legislatura y veíamos que eso avanzaba. Entonces empezamos a avanzar nosotros en cuanto al alquiler de los salones. Éramos nosotros los que recibíamos, los que servíamos, los que cocinábamos. Empezamos a entender que si teníamos una meta clara, no teníamos límites. O te entregás o no te entregás, no había términos medios. La consigna era “ocupar, resistir y producir”.
Nos fuimos adaptando a los eventos, a las conferencias, cada vez venían más personas… empezó a entrar un poquito de dinero. Empezaron a acercarse los compañeros de Zanón, de Patricios (Coop. Gráfica Patricios)… no teníamos lugar para hospedarlos, ¡y nosotros no les podíamos decir que no teníamos lugar para hospedarlos…! No había habitaciones acondicionadas, estaban vacías… venían con sus cosas, no tenían problema, se quedaban con nosotros. Se dan cuenta de nuestra situación, ellos ya estaban produciendo, entonces nos trajeron algún dinero.
En un evento viene el ex embajador de Venezuela, el señor Freddy Balzán. Quería hablar con nosotros porque venían 69 niños de Venezuela y los querían alojar acá para que acá quedara el dinero. Entonces organizamos un piso para los chicos. Ellos nos ayudaron con algún dinero, con alguna planta para embellecer la entrada y nos regalaron nuestras primeras cuatro líneas telefónicas, y entonces nuestros primeros pasajeros fueron los niños de Venezuela.

E.M.: ¿Cómo se reorganizaron con el crecimiento?

MV: Todos desempeñamos muchas funciones y todo se decidía en asamblea, lo importante, lo emergente… siempre quedan compañeros descolgados porque esto funciona las 24 horas del día los 365 días del año, entonces decidimos que integraran las cooperativas con nosotros nuestros hijos, nuestras familias, los que sufrieron el abandono nuestro, los que vinieron a dar una mano cuando no teníamos nada.
Mi hija me dijo “esta es la mujer que el día de mañana le va a contar a sus nietos que hizo algo para cambiar las cosas”. Yo entendía que era algo diferente. Yo soy consciente de que esta flexibilización laboral no debe seguir. Hoy somos 160.

EM: Este desalojo comunicado hace un mes ¿es una cuestión de la juez Hualde o…?

MV: Arriba, arriba. La cosa es arriba. Por suerte llegó arriba para nosotros. Yo estuve hablando con ella como estoy ahora hablando con vos. Y me dijo: “esto es una papa caliente, que nos quema a todos en la mano. Políticos de alto rango, etc”. ¿Sabés que esa explicación me dejó más tranquila? Porque nosotros supimos qué hacer con la papa: la lavamos, la pelamos, la cocinamos… Somos personas normales, nada más que sin patrón. Acá hay que explicarles a los compañeros que hay que hacer marchas, asambleas, hacer resistencia, ir a acompañar a otras empresas… El 7 de diciembre de 2005 a las 2 y media de la mañana, éramos 12, 15, entraron y nos molieron a palos. Seguimos avanzando y el 20 de julio de este año nos desayunamos con el fallo de la juez Hualde. Ella nos había dado su palabra de que iba a respetar las garantías, etc.
Sabíamos que alguna vez iban a venir. No vienen sólo por nosotros. Van por Zanón, van por Patricios… vamos a poner el pecho. Trabajando cada día mejor. Ya no somos una papa quemando en la mano de los políticos. Somos una olla gigante y no saben cómo cocinarnos.
Entonces el 6 de agosto marchamos a la Legislatura. 1200 personas a las 11 de la mañana. Grupos de médicos que nos ayudaron gratuitamente en todo el proceso de resistencia, compañeros de todos lados. Marchamos, la juez tajante en su postura, y nuestros abogados llevaron el pedido de apelación.
Cuando pasa la feria entran los días de la cuenta regresiva, nuestros 30 días hábiles para el desalojo libre de ocupantes. El dueño del hotel es una empresa fantasma, todos los caminos llevan a la corrupción.
El 9 de agosto se hizo una conferencia de prensa, estuvieron todos los compañeros que invitamos, Madres de Plaza de Mayo de las dos líneas –Fundadora, la Asociación- Pérez Esquivel, absolutamente todos, no quiero nombrar por no olvidarme de ninguno, salió en todos los medios. Se hizo el festival que cerró León Gieco, más de 5000 personas. Al otro día la juez acepta la apelación. El lunes 27 de agosto marchamos a la Legislatura. Este señor insiste en que el hotel le pertenece. En esa instancia estamos. Vamos a seguir trabajando.

E.M.: ¿Cómo ven el futuro? ¿Cómo revertir esto, cómo avanzar?

MV: El futuro está en la calle.

EN DEFENSA DEL B.A.U.E.N. Y DEL TRABAJO AUTOGESTIONADO Y POR UNA LEY NACIONAL DE EXPROPIACIÓN A FAVOR DE LOS TRABAJADORES, ¡NO AL DESALOJO, EL B.A.U.E.N. ES DE TODOS