El Movimiento Intersindical Clasista (MIC) en una encrucijada

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El Movimiento Intersindical Clasista atraviesa una encrucijada. El MIC nació como un intento de aglutinar en un gran frente único a cientos de activistas sindicales combativos comprometidos con levantar una alternativa clasista y democrática a las actuales direcciones de la CGT y la CTA, en oposición a los intentos de los grupos sectarios de reproducir sus pequeños aparatos bajo la forma de “frentes” sindicales autoproclamados y aislados.

¡Hay que cambiar de rumbo!

El Movimiento Intersindical Clasista atraviesa una encrucijada. El MIC nació como un intento de aglutinar en un gran frente único a cientos de activistas sindicales combativos comprometidos con levantar una alternativa clasista y democrática a las actuales direcciones de la CGT y la CTA, en oposición a los intentos de los grupos sectarios de reproducir sus pequeños aparatos bajo la forma de "frentes" sindicales autoproclamados y aislados.
Desde el primer día, la Corriente Socialista El Militante dio su apoyo pleno al MIC, y ésta sigue siendo nuestra posición.
No obstante, el movimiento se ha encontrado con dificultades para aprovechar suficientemente todo su potencial de desarrollo. Y creemos que esto obedece a la debilidad política y organizativa que existe en la actual Mesa Provisoria Nacional.
Muchos activistas del MIC sienten una gran desazón por la pasividad mostrada por la Mesa Provisoria Nacional y algunas mesas regionales, como en Capital y Rosario.
De hecho, el MIC no ha aparecido con una voz propia en las luchas de los trabajadores, no ha participado en las marchas obreras o en las puertas de las empresas con propaganda, salvo como acción individual de los activistas en algunas zonas. Ni siquiera intervino para darse a conocer en los conflictos donde algunos dirigentes del movimiento estaban involucrados: subte, telefónicos, docentes, estatales, ferroviarios, salud, etc.

Elecciones en la CTA

Donde estas deficiencias se mostraron más evidentes fue en el proceso de confección de listas para las elecciones en la CTA, que tuvo lugar sin una participación activa de las bases, quedando bajo el criterio individual de los integrantes de la mesa nacional y de cada regional.
Como consecuencia de esto, un miembro de la Mesa Nacional, Claudio Marín (FOETRA Bs As), decidió integrarse en la lista oficial de la CTA, cuando la mayoría de la Mesa Nacional, correctamente, presentó su propia lista opositora, la Lista 2.
Esto fue utilizado por algunos grupos sectarios y malintencionados (como de manera sucia hizo la dirección del PO) para introducir la confusión y la desinformación con el objetivo de dividir y malograr el proyecto del MIC.
Lamentablemente, la responsabilidad por esta situación recae en la actual Mesa Provisoria Nacional, que no convocó ningún plenario nacional desde la formación del movimiento, hace un año, impidiendo a cientos de activistas discutir y evaluar su política y controlar la labor de los integrantes de la Mesa.
En un informe reciente de la Mesa Provisoria Nacional se afirmaba que "a la Mesa no se la facultó en el último Plenario Nacional para DEFINIR POLITICAS OBLIGATORIAS para el MIC, sino para llevar adelante tareas acordadas e impulsar en la medida de sus propias fuerzas la construcción del MIC", justificando así que cada integrante de la Mesa haga lo que quiera sin necesidad de poner a discusión entre las bases qué política debe darse el MIC. En realidad, la Mesa Provisoria Nacional sí define políticas que comprometen al movimiento, pero se presentan a las bases como hechos consumados.
La excusa de que el MIC "es un movimiento", no justifica su funcionamiento laxo, confuso y descoordinado, que en la práctica "enchaleca" e impide la participación democrática de los activistas de base.
Da la impresión de que algunos compañeros dirigentes están muy cómodos con este funcionamiento, ya que no los compromete a nada, cayendo en actitudes "patrimonialistas" hacia el MIC, abusando de las posiciones sindicales destacadas que ostentan. Mientras que, con la excusa de "privilegiar las coincidencias sobre las diferencias", someten al movimiento a la parálisis y a su criterio individual.

Diferencias políticas y organizativas

No es casual que los compañeros que, en mayor grado, manifiestan estas características de conservadurismo, pasividad e individualismo, sean quienes avalen la presencia de Marín en la lista oficial de la CTA y mantengan una actitud pesimista sobre la situación del movimiento obrero. Lo organizativo va de la mano con lo político.
Así, recurren a los clásicos tópicos tan comunes entre la intelectualidad "de izquierda", sobre la "debilidad" de la clase obrera, la fortaleza de la burocracia sindical, etc para justificar su accionar. Culpan a la clase obrera y a su "bajo nivel de conciencia" por el aislamiento del activismo clasista, justificando así la necesidad de un Frente Único con sectores burocráticos para supuestamente "llevar el clasismo a la clase" utilizando esas posiciones dirigentes. Mientras que tildan como "testimonial" y "sectaria" la presentación de una lista propia del MIC en la CTA (Lista 2), "debido a nuestra debilidad".
Consideramos profundamente equivocada esta posición. La clase obrera argentina ha demostrado en los últimos años un gran nivel de combatividad, y la conciencia general de las masas está más a la izquierda que hace una década. Existen divisiones abiertas en las direcciones de la CGT y de la CTA que podrían ser hábilmente utilizadas por el MIC para hacer valer su proyecto de democracia sindical en las bases de los sindicatos. Justamente, la aparente fortaleza de la burocracia sindical se alimenta, en gran medida, de la ausencia de una genuina oposición clasista trabajando audazmente en el seno de los sindicatos y los conflictos.
Estamos a favor de un frente único con la burocracia cuando ésta llama a la lucha, a través de nuestra agitación independiente sin mezclar nuestras banderas y consignas. Pero debemos oponernos resueltamente a un frente programático con ella, como es aparecer en una lista oficial para cargos sindicales. Cualquier posición sindical debe estar basada en nuestra presencia real en el movimiento y no en acuerdos de cúpulas, a espaldas de las bases.
Eso podría justificarse en el caso de un compañero aislado, sin organización ni programa. Pero hoy existe el MIC, que es una bandera para cientos de activistas sindicales. Aparecer junto a la burocracia en estas condiciones socava nuestro movimiento y desdibuja su perfil. Fortalece la autoridad de la burocracia sindical ante los ojos de los trabajadores que no ven diferencias entre nosotros y aquella, mientras que nos desacredita ante los obreros más avanzados que podrían ser ganados para nuestro movimiento.
Lamentablemente, se intenta buscar un atajo organizativo (una alianza sin principios con la burocracia) para resolver un problema político, que es nuestra falta de inserción en la clase. No existen atajos para resolver esta situación, de lo que se trata es de hacer lo que todavía no se hizo: intervenir abierta y audazmente en las luchas obreras con nuestras propias banderas. Esto sí nos permitirá construir bases reales en el seno de la clase que luego deben ser reflejadas en posiciones organizativas en el seno de los sindicatos.

Hay que cambiar de rumbo

Debemos superar nuestra debilidad organizativa y participar activamente dentro del movimiento obrero, como corriente sindical definida. Los plenarios nacionales deberían ser convocados cada tres meses, compuestos por delegados elegidos por las bases en plenarios regionales, y por delegados que representen a las agrupaciones y listas sindicales, adherentes al MIC. Estos plenarios deben tomar decisiones obligatorias para el conjunto del movimiento, a través del ejercicio de la democracia obrera; es decir, la mayoría es la que decide. Esta es la verdadera tradición, no sectaria ni burocrática, del movimiento obrero. Lo mismo se aplica para el funcionamiento de las Mesas nacionales y regionales.
Es hora de cambiar de rumbo. La Mesa Provisoria Nacional debe atender los reclamos de las bases. Es necesaria la convocatoria urgente de un plenario nacional del movimiento para salir de esta situación. Nadie debe temer a un debate franco, honesto y fraternal entre compañeros, si se desarrolla de manera democrática y en un espíritu constructivo. Sólo así podremos corregir las falencias detectadas y hacer avanzar nuestro movimiento para colocarlo en la posición que merece y que demandan los intereses de la clase obrera.