El escándalo de Volkswagen – ¡No se puede confiar en los patrones!

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volkswagen logo.svgLos reguladores estadounidenses han descubierto que el fabricante de automóviles alemán Volkswagen ha estado engañando sistemáticamente en sus pruebas de emisiones de gases de sus vehículos diesel, con el fin de aumentar sus beneficios. La escala del escándalo es enorme, y consecuentemente Volkswagen ha tenido que admitir la instalación de “dispositivos de desactivación” en 11 millones de sus vehículos.

Esto es probable que sea la punta del iceberg, ya que “hacer trampas” es un resultado inevitable de un sistema basado únicamente en el beneficio. En lugar de “tu no puedes hacer trampas”, el mantra de los capitalistas es simplemente ¡”tu no puedes quedarte atrás”! Volkswagen es simplemente un eslabón más en la larga cadena de empresas implicadas en prácticas de corrupción o estafa.

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos descubrió que Volkswagen ha instalado “dispositivos de desactivación” en muchos de sus modelos diesel, que pueden detectar cuando los coches están pasando por pruebas de emisiones. Durante estas pruebas, los dispositivos limitan la emisión de gases de óxido de nitrógeno nocivos hasta los “niveles seguros” requeridos por las regulaciones estadounidenses. Cuando no está en fase de pruebas, los vehículos luego arrojan al aire los gases contaminantes en una cantidad de hasta 40 veces el nivel permitido.

Esto es claramente frustratnte para los millones de clientes que pueden haber sido engañados con el pago de una prima extra por comprar vehículos diesel “limpios”. Sin embargo, todo el mundo es víctima de la contaminación del aire, que puede reducir la vida de las personas en años, y es responsable de millones de muertes anuales. No importa – piensan los capitalistas – ¡en la medida que hay que conseguir tantos beneficios como se pueda! Habiendo conseguido Volkswagen ganancias de hasta casi el 20% respecto al año anterior, sus accionistas se estaban riendo todo el camino mientras iban al banco.

No por mucho tiempo, sin embargo, ya que más de un tercio del precio de las acciones de Volkswagen se han borrado en unos pocos días. Lo que es más, Volkswagen no es la única empresa que ha perdido valor – amplios sectores de la industria del automóvil han sido arrastrados, ya que los inversores temen que esto sea sólo la punta del iceberg. Los capitalistas conocen bien su propio juego así – es decir, que el engaño es parte integrante de su sistema. Por tanto, están vendiendo sus acciones antes de que otras empresas se vean envueltos en el escándalo.

Cabe señalar que recayó en los reguladores de Estados Unidos el descubrimiento de esta crisis. Hay al menos dos posibles factores detrás de esto. En primer lugar, el gobierno de Estados Unidos ha promulgado leyes estrictas de “protección ambiental”, supuestamente pensando en los intereses ambientales del planeta. Sin embargo, los capitalistas y sus representantes en el Congreso se preocupan poco por el medio ambiente. De hecho, esas leyes están diseñadas principalmente como arma proteccionista contra las empresas extranjeras, con el fin de proteger las ganancias de las empresas estadounidenses. Este último escándalo puede ser visto como una evidencia de esto en la práctica.

En segundo lugar, la Unión Europea y, en particular, el gobierno alemán han presionado durante años a favor de normas de emisiones débiles o ineficaces, con el fin de proteger a sus propios fabricantes. Angela Merkel intervino personalmente en una cumbre de la UE en el año 2013 con el fin de debilitar las metas contra la contaminación planteadas a los fabricantes de automóviles europeos. El régimen de pruebas de la UE es ampliamente considerado como deficiente, sin embargo se ha comprobado que varios países, entre ellos Gran Bretaña, han estado presionando para que incluso las pruebas fueran menos rigurosas.

Esto pone de relieve las conexiones entre las grandes empresas y el Estado, y el hecho de que, bajo el capitalismo, los estados nacionales se ven obligados a competir por los más rentables “climas de negocios”, es decir, por favorecer grandes beneficios a costa del medio ambiente natural, de las condiciones laborales, y de la salud de las personas. De hecho, el gobierno francés, al conocer la noticia del escándalo Volkswagen, ha pedido a los fabricantes de automóviles franceses mismos que lleven a cabo investigaciones internas sobre si han empleado prácticas similares. Esto es similar a pedir a la Mafia que lleve a cabo sus propias investigaciones sobre sus propias prácticas delictivas.

El consejero delegado de Volkswagen, Martin Winterkorn, finalmente renunció varios días después de que estallara el escándalo. Sin embargo, todavía recibirá una pensión anual de 1 millón de eurps, y podría recibir una paga de 3,2 millones. ¡No está mal por la gestión de la crisdis que ha montado en su empresa! Sin embargo, la sustitución de tal o cual director general no cambiará fundamentalmente nada, ya que es la lógica del sistema de recortar gastos para maximizar las ganancias.

Marx, en El Capital, describió cómo las panaderías de la época Victoriana adulteraban los alimentos para aumentar las ganancias. Nada ha cambiado mucho hoy en día, como lo demuestra el escándalo de las hamburguesas con carne de caballo en años recientes. Debemos ser claros, esto no se limita a una o dos empresas “delincuentes”, sino que es un producto inevitable del capitalismo. Busquemos el historial de cualquier empresa importante, y no tendremos que mirar muy lejos para encontrar un escándalo reciente.

Estas empresas deben ser convertidas en compañías públicas, y funcionar democráticamente bajo el control de los propios trabajadores. Sólo cuando la producción esté para cubrir las necesidades sociales, y no para rendir ganancias, se eliminarán estas prácticas. Sólo sobre bases socialistas tendremos entonces el potencial para planificar la producción en armonía con el medio ambiente.