El EZLN: las lecciones a 18 años del levantamiento (Primera parte)

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La madrugada del 1° de enero de 1994 hizo su aparición pública el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Las cabeceras municipales de 4 municipios chiapanecos, entre ellas San Cristóbal de las Casas, fueron ocupadas por miles de campesinos, mayoritariamente indígenas, que lanzaban a la nación una “Primera Declaración de la Selva Lacandona”

 en la cual se señalaban:

“Pueblo de México: Nosotros, hombres y mujeres íntegros y libres, estamos conscientes de que la guerra que declaramos es una medida última pero justa. Los dictadores están declarando una guerra genocida no declarada contra nuestros pueblos desde hace muchos años, por lo que pedimos su participación decidida apoyando este plan del pueblo mexicano que lucha por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz. Declaramos que no dejaremos de pelear hasta lograr el cumplimiento de estas demandas básicas de nuestro pueblo formando un gobierno de nuestro país, libre y democrático”. (Primera Declaración de la Selva Lacandona. Diciembre de 1993).

No había alusiones al problema indígena, el EZLN plateaba un programa que abarcaba los principales temas nacionales, al mismo tiempo proponía un llamado a todo el pueblo para sumarse a una lucha para formar un nuevo gobierno. No obstante el EZLN tenía un radio de influencia que sólo se circunscribía a una región de Chiapas y su llamado si bien fue recibido con simpatía por millones de personas  no tenía el modo de ser respondido por medio de un levantamiento general. Lo cual probó que, en nuestros tiempos, sin una organización a nivel nacional y sin un proceso agitativo y organizativo previo, todo llamado a la insurrección se desvanece. Por supuesto es justo también hacer notar por el contrario de la propaganda burguesa, que ante un llamado de este tipo y el ejemplo de la acción directa de un grupo organizado, millones de personas darían un apoyo que podría ser determinante para un triunfo.

Por supuesto la clave de la insurrección es la rapidez, especialmente si se declara la guerra al gobierno nacional, en esas circunstancias es indudable que el estado empleará toda la fuerza bruta que tiene a su disposición para sofocar el reto de las armas.

El EZLN recibió, desde el segundo día del levantamiento, una severa reacción del ejército. Cientos de campesinos indígenas fueron masacrados en los siguientes días, los medios de comunicación mostraban escenas de cadáveres apilados, muchos de ellos armados con palos o machetes. No obstante, la reacción de la mayoría de la población fue de horror e indignación ante la masacre. Así el 12 de enero, luego de masivas manifestaciones en todo el país, el gobierno declara un cese al fuego y llama a negociaciones.

La Primera Declaración era una propuesta de carácter democrático-burgués que se proponía un tránsito a la democracia, procurando condicionantes para que esa transición signifique bienestar para el pueblo, pero sin que ello implique luchar por otro sistema social. Los marxista, no obstante, mirábamos las iniciativas de tierra, techo, alimentación, salud, etc., como un elemento con el que se podía poner a debate de todos los trabajadores y en el mismo PRD la necesidad de un programa que hiciera posible todas esas demandas, un programa que no podía ser implementado bajo el capitalismo, aunque sí se podía luchar por él desde ahora. En éste sentido la Primera Declaración, aún con todas sus limitaciones, significó un paso adelante.

Múltiples sectores de la pequeña burguesía querían ver en el alzamiento zapatista, no la posibilidad de una revolución que envolviera todo el territorio nacional, sino el llamado de auxilio del indio olvidado. Ante el vacío generado por la falta de una alternativa para ir adelante en un sentido revolucionario, el movimiento de masas quedó a la expectativa, mientras que toda una ola de pequeño burgueses de distintas caretas construían un discurso orientado no a la solución de las demandas del movimiento, sino en la lógica de la paz y el diálogo.

El diálogo que el movimiento zapatista entabló en lo sucesivo fue con estos sectores, y no con las masas explotadas ya fueran del campo y la ciudad. Ello fue determinando a la larga sus tácticas políticas y, posteriormente, los elementos que se pretenden  señalar como enseñanzas históricas del zapatismo. Esto no quita que la extracción de clase de las masas zapatistas también jugara un papel, a la hora de avanzar con decisión a la toma del poder.

Incapaces para entender el proceso que se estaba desarrollando, la lógica de su estratégia política se modificó substancialmente; el objetivo del 1° de enero: derrocar al gobierno, fue sustituido por el de “alcanzar una paz con justicia y dignidad”. Esto también se tradujo en el contenido de los llamados al pueblo de México. Si en un primer momento se invitaba a levantarse en armas y “deponer al dictador” el EZLN consideró que lo más adecuado no era ya la construcción de una organización de combate, sino una amplia amalgama de fuerzas que le brindaran el sustento suficiente para enfrentar una negociación en posición de fuerza con el Estado. 1994 fue un año de transición, e inmediatamente después del asesinato de Colosio se buscó afanosamente un medio para restablecer la iniciativa política, en función de la lógica de la “paz con dignidad”.

Así se dio a conocer la ¨Segunda Declaración de la Selva Lacandona¨. La cual señala como su propuesta central: “Llamamos a la realización de una Convención Nacional, Soberana y Revolucionaria, de la que resulten las propuestas de un nuevo gobierno de transición y una nueva ley nacional, una nueva Constitución que garantice el cumplimiento de la voluntad popular”  

La convención se realizó pero no creó ningún mecanismo formal para hacer realidad las propuestas de la segunda declaración, todo en aras de la horizontalidad, es decir: no hay jerarquías, lo que en suma se traduce en: nadie tiene la obligación de hacer nada, si no hay consenso no hay acuerdos. La CND desapareció, sin pena ni gloria, en pocos meses.

Posteriormente, el 1° de Enero de 1995, se dio a conocer la ¨Tercera Declaración de la Selva Lacandona¨. En ella se sostiene por primera vez la idea de la autonomía para las comunidades indígenas como una posible salida al conflicto. El tono del discurso se va enfocando cada vez más al problema indígena como el principal eje de la lucha de los zapatistas aunque todavía señala: “La cuestión indígena no tendrá solución si no hay una transformación radical del pacto nacional. El vehículo para la construcción de este nuevo pacto es el eje básico de la Tercera Declaración: …Llamamos a todas las fuerzas sociales y políticas del país… a la formación de un Movimiento para la Liberación Nacional. Llamamos al ciudadano Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano a encabezar este Movimiento para la Liberación Nacional, como frente amplio de oposición”.

La historia del MLN fue la misma que la de la CND, nuevamente se insistía en el mismo prejuicio anti organización en el que ni siquiera se proponían acciones comunes. Mientras tanto el gobierno emprendia una terrible guerra de alta y baja intensidad que incluyó una ofensiva en toda la regla a finales de 1997, época en la cual se desarrolló la terrible matanza de Acteal. Sólo la fuertísima movilización, especialmente en las ciudades, impidió una guerra de exterminio similar a la que acontecía en esos mismos años en Colombia.

En enero de 1996 aparece una nueva declaración, la cual ya no hace llamados a desconocer al gobierno o a formar una amplia coalición para derribarlo. En esta ocasión el EZLN propone como iniciativa fundamental formar el Frente Zapatista de Liberación Nacional. El documento señalaba: “Tres nuevas iniciativas fueron lanzadas por los zapatistas como respuesta al éxito de la Consulta por la Paz y la Democracia: Una iniciativa para el ámbito internacional: llamó a realizar un encuentro intercontinental en contra del neoliberalismo. Dos iniciativas son de carácter nacional: la formación de comités civiles de diálogo con base en la discusión de los grandes problemas nacionales y gérmen de una nueva fuerza política no partidaria; y la construcción de nuevos Aguascalientes como lugares de encuentro entre la sociedad civil y el zapatismo”.

De manera realmente increíble, lejos de reconocer los errores de su política, el EZLN los fue ensalzando como virtudes. Por supuesto el FZLN tuvo el mismo destino que la CND y el MLN.  De hecho, durante todo el año de 1997, el EZLN suspende todo tipo de declaraciones al tiempo que los grupos paramilitares asolaban las zonas bajo control zapatista.

En junio de 1998 apareció lo que sería la última declaración de la selva Lacandona durante el régimen de Zedillo. En ella desaparece toda alusión a la deposición del actual régimen y a la nueva constitución.

El aspecto fundamental es la lucha “por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indios y por el fin de la guerra de exterminio”.

En el primero se señala que la forma de respuesta ante la inequidad del poder es la resistencia y el silencio “Contra la guerra no otra guerra sino resistencia digna y silenciosa”. En otro pasaje señala, en alusión a la escalada de violencia que se ejercía sobre las comunidades indígenas: “Nuestro silencio desnudó al poderoso y lo mostró tal cual es: una bestia criminal. Vimos como evitó que la muerte y la destrucción crecieran”.

Así pues, los zapatistas no contestaban a la represión, no porque no pudieran, sino porque esa era su táctica. Así que comunidades enteras se tuvieron que enfrentar desarmadas a la violencia del régimen, las mujeres campesinas, junto con sus hijos en brazos, levantaban alto su voz en contra de soldados armados hasta los dientes y su grito de desesperación, su odio ante esas injusticias, no llegaba hasta nosotros por cuestiones de táctica.

Los últimos años del régimen de Zedillo se caracterizaron por parte del EZLN por una fase de introspección de la cual sólo salieron en la fase posterior a la elección de Vicente Fox. En el próximo articulo  relataremos este proceso, por el momento hacemos énfasis en el hecho de que aquello que muchos presumen como “las enseñanzas del movimiento zapatista” en realidad fueron las fuentes de su fracaso como movimiento nacional, como dijera un celebre dicho español “promesas de victoria, jalones de derrota”.

Source: La Izquierda Socialista (México)