Como socialistas nuestro deber es defender un modelo de universidad distinto que produzca conocimiento al servicio de la transformación social y al servicio de la mayoría de la población. Eso sólo puede hacerse vinculándolo con la lucha por el socialismo.
Aportes al Programa Socialista (IX)
Las universidades surgen durante la Edad Media en Europa, aunque ya existían instituciones similares en la cultura musulmana de aquel período, pero es con el largo desarrollo capitalista cuando van tomando la forma de centros especializados de formación de técnicos e intelectuales al servicio de la burguesía.
Las universidades siempre estuvieron ligadas la producción del conocimiento necesario para desarrollar las fuerzas productivas. Con la maduración del sistema capitalista, a partir del siglo XIX, las universidades europeas van tomando la forma que conocemos actualmente.
Cuando la burguesía cumplía un papel revolucionario al liquidar las rémoras políticas y jurídicas de la sociedad feudal, las universidades fueron las usinas de producción intelectual que descollaron en acompañar ese proceso al barrer con los antiguos prejuicios ligados a la religión. A medida que la burguesía fue dejando de cumplir ese papel progresista y se volcó a la reacción para mantener su control sobre la vida social, las universidades, en tanto instrumento de producción ideológica, también viraron y acogieron en su interior a tendencias reaccionarias.
Las universidades encarnan un espacio contradictorio en el que se permite cuestionar el sistema, pero según una regla no escrita que marca que, mientras el sistema no esté amenazado, puede haber cierta libertad para cuestionarlo.
Debemos remarcar este carácter condicionado desde el punto de vista de clase de las universidades. Es fundamental que no nos engañemos pensando que en ellas se persigue el saber por el saber mismo ni que los científicos, técnicos e intelectuales suspiran como almas puras al margen de la realidad tal cual es. De ninguna manera. El conocimiento que se produce en las universidades está atado a los intereses de la clase dominante, sencillamente porque fueron creadas y son financiadas para eso.
Los socialistas tenemos una tarea enorme para desnudar el carácter de clase de las instituciones universitarias y sus planes de estudio, y denunciar el divorcio entre teoría y práctica que muchos sectores universitarios defienden. Marx nos enseño que la teoría y la práctica forman las dos caras de una misma moneda, por eso es fundamental vincular la producción intelectual a las consecuencias que tiene en la realidad social. Como socialistas nuestro deber es defender un modelo de universidad distinto que produzca conocimiento al servicio de la transformación social y al servicio de la mayoría de la población. Eso sólo puede hacerse vinculándolo con la lucha por el socialismo.
En cuanto al funcionamiento de las universidades, defendemos su autonomía con respecto al Estado burgués y a la clase dominante que lo sustenta. Si bien no desconocemos que la burguesía y la derecha siempre manipularán el concepto de "Autonomía universitaria" para obstaculizar cualquier reforma universitaria progresista.
Consideramos ineludible establecer un claustro único docente en el que todos aquellos que están frente a algún curso tengan los mismos derechos y obligaciones, y no, como pasa ahora, que haya una casta de privilegiados cuyos votos valen el cuádruple que los del resto de la comunidad universitaria.
También defendemos un cambio en la representación en el cogobierno. Los estudiantes deben tener, al menos, un 50% de la representación, los docentes -todos, incluidos los ayudantes que dan clase y votan como graduados- un 30%, los no docentes un 10% y los graduados reales -aquellos que no dan clase- un 10%. Este ordenamiento puede estar sujeto a debate, pero nosotros pensamos que este es el camino.
Estamos a favor del ingreso irrestricto de todos los estudiantes y exigimos el pleno financiamiento de la Universidad a cargo del Estado, satisfaciendo todas sus necesidades de equipamiento e infraestructuras sobre la base de las necesidades democráticamente decididas por la mayoría de la comunidad universitaria y los intereses del pueblo trabajador. Y nos declaramos en contra de la existencia de universidades privadas, como coto de privilegio para los hijos de los burgueses y las clases altas.