Entrevista a Alan Woods: “La revolución venezolana aún no ha terminado y no puede hacerlo a menos que se expropie a los terratenientes y capitalistas”

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Aprovechando su estadía en España para presentar su último libro: "Reformismo y Revolución. Marxismo y socialismo en el siglo XXI", Alan Woods, dirigente de la Corriente Marxista Internacional (a la que adhiere la Corriente Socialista El Militante, de Argentina) fue entrevistado por nuestros camaradas españoles de la Corriente Marxista El Militante.
El Militante.- Eres una persona con un profundo conocimiento de la revolución venezolana y firme seguidor de las ideas del marxismo revolucionario. ¿Cuáles son las razones que te han llevado a escribir este libro?

Alan Woods.- La revolución venezolana es un punto de referencia importante para todos aquellos que luchan contra el imperialismo y el capitalismo, y por la transformación socialista de la sociedad. Es una gran inspiración, pero aún no ha terminado y no puede acabar a menos que se expropie a los terratenientes y capitalistas, y que los trabajadores tomen el poder en sus manos.
Durante diez años los trabajadores y campesinos de Venezuela han demostrado su voluntad y decisión de cambiar la sociedad. Pero se enfrentan a poderosos enemigos, no sólo la oligarquía y el imperialismo, sino también el enemigo interno, la quinta columna, la burocracia y los reformistas que quieren detener la revolución. Uno de los principales portavoces de este sector es Heinz Dieterich, que, con el pretexto de "revisar" el marxismo y sustituirlo por la teoría supuestamente nueva del socialismo del siglo XXI, en realidad lo que propone son las viejas ideas desacreditadas del reformismo. Para hacer avanzar la revolución es necesario responder a estas ideas y educar a la vanguardia en las ideas, programa y los métodos del marxismo revolucionario.
Por cierto, hay personas como Dieterich en cada país, incluida España. Estos "intelectuales" pretenden ofrecer unas ideas nuevas y originales. Pero a pesar de todo el ruido que hacen, en ello no hay nada absolutamente nuevo, sólo una regurgitación de las viejas y anticuadas ideas que han sacado del cubo de basura de la historia, desempolvado y presentado como algo nuevo. Son sólo una variante del socialismo utópico, del proudhonismo y el anarquismo, que ya fueron respondidas por Marx hace ciento cincuenta años.

EM.- En tu opinión ¿cuáles son las consecuencias prácticas para la revolución venezolana si ésta siguiera la dirección que propone Heinz Dieterich?

AW.- Lo irónico es que Dieterich piensa que es un gran realista, cuando en realidad sus ideas de colaboración de clase son absolutamente utópicas. La experiencia ha demostrado que todos los intentos de conciliar a enemigos de clase simplemente fortalecen y alientan a la reacción. No puedes hacer media revolución, eso siempre lleva a la derrota. ¡La debilidad invita a la agresión!
Una de las leyes de la revolución es que no se puede detener, siempre debe avanzar, golpear fuerte al enemigo hasta que haya conquistado el poder. Los que dicen que la revolución bolivariana ha ido demasiado lejos y debe dar marcha atrás, están preparando su derrota. En realidad, el problema es que la revolución no ha ido lo suficientemente lejos. Ha dejado algunas de las palancas decisivas del poder estatal y económico en manos del enemigo. ¡Ése es el problema!
La única base real de apoyo para la revolución son los trabajadores y los campesinos. Ellos son su verdadera fuerza motriz, quieren el socialismo. Pero después de todo este tiempo están cansados de interminables discursos y desfiles. La derrota en el referéndum de diciembre fue una advertencia del aumento del descontento y eso representa un peligro real para la revolución.

EM.- Después de la nacionalización de Sidor ¿hacia dónde se dirige el proceso revolucionario a corto plazo y cuáles son las tareas más importantes para los marxistas revolucionarios?

AW.- Nosotros naturalmente apoyamos cada reforma progresista y nacionalización. Pero las reformas parciales no pueden resolver nada fundamental. Las nacionalizaciones parciales no pueden funcionar en la economía de mercado, sin poner nada en su lugar. Provocará escasez, caída de la inversión, inflación y desempleo. Eso ya está ocurriendo. Los capitalistas venezolanos nunca se reconciliarán con la revolución bolivariana. Constantemente sabotean la economía, provocan escasez y dificultades a las masas. Para resolver los serios problemas económicos que existen, es necesario expropiar la tierra, los bancos y las grandes industrias bajo el control y dirección de los trabajadores. Entonces sería posible introducir un verdadero plan de producción socialista.
Los marxistas venezolanos luchan por este programa, que representa la única posibilidad de conseguir realmente una Venezuela socialista. Pero es necesario ganar a las masas para este programa. Por eso luchamos por el marxismo en el Movimiento Bolivariano dentro del PSUV. Esa es la única salida.

EM.- ¿Cómo explicarías la necesidad de organizarse en la Corriente Marxista Internacional a los trabajadores y jóvenes que leen El Militante?

AW.- El capitalismo ha fracasado en todas partes. No puede ni siquiera alimentar a la población del mundo. Nos enfrentamos a una crisis global del sistema capitalista que condena a millones de personas a la pobreza, el hambre, la enfermedad y la guerra. La única alternativa a este sistema enfermo es el socialismo mundial.
El socialismo sólo se puede conseguir a través del esfuerzo consciente de la clase obrera. Los trabajadores tienen en sus manos un tremendo poder. Pero para que este poder sea efectivo debe ser organizado. Sin una organización no se puede conseguir nada. El deber de todo trabajador y joven consciente es ayudar a construir el vehículo que necesitamos para transformar la sociedad. Este hecho es particularmente importante para la juventud, que es la principal víctima de la crisis del capitalismo. Los jóvenes representan el futuro. Son los que más tienen que perder si se permite que continúe este monstruoso sistema de opresión.
Estamos luchando por el futuro de la humanidad, por un mundo decente, donde hombres y mujeres dejarían de ser esclavos y se elevarían hasta su verdadera talla como seres humanos libres. Esa es la única causa por la que merece la pena luchar en el siglo XXI. Invito a todos los lectores de El Militante a unirse con nosotros en esta lucha. ¡Únete a El Militante! ¡Únete a la Corriente Marxista Internacional! ¡Juntos podemos vencer todos los obstáculos y cambiar el mundo!