Catalunya ha sido la autonomía con mayor recorte en el presupuesto de educación, en dos años un 13,5%, volviendo a disponer del presupuesto del 2007, eso sí, con un IPC del 12% acumulado y 15.000 estudiantes más.
El salario de los trabajadores de la enseñanza ha retrocedido, de media, hasta niveles de 2007.
Algunos institutos empiezan a tener problemas para hacer frente a los gastos corrientes de luz y calefacción.
La respuesta no ha empezado ahora. Hay que recordar que ya el sábado 14 de mayo (un día antes del 15-M), 200.000 trabajadores nos manifestamos convocados por la Plataforma contra les Retallades, en una manifestación respaldada por sindicatos y movimientos sociales.
El día siguiente, el 15-M tuvo un gran impacto en la ciudad, con la ocupación de la simbólica Plaça Catalunya y decenas de otras plazas más en otras ciudades.
La respuesta de CiU fue la represión, con el intento de desalojo de Plaça Catalunya por la fuerza, lo único que consiguió fue fortalecer el movimiento, que volvió a tomar la plaza.
Posteriormente, en verano, miles de trabajadores de la sanidad salieron a la calle en protesta por el cierre de plantas en hospitales, cierre de ambulatorios y servicios, que suponen un despido de trabajadores y una degradación de la sanidad pública, que ya ha provocado pérdida de vidas.
Durante el verano, hubo ocupaciones de usuarios, que llevaron a cabo todo tipo de movilizaciones para impedir el cierre en decenas de ambulatorios y servicios de urgencia.
La organización
Algunos docentes habían empezado ya a organizarse, en movimientos asamblearios como Marea Groga, ante la falta de respuesta unificada de las direcciones sindicales.
Hay que recordar que los profesores ya realizamos varias huelgas durante tres años, contra la LEC, ley de educación del conseller del Tripartit, Maragall, y contra el recorte de salarios.
Estas huelgas fueron percibidas como aisladas y, a pesar de su masiva participación, no consiguieron impedir la implantación de la LEC.
La consecuencia es que muchos compañeros no entendían la necesidad de una huelga, puesto que convocada como las anteriores –de manera aislada– no era útil para derrotar las medidas de CiU.
Los dirigentes sindicales estatales seguían con su política de negociar el mal menor, sin dar una perspectiva de lucha general.
Sin aparente oposición, CiU se envalentonó y justo el día antes de las vacaciones de Navidad anunció que no pagaría la paga extra en la fecha habitual, y que parte de ella se pagaría en enero. La sorpresa fue mayor cuando vimos que en la nómina de diciembre no se nos pagaba la extra pero si se descontaba el IRPF de ésta, con lo cual el resultante era en algunos casos algo más de la mitad del sueldo.
La indignación explotó. Este día, se transformo en un día de rabia y contestación.
En un día se recogieron y presentaron miles de recursos. Los claustros empezaron a discutir qué hacer, cómo responder. Se iniciaron debates: ¿Sirve la huelga? ¿Habría que responder con una huelga indefinida? ¿Qué otras coses se pueden hacer?
La conclusión, en decenas de institutos y escuelas, fue que necesitábamos organizarnos. No basta con una jornada de huelga, que saque presión convocada por los sindicatos. Es necesario crear comités, grupos de trabajo para informar a los padres, elaborar propuestas, convencer al resto de compañeros, coordinar las diferentes acciones y unificar los diferentes movimientos.
Los compañeros que han entrado en los últimos años en las escuelas, no han participado en grandes movilizaciones, como las históricas del profesorado en los años 80. Durante años, el sindicato se ha presentado como un organismo de servicios, donde ir a asesorarte, pero no como un organismo de lucha, participación y decisión.
Ante la tibia respuesta de los dirigentes sindicales, estos compañeros han empezado a organizarse, recuperando viejas tradiciones –aunque ellos las consideren nuevas– como las asambleas decisorias, la votación del plan de lucha, etc. Esta es una consecuencia del 15-M.
La manifestación del día 28 de enero, convocada por el Foro Social, con la participación unitaria de movimientos sociales y sindicatos fue, una vez más, un éxito. Ante la aprobación de los presupuestos de la Generalitat, desde las asambleas de base se convocaron, de nuevo, asambleas y encierros en más de 60 institutos.
Como ejemplo, en Terrassa nos reunimos 150 profesores, en una asamblea modélica, con un debate político sobre las causa de la crisis y el plan de lucha a seguir. También asistieron algunos estudiantes, que empiezan a organizarse, lo cual es muy positivo. En esta asamblea participaron tanto miembros de sindicatos, como profesores sin afiliación, los veteranos en la lucha y los jóvenes. Fue muy inspiradora.
Para derrotar los planes de CiU es necesario, como primer paso, la organización y la unidad de acción. Y este paso lo estamos dando. La próxima lucha empezará desde un nivel mucho mayor.