El Salvador: Por más alcaldías, más diputados y un programa socialista para el FMLN

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Estamos celebrando 20 años de los acuerdos de paz y además conmemoramos una década de las poderosas marchas blancas que evitaron la privatización de la salud, así como los 80 años de la insurrección de 1932, lo que muestra las grandes tradiciones revolucionarias de nuestro pueblo.

A un año de la revolución árabe, ésta se desarrolló tan rápido y provocó  cambios revolucionarios dejandonos muchas lecciones. Nos muestra cómo están a la orden del día grandes acontecimientos en contraparte a la  visión de cambio graduales de la sociedad. El movimiento de los  indignados en España, las huelgas y movilizaciones en Grecia, el  movimiento estudiantil de Gran Bretaña, incluso el movimiento “ocupemos  Wall Street” en el país militarmente más poderoso del mundo (EEUU),  son expresiones de rabia a distintos niveles contra la crisis y su  origen: El sistema Capitalista.

Los revolucionarios no debemos dejarnos impresionar por los ascensos y sobre todo por los descensos que la lucha de clases tenga. Tendremos todo un periodo turbulento con altas y bajas, pero el capitalismo no se caerá solo, históricamente podemos ver que el sistema capitalista es capaz de salir de la crisis mas profunda. Detrás de esta aparente calma se están acumulando nuevas contradicciones y debemos estar preparados para continuar la lucha por el socialismo. Nuestro optimismo parte de que estamos convencidos que una sociedad  mejor es posible, debemos aprovechar esta crisis del capitalismo, su ritmo decadente y senil para derrocarlo junto a las organizaciones de masa de la clase trabajadora.

Las elecciones municipales y de diputados

Las encuestas son un elemento a considerar al medir las preferencias de la población, sin embargo no debemos perder de vista que algunas de estas empresas encuestadoras responden a intereses de la derecha del país y cuyo objetivo es manipular e influenciar la opinión de los votantes. Algunas de las encuestas publicadas a finales de 2011 daban ventaja al FMLN por sobre ARENA en votos para diputados y alcaldes. Este es el caso de la encuesta hecha por el IUDOP-UCA, que tiene amplia aceptación entre las organizaciones sociales y la población en general.

No así la elaborada por LPG-DATOS de La Prensa Gráfica publicada a inicios de enero que da amplio margen de ventaja a ARENA por sobre el FMLN para diputados y alcaldes. Y otras como la publicada a inicios de febrero por la UTEC que da un margen más reducido de ventaja al partido de derecha por sobre el FMLN tanto para diputados como para alcaldes.

Estas encuestas son una radiografía del momento, el curso de los acontecimientos puede desencadenar otros resultados. El 14 de enero la alameda Juan Pablo II fue abarrotada por nuestra militancia para conmemorar la firma de los acuerdos de paz y para dar comienzo a la campaña electoral.

Estas elecciones son muy importantes porque se han implementado reformas significativas y habrá que defenderlas apoyando electoralmente a nuestro partido el FMLN el próximo 11 de marzo. Entre estas podemos mencionar: las computadoras portátiles entregadas a maestros y alumnos, el paquete escolar que abarca este segundo año a 1 millón 400 mil alumnos, el vaso de leche a más de 248 mil niños al día en 4 departamentos, además del programa de alimentación escolar que ha beneficiado a mas de 311 mil alumnos al día, etc. Esto sólo en el tema de educación. Con razón en dicha  actividad, el secretario General del FMLN, Medardo González, preguntó: ¿El pueblo y el FMLN se van a dejar quitar arrebatar lo conquistado?

Los gobiernos tienen sus finanzas públicas atadas de pies y manos. Llevar a cabo programas como estos en tiempos de crisis apenas remedia el abismo creado por la crisis misma. El hecho de que ARENA estuviera en el poder hizo que el descontento de los primeros efectos de la crisis orientara la balanza electoral a favor de nuestro partido, el FMLN. A la derecha le conviene que seamos gobierno mientras la crisis está golpeando duro, esperan que nosotros hagamos el trabajo sucio, o lo que es peor, que intentemos salvar un barco que inevitablemente se hunde, nos referimos a la economía capitalista.

Estos son programas importantes, lo seguro es que la derecha no hubiera invertido en planes sociales, habrían profundizado los recortes y los programas de austeridad. Los ideólogos de la derecha hablan de incrementar la inversión, esta es una frase vacía. Cuando se aprobaron las últimas reformas fiscales demostraron que no quieren que se toquen sus ganancias. Para ellos la crisis debe resolverse con mayor productividad pero sin pagar sus impuestos y pagando menos salarios. Como a nivel mundial, todo a costa de los trabajadores.

Asegurar más diputados, claro está, es asegurar estos programas, en palabras del Secretario General: “Y ahora el pueblo seguirá luchando y triunfando. Estas elecciones del próximo mes de marzo el pueblo las va a ganar aunque no tenemos los medios de comunicación que la derecha tiene. Tenemos el ejemplo de nuestros antepasados, de centenares de compañeros que nos dieron el ejemplo de su convicción de victoria, su capacidad de organización y su disciplina.  Para la oligarquía entregarles su vaso de leche todos los días a los niños es gasto inútil; contratar más médicos para mejorar la atención en los hospitales y las clínicas es gasto inútil.”

De igual manera tener el gobierno hace que se aseguren muchos programas orientados hacia las alcaldías, pero como marxistas estamos obligados a agregar que dentro de los límites de la economía capitalista, bajo sus reglas, no podremos resolver hasta la raíz los grandes problemas que mantienen en la miseria a la mayoría de la población. El desempleo, la ola de violencia, la resultante migración que tiene un efecto social de gran impacto al analizar los problemas de la juventud, los altos costos de las medicinas, la dependencia de las remesas, que en 2011 significaron un total de 3 mil 648 millones de dólares, un aumento del 6.4 por ciento anual según el informe anual del Banco Central de Reserva de El Salvador (BCR), con un aumento de $217.9 millones, cerca del 16% del PIB. Esta baja productividad nos hace depender de otros mercados.

Según el mismo informe del BCR el déficit comercial, es decir, el aumento de las importaciones encima de las exportaciones en 2011 fue de $4,809.4 millones, un incremento del 20.3%. Nuestra economía está en un filo peligroso, tenemos dinero para consumir proveniente de las remesas, que absorbe gran parte de las mercancías que no se producen acá.

Por un programa socialista

Un programa revolucionario no cae del cielo, es una interacción dialéctica entre la acción de las masas y sus dirigentes, podemos utilizar acá una importante frase de Lenin: “La vida enseña”. Ahora los salvadoreños enfrentamos la primera elección teniendo en manos de una “amplia alianza” al poder ejecutivo del gobierno.

Esto nos ha demostrado dos cosas: La primera es que Schafik Hándal tenía razón en 2004 al asegurar que una alianza con Mauricio Funes haría que el FMLN no tuviera la mayor cuota de poder, en este caso ni siquiera ministerios importantes como el de economía. Por supuesto, sacamos a la derecha del poder y este es un gran paso adelante que defendemos. La segunda situación es que vemos los límites de la economía burguesa, de sus leyes y sus instituciones, creadas para defender los intereses del gran capital.

La realidad nos lo muestra como una dura lección a aprender. Por eso es que la aplicación de un programa socialista nos sacará, no sólo de la crisis sino del atraso económico, social y cultural. La lucha por las reformas no es el verdadero problema, los marxistas apoyamos estas medidas y nuestro deber es luchar para defenderlas de modo que la derecha no las arrebate en un futuro próximo. Claro que los sectarios no entienden la lucha por las reformas, están aferrados a una noción romántica de esperar un partido puro. Se debe buscar la conexión entre las reformas: el programa mínimo; y la lucha revolucionaria: el programa máximo.

La expropiación de las palancas de la economía daría como resultado millones y millones de dólares que ya no fluirían hacia las chequeras de un puñado de familias ricas. Grandes recursos que evitarían que un país trabajador tenga que depender de manera humillante de préstamos. El Salvador tiene importantes reservas de trabajo que de ser puestas a laborar bajo un plan, sacarían a flote lo mejor de nuestra sociedad. Las telecomunicaciones, la energía eléctrica, los monopolios de las medicinas, los bancos deben pasar a manos del Estado para poder administrar la sociedad bajo un plan racional, que no responda a los intereses mezquinos de la burguesía, sino a las necesidades de los obreros, campesinos, estudiantes, en general de la inmensa mayoría de los salvadoreños.

Las próximas elecciones serán una lucha  entre derecha e izquierda como evidencia de la polarización y la lucha de clases en el país. Para el FMLN será difícil ya que los efectos de la crisis mundial y el estado en que los anteriores gobiernos de ARENA dejaron las finanzas públicas han dificultado la implementación de todos los cambios que la población esperaba.

Pese a las reformas impulsadas por el gobierno del cambio, los beneficios no son percibidos por toda la población. Es cierto que tenemos el apoyo de la mayoría de la población, pero no debemos abusar de ello, sino resolvemos los problemas más urgentes como el desempleo, la delincuencia y alto costo de la vida tarde o temprano se reflejara el descontento en futuras elecciones.

Estamos seguros que nuestro partido, FMLN, saldrá victorioso ganando más diputados y más alcaldías. Sin embargo es necesario implementar medidas más profundas que permitan resolver los problemas que aquejan a la mayorías desprotegidas del país. Estas seguramente tocaran los intereses de grupos de poder por lo que, para llevarlas a cabo, la dirección del FMLN debe apoyarse en los trabajadores.

No es suficiente un programa de reformas, es mientras que los trabajadores no tengamos en nuestro poder las palancas fundamentales de la economía no podremos hacer frente a los efectos de la grave crisis capitalista, es necesario dotarnos de un programa socialista.