Desde hace unas semanas, más de 70.000 trabajadores californianos del comercio están en huelga o se enfrentan a un cierre patronal de las principales cadenas de supermercados. Este sector es el peor pagado de California y, aparte de subidas salariales, exigen mejores condiciones y reducción de la jornada laboral.
A esto hay que añadir la huelga de los trabajadores del transporte público de Los Ángeles que han paralizado un servicio que afecta a 9,6 millones de residentes. En este caso el motivo del conflicto es el anuncio de la patronal del transporte que pretende imponer dos años de congelación salarial, reducir los fondos destinados a pensiones y además quieren que el aumento de los costes sanitarios salga directamente de los bolsillos de los trabajadores.