El bombardeo criminal de Israel sobre Gaza y la hipocresía imperialista

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Israel-Palestine-Bombs-July-2014Una tormenta de bombas y fuego grotescamente denominada “Operación Borde de Protección” ha sido desatada por el gobierno israelí contra la población civil de Gaza. En los últimos días, más de 400 toneladas de bombas altamente potenciales han alcanzado objetivos dentro de la densamente poblada Franja de Gaza, matando a más de 100 civiles, entre ellos muchos niños, e hiriendo a cientos.

Mientras tanto, Gaza está aislada de los suministros médicos y de cualquier forma de ayuda, debido a la decisión del gobierno egipcio de cerrar todos los túneles a través de la frontera, que fueron utilizados para el contrabando de armas, pero también de alimentos, combustible, medicinas y de casi todo lo que es necesario para la supervivencia de la población, con el resultado de empeorar mucho más las víctimas civiles. Este ataque lanzado por el ejército israelí no tiene ninguna justificación, a pesar de todas las excusas formuladas por los medios de comunicación internacionales.

Es repugnante ver cómo los medios de comunicación internacionales se han hecho eco de la pretensión formulada por Israel de que la campaña de bombardeos está destinada a alcanzar objetivos militares y que se está haciendo todo lo posible para evitar pérdidas civiles mediante el asesoramiento a la población de que se mantenga alejada. Esto es sólo una declaración ridícula que apesta a hipocresía. Aparte del hecho de que las llamadas “bombas inteligentes” demuestran muy a menudo no ser inteligentes en absoluto, y matan indiscriminadamente a la población civil y a los supuestos objetivos “militares”, y de que Gaza es una de las zonas más densamente pobladas del mundo (con una densidad de población de casi el doble que en el área urbana de Roma, por ejemplo), las “advertencias” a los civiles se han emitido menos de un minuto antes de atacar, por lo que es imposible para cualquier persona en los edificios elegidos como objetivo escapen materialmente de los ataques. Las noticias sobre las víctimas y los vídeos puestos a disposición por gente de Gaza en las redes sociales, muestran a niños y civiles enterrados bajo los escombros.

Cantidad desproporcionada de poder de fuego

La justificación oficial para otro bombardeo de la Franja de Gaza, después de la “Operación Pilar de Defensa” de 2012 y de la “Operación Plomo Fundido” de diciembre de 2008 es la habitual. Estos ataques son necesarios, según el gobierno de Israel, para destruir los dispositivos y las bases utilizadas para el lanzamiento de cohetes dirigidos a poblaciones israelíes, que fue decidido por la dirección de Hamas el lunes. Pero estos cohetes han demostrado ser totalmente ineficaces e inocuos para el sofisticado defensa militar israelí de detectarlos y destruirlos después de haber sido lanzados. Las poblaciones israelíes que podrían ser blancos de estos cohetes están aseguradas y disponen de refugios seguros en caso de emergencia. Prueba de ello es que las víctimas civiles hasta ahora en Israel han ascendido a cero, en comparación con más de 100 víctimas entre los palestinos. Estas cifras hablan claramente por sí solas sobre quién es el verdadero agresor y la cantidad desproporcionada de poder de fuego entre las dos partes.

Esta escalada ha capturado los titulares de las noticias internacionales, pero no es más que la continuación a un nivel superior de una realidad permanente de la violencia despiadada diaria destinada a asfixiar a la población palestina por parte del Estado de Israel. Los palestinos han estado sufriendo durante años el acoso diario constante a manos de las fuerzas armadas israelíes, con casas demolidas, jóvenes arrestados arbitrariamente y muchos palestinos asesinados, junto con altos niveles de desempleo y condiciones de vida pésimas en general. La organización israelí de derechos humanos B’Tselem ha contado 565 palestinos asesinados por las fuerzas de seguridad israelíes desde enero de 2009 (es decir, después del fin de la masacre de Gaza conocida como “Operación Plomo Fundido”, que costó la vida a 1.400 palestinos y a 13 israelíes), mientras que 28 civiles israelíes y 10 agentes de seguridad israelíes han sido asesinados en el mismo periodo. Una vez más, estas cifras muestran quién es el oprimido y quién el opresor.

El secuestro y asesinato de tres colonos adolescentes

Lo que se presenta como una secuencia de acontecimientos que conducen a medidas de represalia por ambas partes ha entrado ahora en erupción en una crisis, que podría escapar fuera de control. El ejército israelí está en el proceso de movilizar a 40.000 reservistas y Netanyahu está amenazando con enviar al ejército a Gaza, aunque sólo unos pocos miles de personas han sido movilizadas hasta ahora. Si ese fuera el caso, el número de víctimas podría aumentar de forma exponencial sin duda en ambos lados. Pero cualquier cosa que haga el gobierno israelí, esto no tiene nada que ver con la preocupación por la seguridad de sus propios ciudadanos. Derramar más sangre palestina e incluso restaurar una ocupación israelí directa de la Franja de Gaza, como algunos exigen, simplemente incrementaría la determinación de una nueva generación de jóvenes árabes para luchar contra la ocupación con todos los medios posibles.

El secuestro y asesinato de tres colonos adolescentes el 12 de junio por un grupo de incontrolados en Cisjordania supuestamente cercano a Hamas puso fin a la frágil tregua alcanzada en 2012. Esto era simplemente el incidente que fue aprovechado para elevar el nivel de tensión. En otras circunstancias, habría sido visto como otro trágico suceso en un conflicto de décadas de duración. Esta vez, sin embargo, fue utilizado como excusa para lanzar una campaña mediática histérica en torno a la búsqueda de los adolescentes secuestrados. A pesar de que hay indicios claros de que los servicios de seguridad israelíes conocieron en cuestión de horas que los tres habían sido asesinados, la campaña llamada “Devolvednos a nuestros Chicos” continuó durante semanas, con el fin de respaldar el llamamiento a un duro castigo y venganza y para organizar concentraciones en apoyo del estado sionista y así aprovecharse del ambiente de rabia en desarrollo para justificar el actual ataque contra Gaza.

Está claro que el plan para atacar Gaza es anterior al secuestro y asesinato de los tres adolescentes. El asesinato de los adolescentes simplemente ha hecho más fácil al gobierno israelí convencer a la “opinión pública” del país que tal ataque era necesario … por “razones de seguridad”.

Sin ninguna prueba firme, de inmediato, la responsabilidad de los asesinatos fue colocada en la dirección de Hamas por las autoridades israelíes. Se han planteado muchas dudas sobre qué grado de control real tiene Hamas sobre las acciones de este tipo de grupos armados, y muchos comentaristas han destacado cómo toda la operación de secuestro fue llevada a cabo de una manera poco profesional, plagada de errores que eventualmente condujeron a los asesinatos. Hamas negó toda participación, pero el gobierno de Netanyahu no ha dudado en hacerla responsable y tomar represalias con una salvaje campaña de arrestos de cientos de palestinos en Cisjordania, sin relación con el homicidio de los adolescentes.

El comportamiento particularmente brutal de las fuerzas de seguridad de Israel está a la vista de todos, con palizas sistemáticas y casos documentados de tortura de prisioneros desarmados. Incluso Human Rights Watch ha denunciado el uso ilícito de la fuerza, detenciones arbitrarias, y la demolición ilegal de viviendas, y Amnistía Internacional ha denunciado violaciones flagrantes de las leyes internacionales humanitarias y de derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad israelíes.

La respuesta de Hamas fue el lanzamiento de una serie de ataques con cohetes, que luego fueron utilizados como excusa por parte de Israel para lanzar el bombardeo desproporcionado sobre Gaza. Sin embargo, simplemente describir la secuencia de los hechos no explica las razones de esta crisis, que yacen más profundas en las relaciones de poder irresueltas en la zona, y en las consecuencias imprevistas de la intervención imperialista.

Cambio en el equilibrio de poder en el Medio Oriente

El conjunto de Oriente Medio es inestable y está plagado de crisis como consecuencia de las convulsiones revolucionarias de los últimos años y de la injerencia imperialista para tratar de cortar y enredar este proceso.

Un cambio importante en el equilibrio de poder en la región está creando una mayor inestabilidad. El resultado de la guerra civil de Siria ha fortalecido la posición de los aliados de Irán en la zona (el régimen de Assad en Siria, Hezbolá en el Líbano), con Irán surgiendo fortalecida como potencia regional. El régimen iraní ha jugado en el pasado con el aislamiento de Hamas en Gaza, ofreciéndoles algún tipo de apoyo, pero también ha estado apoyando a los rivales de Hamas, como la Jihad Islámica y una miríada de grupúsculos que no están bajo control de Hamas, que están ganando terreno.

La situación económica en la Franja de Gaza ha empeorado considerablemente como resultado de la represión del contrabando ejecutado por el gobierno egipcio, después de que el gobierno de la Hermandad Musulmana fuera derrocado el pasado verano, poniendo así a Hamas en una posición aún más difícil.

Por otro lado, la debilidad del imperialismo de EE.UU. ha emergido con claridad después de la debacle de Siria y la reciente insurgencia sunita en Irak. Los imperialistas norteamericanos están buscando ahora a Irán para que les ayude a salir del lío en que se han metido, y no pueden confiar en sus aliados tradicionales en Oriente Medio, como los Estados del Golfo y Arabia Saudí para lograr esto.

Esto también está afectando a Israel, que se siente amenazada por la creciente influencia de Irán y por lo tanto siente que necesita reafirmar su posición en la región. Por otro lado, disfruta de mayores ventajas y puede imponerse con mayor libertad por el hecho de que los EE.UU. se han debilitado. Israel está enviando un mensaje claro al gobierno de EE.UU.. Como EE.UU. no puede contar con sus aliados árabes, como los saudíes, que han estado apoyando a los yihadistas en Irak y Siria, los israelíes le están recordando que siguen siendo su punto más fuerte de apoyo en la región y que no debe ir demasiado lejos promocionando a Irán.

Por último, y no menos importante, hay una crisis social en curso, como se vio en el descontento creciente que entró en erupción con un malestar masivo en Israel en 2011 y que se refleja en una crisis permanente a nivel de gobierno (que ahora ha estallado con la ruptura de la coalición, con Israel Beitenu rompiendo con Netanyahu). Un estado de ánimo similar se ha desarrollado dentro de la Autoridad Palestina en los últimos años que se ha manifestado con una abierta insatisfacción y la erupción de protestas contra la corrupta dirección de Fatah. Todos estos factores están empujando hacia una ruptura de cualquier solución negociada de la cuestión palestina y a que los diferentes actores del conflicto traten de encontrar una base para radicalizarlo.

La radicalización del conflicto para superar los problemas internos

La clase dominante sionista requiere una situación de tensión en sus fronteras para mantener a su propio pueblo bajo control. Su gobierno ha perdido apoyo, como indicaron las grandes protestas de 2011, por lo que necesita avivar el sentimiento nacionalista para frenar la diferenciación de clases que está teniendo lugar dentro de la sociedad israelí.

La imagen en el espejo de esto es la situación en que se encuentra la misma Hamas. Al principio, cuando tomó el control de la Franja de Gaza, se presentó como que luchaba contra el gobierno corrupto de Fatah, pero ahora el pueblo de Gaza ha visto que no son diferentes.

Así ¿por qué los dirigentes de Hamas recurrieron a lo que equivale a una táctica suicida de lanzar cohetes sobre Israel? Durante años, la Autoridad Palestina, e incluso la dirección de Hamas en Gaza, han colaborado con las fuerzas de seguridad israelíes en la vigilancia y la represión de la población palestina, con la excusa de detener y desmantelar redes armadas “extremistas” como la Jihad Islámica y la aplicación de los “acuerdos de paz ” como una forma de mantener bajo control y golpear a sus opositores internos y, por lo tanto, de consolidar despiadadamente su propia posición de poder.

Con los años, esto ha llevado a la pérdida de credibilidad de los dirigentes palestinos, incluyendo a Hamas, que estaban hasta ahora en negociaciones para entrar en un gobierno de solidaridad nacional con Fatah.

La farsa de las negociaciones de “paz” expone la traición de Abu Mazén

Los dirigentes palestinos quedaron aún más expuestos en las recientes negociaciones de “paz”, realizadas bajo la supervisión de EE.UU.. El presidente palestino Abu Mazén había abandonado hace tiempo hasta el pretexto de defender el derecho de retorno de los refugiados palestinos y estaba incluso dispuesto a aceptar que el territorio de la Autoridad Palestina se redujera al 22% de la Palestina original y quedara fragmentado parcialmente en enclaves incomunicados.

Se hicieron concesiones sin precedentes a Israel. Por ejemplo, que el Estado palestino sería desmilitarizado y las milicias serían desmanteladas, las fuerzas israelíes e internacionales podrían proteger las fronteras, Jerusalén sería compartida como capital, al 80 por ciento de los colonos israelíes de Cisjordania y Jerusalén se le permitiría permanecer en sus asentamientos ilegales, y los palestinos renunciarían al derecho de retorno de los refugiados expulsados ​​de sus hogares en 1947-1949.

Esto significa, de hecho, aceptar el statu quo, pero ni siquiera eso fue suficiente para los israelíes, que se negaron a hacer concesiones.

Tanto Fatah en Cisjordania como Hamas en Gaza han estado sufriendo desde hace algún tiempo una grave pérdida de credibilidad. La decisión de lanzar cohetes por parte de Hamas representaba un intento cínico para recuperar la pérdida de credibilidad.

La decisión de lanzar cohetes contra objetivos civiles en Israel, como hemos señalado muchas veces, no puede conseguir nada en la promoción de la causa y la justa lucha del pueblo palestino por sus derechos. De hecho, es totalmente contraproducente y fortalece temporalmente la mentalidad de asedio de la mayoría de la población israelí, que es la verdadera fuente de apoyo al sionismo y a Netanyahu. Pero los líderes de Hamas tienen que recurrir a estas tácticas con el fin de recuperar la credibilidad después de años de colaboración de facto con la potencia ocupante y del deterioro de las condiciones de vida en la Franja de Gaza, que han erosionado su apoyo inicial entre la población.

Los disturbios se propagan entre los árabes israelíes

Pero no todo parece desarrollarse sin tropiezos desde el punto de vista de la clase dominante israelí. El estado de ánimo anti-palestino histérico generado por la campaña de los medios provocó una reacción en lo más profundo de la población árabe de Israel. En particular, los dobles raseros flagrantes aplicados por el Estado sionista en relación con el asesinato racista del joven palestino de 16 años de edad, Mohamed Abu Yeir, secuestrado en el este de Jerusalén y asesinado por una banda de matones, provocaron una fuerte reacción entre los árabes israelíes, los palestinos que viven dentro de las fronteras de Israel.

La semana pasada ha visto protestas sin precedentes de la minoría palestina del país, que representa alrededor del 20 por ciento de la población. Las manifestaciones comenzaron en el este de Jerusalén y luego se extendieron a otras ciudades del centro y norte de Israel. Éstas han asumido de inmediato una fuerte oposición al ataque a Gaza. Las manifestaciones tuvieron lugar el martes por la noche en Ramallah, Hebrón, Belén y otras ciudades de la Cisjordania ocupada. El principal problema al que se enfrenta la clase dirigente israelí es que el ataque a Gaza ha vuelto a despertar un sentimiento de solidaridad entre los palestinos de Cisjordania, Israel y Gaza, que Israel había estado tratando con cuidado de mantener divididos.

Planes imperialistas despedazados

El fracaso de las negociaciones de “paz” y la escalada inmediata del conflicto por parte de Israel han roto en pedazos los planes del gobierno de EE.UU. para alcanzar algún tipo de acuerdo. El presidente Obama ha salido en el periódico israelí Haaretz, con la apelación patética de que “todas las partes deben proteger a los inocentes y actuar con sensatez y moderación, no con venganza y castigo”. Cómo está aplicando Israel este consejo podemos verlo ante los ojos de todo el mundo en el bombardeo de Gaza.

En todas estas maniobras es el pueblo palestino una vez más, quien paga un precio muy alto. Ha sido traicionado una y otra vez por la Autoridad Palestina y ahora está siendo golpeado de nuevo por medios militares muy superiores. En caso de que estos eventos contribuyan al desencadenamiento de una nueva intifada, no se limitará a los palestinos de Cisjordania o Gaza, sino que afectará a los árabes de Israel también.

Solidaridad con el pueblo palestino

En este conflicto, es el pueblo palestino la víctima. Fueron expulsados ​​brutalmente de su patria histórica y han estado viviendo ya sea en campos de refugiados o en lo que equivale a la esclavitud nacional, sin un auténtico estado propio, sin el derecho a decidir sobre su propio futuro. El ataque actual forma parte de una larga serie mediante la cual la clase dominante sionista israelí mantiene su control sobre el pueblo palestino. Nuestra solidaridad con el pueblo palestino en esta situación es total.

La heroica resistencia del pueblo palestino se remonta a décadas. La victoria final, sin embargo, no se logrará con unos cohetes lanzados por Hamas. La historia de las masas palestinas tiene momentos en que su lucha impactó incluso dentro del propio Israel. Uno de esos momentos fue la primera Intifada, que vio cómo las masas estallaron contra la Ocupación. Esa lucha de masas es lo que se requiere en la actualidad. Lo que añade fuerza a la causa del pueblo palestino es la nueva situación que ha surgido desde las revoluciones en Egipto y Túnez en 2011. El resto del mundo árabe está en crisis y la revolución está en la agenda. La crisis del capitalismo mundial es la causa fundamental de esta agitación revolucionaria y esto incluso ha afectado a la sociedad israelí, con los grandes movimientos que hemos visto allí.

Las maniobras por arriba, tanto de la clase dominante sionista como de los regímenes árabes despóticos, tienen como objetivo el mantenimiento de su sistema y encontrar formas de desviar la revolución hacia la contrarrevolución. Este último ataque contra Gaza también es parte de esto.

Lo que se requiere es una posición basada en la clase obrera. No hace mucho tiempo parecía imposible que regímenes como los de Mubarak en Egipto o de Ben Ali en Túnez pudieran caer nunca, pero cayeron. Una lucha de los trabajadores israelíes y contra su propio gobierno también es posible, como hemos visto en las manifestaciones de masas en agosto de 2011.

Con esta comprensión en mente, es posible desarrollar una perspectiva basada en la lucha de clases en toda la región. La lucha de los trabajadores y de los jóvenes egipcios, iraníes, y turcos, si se extienden a todos los países, con el tiempo derribarán a las élites gobernantes en todos estos países. Dentro de esa perspectiva, es posible prever una solución genuina y duradera de la cuestión palestina, en la forma de una Federación Socialista de Oriente Medio que pueda garantizar los derechos, incluyendo la autodeterminación nacional de los pueblos que habitan la región.

¡Que se detenga el bombardeo de Gaza!

¡Fin a la ocupación!

¡Por el derecho de los palestinos a una patria dentro de una Federación Socialista de Oriente Medio!