Cerca de tres meses después de la muerte de Michael Brown, un joven negro desarmado de 18 años de edad, Darren Wilson, el agente de policía que le disparó varias veces a pesar de que Brown había levantado los brazos en señal de rendición, permanece libre y seguramente en la clandestinidad. La región de St. Louis se encuentra tensa a la espera de la decisión del gran jurado sobre si debe o no presentar cargos en contra de Wilson. El crimen de Brown ha llamado la atención sobre el hecho escalofriante de que un promedio de dos hombres negros son asesinados por la policía cada semana en los Estados Unidos.
El asesinato de Michael Brown, sin embargo, no es más que otra repetición de este ciclo trágico. En muchos sentidos, fue “la gota que colmó el vaso”, abriendo una nueva etapa en el cambio de conciencia de los jóvenes estadounidenses, y de los jóvenes negros en particular.
De acuerdo con el Proyecto de Sentencia, a partir de 2013, “uno de cada tres hombres negros norteamericanos nacidos hoy puede a ir a la cárcel en algún momento de su vida.” Esta situación sólo se ha intensificado en los últimos años, y, junto con la caída en picado de las condiciones de vida y la falta de puestos de trabajo y perspectivas de la juventud, ha alcanzado un nivel intolerable. Las protestas en Ferguson y de todo el país han sido cualitativamente diferentes de eventos similares en el pasado. Una nueva generación de jóvenes está despertando políticamente y ha adquirido un sentido de su poder colectivo. Rodeados por todos lados por el racismo institucional, la intimidación policial, la brutalidad, y un futuro económico sombrío, muchos están diciendo “¡un ya basta!” y están buscando una alternativa a lo poco que ofrece el capitalismo.
“Al igual que un ejército de ocupación”
Los eventos en Ferguson repuntaron de nuevo en las dos últimas semanas de septiembre, después de pasar por un período de calma a principios de mes. A principios de septiembre, la primera reunión pública del gobierno del condado de St. Louis desde el asesinato de Michael Brown fue interrumpido por cerca de 100 manifestantes, que dijeron al jefe del gobierno local “¡ustedes son el ISIS [el nuevo grupo yihadista del Estado Islámico, NdT] para los negros!” Un intento anterior de los manifestantes de bloquear una carretera concurrida de la zona fue impedido por la policía. Luego de esto se da la quema de una estación de servicio de Ferguson, que mantiene los coches del departamento de policía, un monumento improvisado de Michael Brown en los apartamentos Canfield Green donde una vez vivió, también fue incendiado. Poco después, la policía antidisturbios se desplegó en la zona, inflamando aún más el estado de ánimo cuando varios de los policías fueron vistos vistiendo brazaletes con el slogan “Soy Darren Wilson”. Esto condujo a nuevas protestas y saqueos en la noche del 27 de septiembre con disparos contra la policía, entre ellos uno que hirió a un oficial en el brazo.
Los controles de carretera, policías con cascos, chalecos antibalas y armados con rifles de asalto han hecho sus reapariciones en las intersecciones de la zona. Ferguson, que en los últimos años se le dio el título de “Ciudad Alegre de EE.UU.” por una asociación empresarial local, en reconocimiento por sus parques, festivales callejeros y conciertos gratuitos, en estos días tiene más parecido con otro nombre, “Bagdad de EE.UU.,” dada por el Huffington Post. Así es como luce la vida bajo el capitalismo en el siglo 21.
Una vez más, las autoridades locales hicieron que la tensa situación se pusiera peor, cuando el jefe de la policía de Ferguson, Tom Jackson emitió una disculpa en vídeo a los padres de Michael Brown. Lesley McSpadden, la madre de Brown, no se conmovió y dijo a un entrevistador de la AP que Jackson debería ser despedido, y Michael Brown padre, dijo que en vez de una disculpa preferirían ver a Darren Wilson arrestado por matar a su hijo. Después, el jefe Jackson, vestido de civil, salió de la comisaría de policía de Ferguson y trató de unirse a una marcha de protesta. Pero una riña estalló y varios manifestantes fueron detenidos. Desde entonces, las pequeñas protestas diurnas han crecido y se han convertido en grandes protestas nocturnas.
La imagen de los policía armados hasta los dientes, con gases lacrimógenos, cañones de sonido, helicópteros con luces intensas apuntando hacia abajo, y vehículos blindados en las calles de una ciudad estadounidense ha sorprendido a mucha gente. En verdad, al ver estas cosas de cerca, se tiene la sensación de estar bajo una ocupación militar extranjera. Desde el presidente Obama a Rand Paul, a varios “expertos” en los medios de comunicación, muchos han expresado su temor a este estado de cosas. Algunos han puesto en duda la política de una década del Pentágono de proporcionar a los departamentos de policía locales equipo militar. Pero a pesar de las objeciones retóricas de Obama y las de Paul, es la necesidad de mantener el sistema que ellos defienden -el capitalismo- lo que ha llevado al aumento de los cuerpos policiales.
Como explicamos en nuestro documento, Perspectivas para la Revolución de los Estados Unidos, la crisis del sistema capitalista ha tenido un impacto importante en la capacidad de la clase dominante para gobernar y mantener su posición en la sociedad. El capitalismo de Estados Unidos llegó a la cúspide de su poder en el momento de la caída de la Unión Soviética, y desde entonces, ha estado pasando por un período de declive prolongado. La crisis económica de 2008, así como la actual “recuperación” de los desempleados, sólo ha ampliado la enorme brecha entre una pequeña minoría, obscenamente rica de capitalistas en un polo de la sociedad, y la gran mayoría de la clase obrera en el extremo opuesto. Incluso organizaciones como Stratfor están preocupadas por el futuro, prediciendo de algún modo la agitación social en los EE.UU. Como señalamos en nuestro documento de perspectivas:
“En respuesta, una de las alas de la clase dominante le gustaría ofrecer algunas modestas concesiones, pero no hay dinero para hacerlo. Por otro lado, podemos ver el surgimiento de lo que puede ser descrito como leves tendencias bonapartistas parlamentarias, con una artera transgresión de las libertades civiles básicas, aumento de la vigilancia y la presencia policial, represión de las protestas, etc. Sin embargo, a diferencia de los que se encogen en un miedo casi supersticioso ante el poder del Estado, entendemos que leyes como la Ley Patriota y la vigilancia de la ANS (Agencia Nacional de Seguridad) de cualquiera y todas las comunicaciones es un signo de debilidad, no de fortaleza”.
¿Estamos de acuerdo con aquéllos que exigen que el Pentágono detenga la militarización de la policía? Sí, pero no sin señalar que con o sin este tipo de equipo militar, el rol que juegan las fuerzas de policía en la sociedad sigue siendo el mismo. Por ejemplo, las fuerzas de policía en la era de los Derechos Civiles “sólo” tenían porras, pistolas, perros y cañones agua, y sin embargo, reprimían brutalmente el movimiento. Las fuerzas policiales son una parte de la maquinaria del Estado capitalista, y serán utilizadas para romper huelgas, criminalizar a segmentos enteros de la población, disolver las protestas, y en general ser utilizadas como ariete para mantener a la clase obrera “en su sitio”.
“¿Control de la Comunidad?”
En respuesta a las tácticas de control con mano dura, muchos han exigido el “control comunitario” de la policía, donde incluso algunos grupos de izquierda se han hecho eco de la misma demanda. Si bien entendemos lo que muchas personas tratan de decir cuando exigen el “control de la comunidad sobre la policía,” hay que señalar que esta idea es en realidad engañosa. Antes de que se pueda hablar en serio de control de la policía, tenemos que preguntarnos, ¿quién controla el Estado? Para los marxistas, el Estado incluye la policía, los tribunales, las prisiones, los militares, todos los departamentos del gobierno, así como el Congreso de Estados Unidos, el Estado y los gobiernos locales. El Estado no existe en el vacío, sino que es creado por la sociedad que la rodea. Vivimos en una sociedad de clases, donde en un extremo hay una pequeña minoría, la clase capitalista, que a través de su propiedad de los bancos y las grandes corporaciones tiene un enorme poder concentrado en sus manos. En el otro extremo se encuentra la gran mayoría, a la clase trabajadora. En la sociedad capitalista, son los capitalistas los que forman la clase dominante, con el apoyo de los generales de las fuerzas armadas, la administración pública, entre otros, lo que significa que son los que en última instancia “tienen el sartén por el mango”. En resumen, el Estado actual está diseñado para servir a sus intereses y mantener el capitalismo.
Hoy en día en los Estados Unidos, muchos funcionarios, como los miembros del Congreso y el Presidente son elegidos cada dos o seis años. A nivel estatal y local, los representantes locales, los jueces, los consejos escolares, alcaldes y algunos jefes de policía también son elegidos. Sin embargo, estos funcionarios electos representan sólo una pequeña minoría de todas las personas que trabajan en una u otra forma dentro del Estado. La mayoría son personas trabajadoras regulares, al igual que los trabajadores de correos y maestros. Pero hay otra capa en el extremo superior de la función pública, un “ejército no elegido” de personas que están a cargo de ejecutar muchos aspectos del día a día de la sociedad y que tienen una enorme cantidad de poder. Van desde los Generales y Almirantes, el Jefe del Estado Mayor, en el Pentágono, el FBI, la CIA y la Agencia Nacional de Seguridad, hasta los departamentos estatales y locales de la policía y las diferentes agencias y departamentos del gobierno. Luego está la Corte Suprema no elegida y nombrada de por vida. No nos equivoquemos al respecto: estas personas están muy estrechamente ligados a la clase capitalista y son expertos en el funcionamiento de la sociedad en los intereses de la minoría, en contra de los intereses y deseos de la mayoría.
En realidad, a pesar de la elección de algunos funcionarios del Estado bajo el capitalismo, quienes a su vez no están bajo ningún “control” real de la clase obrera, una vez que son elegidos, la gran mayoría de los que tienen el poder real en el Estado son desconocidos y están fuera de cualquier “control ” por la clase trabajadora que constituye la mayor parte de los votantes y la población. Si no podemos realmente “controlar” el Congreso o el presidente, ¿cómo podemos controlar a los policías no elegidos y que no rinden cuentas, y que están en primera línea frente del Estado capitalista? Incluso si, por ejemplo, hubiera un partido obrero de masas en los Estados Unidos que eligiera a muchas personas al Congreso sobre un programa socialista, su capacidad para aplicar plenamente la voluntad de la mayoría se vería obstaculizada y saboteada por esta burocracia estatal.
Los policías son una fuerza armada organizada. ¿Cómo podemos nosotros, la clase trabajadora, siendo una fuerza desarmada no organizada, tomar el control de la policía? Eso nunca ha sucedido en la historia, y por desgracia, nunca lo hará. Como León Trotsky explicó una vez: “En cuestiones de la vida y la muerte, los argumentos basados en la razón nunca han sustituido a los argumentos de la fuerza. Esto puede ser triste, pero así es. No somos nosotros los que hemos hecho este mundo, no podemos hacer nada… excepto tomarlo tal como es.” La verdad es que nunca podremos controlar el Estado capitalista y sus fuerzas de policía (o el Ejército o cualquier otro componente clave del Estado).
En concreto, en aquellas ciudades donde algo parecido a lo que algunos han llamado “control comunitario” se ha logrado, estos han sido en su mayoría “juntas civiles.” Sin embargo, no hay mucho “control” genuino con estas juntas, ya que sólo son capaces de revisar los casos después de los hechos. Ellos no ejercen ningún control real sobre la policía. En el caso de Ferguson, hasta ahora el jefe de la policía local, ni siquiera se ha visto obligado a dimitir, y mucho menos hay alguna posibilidad real de “control de la comunidad”.
Otra idea propuesta para cambiar la forma en que las fuerzas de policía de Ferguson y otras partes similares operan es contratar a más agentes de policía negros, o por lo menos, agentes de la policía que realmente vivan en las comunidades a las que se supone deben servir. Si bien entendemos la motivación de esta demanda, una vez más tenemos que señalar que esto no va a solucionar el problema de fondo. La policía en muchas partes del país, especialmente en las comunidades predominantemente negras, se parece mucho más a los soldados que patrullaban un lugar como Faluya, Irak, que a Barney Fife caminando tranquilamente en torno a la pequeña ciudad de Mayberry, en Carolina del Norte.
Hay una mentalidad de “nosotros contra ellos” en muchos departamentos de policía, lo cual es un reflejo de la realidad material. Financieramente hablando, para cubrir sus presupuestos crecientes, después de todo, ¡tienen que pagar por ese nuevo vehículo blindado! Muchos departamentos -fijan cuotas exigentes para multas e infracciones añadiendo una carga adicional sobre los trabajadores y los trabajadores pobres, que a menudo se ven envueltos en órdenes judiciales por cosas como la falta de pago de multas de tráfico o por un registro del vehículo tardío. En Ferguson y los otros municipios que lo rodean, “la Corte Nocturna” siente como que el feudalismo nunca se abolió realmente, con largas filas de gente esperando para pagar pequeñas cuotas para el local barón ladrón ( juez) o para pedir un poco más de tiempo .
Estos departamentos de policía “flexionan sus músculos” sobre una base diaria, acosando residentes en los barrios más pobres con detenciones “al azar”, mantenimiento altas tasas de arresto haciendo un gran esfuerzo incluso por ir tras de las más insignificantes ofensas (delitos o faltas percibidas), patrullando como soldados que someten a una población extranjera rebelde, y en general aterrorizando a los residentes y especialmente a los jóvenes. En concreto, es más fácil para estos departamentos de policía utilizar “gente de fuera”, como su ejército sobre el terreno, debido a que estos funcionarios tienen poca o ninguna conexión directa con las personas y comunidades a las que “sirven”. También hace que la moral entre la policía sea más fácil de manejar. Si estos mismos departamentos se basaran en los oficiales de los mismos barrios, sería más difícil mantener la moral. Pero la simple contratación de agentes de policía negros en comunidades como Ferguson no va a “resolver” nada, porque al final del día, la propia institución y su propósito siguen siendo contrarios a los intereses de la mayoría.
Esto no quiere decir que todos o incluso la mayoría de los oficiales de policía sean máquinas racistas sin sentimientos Para muestra un ejemplo, especialmente en instituciones como las fuerzas de la policía, se puede encontrar verdaderamente exhibiciones repugnantes de seres humanos, envenenados por el odio, el racismo, el sexismo y los “ismos” que aún no han sido categorizados. Sin embargo, estos son una minoría. En el caso de Ferguson, por ejemplo, después de la primera semana de grandes enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, varios departamentos de policía del área que llegaron como refuerzos se retiraron de la zona, todos citando diferentes razones del porqué de su decisión, a pesar del hecho de que “la ley y el orden” aún no se había establecido. Una razón probable fue el hecho de que a medida que las cosas se intensificaron, muchos, o por lo menos un par de agentes de la base de oficiales, debieron tener fuertes dudas u oposición de ser utilizados para reprimir. Por ejemplo, ya que aún no ha sido acusado o dado ninguna entrevista, ni siquiera sabemos si el propio Darren Wilson es un racista, o lo que lo motivó a matar a Michael Brown. Posiblemente, lo que llevó a matar a Wilson Brown fue lo mismo que empuja a los soldados a matar a civiles en las ocupaciones militares en el extranjero, “miedo”. Cuando se viste a la gente con uniformes y se les da armas y se les hace que patrullen a diario, rodeado de personas que los hacen ver como el “enemigo,” ocurrirán tragedias como ésta. En este sentido, hay que decir que la muerte de Michael Brown fue un crimen cometido por el capitalismo, que utiliza agentes de policía como perros de ataque, sólo para mantener el sistema en descomposición.
Las demandas como el “control comunitario de la policía”, por tanto, pueden ser bien intencionadas, pero en la práctica sólo pueden servir para desorientar y confundir a aquellos que están tratando de encontrar una alternativa. Lo que debemos explicar es la necesidad de un tipo diferente de Estado, un Estado obrero, en el que la mayoría controlaría no sólo las palancas fundamentales de la economía, sino del gobierno también. Esto transformaría por completo las relaciones entre las personas y el carácter del Estado. La necesidad de la policía que se coloca por encima del resto de la población es una función de la sociedad capitalista y la escasez. Sobre la base de la abundancia socialista, no habría ninguna necesidad objetiva de una fuerza tal.
Elección 2014
McCulloch, un demócrata, gobierna sin oposición, sin embargo, más de 10.000 votantes escribieron nombres en las listas de candidatos en su contra (presumiblemente, muchos de ellos decían “Mike Brown”). En octubre, Zaki Baruti, un antiguo activista de la zona que era una de las caras públicas de las protestas Ferguson, comenzó una campaña a favor de una candidatura independiente para ejecutivos del condado de St. Louis, centrándose en la demanda para eliminar a McCulloch de su cargo. Baruti recibió alrededor de 33.000 votos en la elección local de un total de aproximadamente 275.000 votos emitidos en una elección de baja participación. Mientras que su campaña fue organizada como un voto de protesta a menos de un mes antes de la elección, y carecía de recursos más allá de la información persona a persona y pancartas en las manifestaciones, el propio voto de protesta se dividió por partes entre la clase dirigente Demócrata local y un ala de la dirección del movimiento de las protestas de Ferguson.
El Partido Demócrata, sin duda ha estado pasando por una crisis. En el condado de St. Louis, que vota principalmente Democrátas, el partido local ha dado desde hace mucho tiempo a los votantes negros como seguros. El ejecutivo local, que envió al departamento de policía militarizada del condado era un Demócrata, y el gobernador del estado quien llevó a la Guardia Nacional y la Patrulla de Caminos es también un Demócrata. No mucho tiempo después del anuncio de la campaña de Zaki Baruti, un grupo de oficiales electos del área Demócrata negra anunciaron que estaban llamando a los votantes a apoyar a Rick Stream, el candidato Republicano para ejecutivo del condado. Su motivación para apoyar al Republicano, quien entre otras cosas apoya las leyes más duras para los votantes que sólo presentan un documento de identificación, restringir el acceso a abortos, etc. era para “enviar un mensaje” a la dirección del partido Demócrata local y, al hacerlo, de alguna manera ganar “influencia” en el partido. Por cierto, los dos principales candidatos de los partidos estaban de acuerdo en una cosa: que si las protestas estallan en el futuro, que están a favor de la institución de la ley marcial. Al final, el candidato Demócrata, Steve Stenger, que está estrechamente vinculada a Bob McCulloch, pudo ganar la elección.
La lucha en Ferguson ha molestado a la vieja dinámica, pero es imposible crear una alternativa real para el “status quo” dentro de los límites de los dos partidos que defienden ¡lo mismo! Seamos claros: esto no es nada más que “el mal mayor” y al igual que su gemelo “el mal menor,” que traen el mismo resultado: el mal. La única alternativa real para los dos partidos que defienden el statu quo del racismo, la desigualdad, y el capitalismo es romper con ellos y formar un partido obrero de masas que luche por políticas socialistas.
La farsa judicial
Una de las demandas concretas del movimiento de protesta fue la remoción de Robert McCulloch, el Fiscal del Condado de St. Louis. Durante la última década, la oficina de McCulloch ha llevado casos de homicidios de la policía a los tribunales sólo 4 veces, y en cada caso falló a favor de los policías involucrados, incluyendo un caso de 2011 en que los policías del condado fueron capturados con un video disparando a muerte a dos hombres desarmados mientras estaban sentados en un automóvil estacionado fuera de un restaurante de comida rápida.
A pesar del desencadenamiento de protestas masivas, y del incómodo foco de atención de los medios de comunicación, poniendo en apuros a las autoridades locales, el gobernador Demócrata del estado, Jay Nixon, ha permitido a su compañero Demócrata McCulloch mantener su puesto de trabajo y dirigir el curso que los tribunales toman en este caso. Un gran jurado ha sido convocado el cual decidirá si procede o no con los cargos en contra de Darren Wilson en el transcurso del año. Sin embargo, en lugar que la oficina del Fiscal abra un caso al gran jurado a favor o en contra de los cargos a Wilson, simplemente han descargado la masa desorganizada de evidencias sobre el jurado y le ha dicho a los juristas que tomen su propia decisión.
Esto podría parecer a primera vista “imparcial”, pero en realidad, nueve de cada diez veces en casos como éste, cuando se le preguntó a un gran jurado “tomar su propia decisión” para acusar o no a un oficial de policía, ellos no votaron la acusación. Los miembros del jurado son, en efecto, residentes locales democráticamente no “acabados”, no son “profesionales” legales, y dentro de los confines de las salas de audiencias pueden ser susceptibles a la influencia de los abogados y los jueces. Es muy claro que McCulloch está tratando de dirigir los tribunales lejos de cualquier juicio a Darren Wilson, al tratar de protegerse a sí mismo y los demás profesionales y respetables verdugos en el sistema de “justicia”, de la evidente ira popular si se le permite salir libre a Wilson. Hasta el momento, parece que todavía se está preparando otra farsa judicial, y, como señalamos en un artículo anterior, los tribunales probablemente tratarán a Darren Wilson con guantes de seda.
¿Por qué está pasando esto? En los Estados Unidos, muchas personas ponen una gran cantidad de confianza en los jueces, fiscales, y en la supuesta “imparcialidad” de los tribunales. Los programas de televisión como “Ley y Orden” y “CSI” siguen siendo populares debido al “valor de entretenimiento” de un asesinato-misterio sino que también sirven para reforzar la fe de muchos en la imparcialidad y la objetividad del sistema legal. Pero la realidad es muy diferente. Vivimos en una sociedad de clases, y la justicia como tal, es la justicia para la minoría rica, no la mayoría trabajadora.
Formalmente hablando, todos somos “iguales ante la ley.” Durante más de 50 años, a los trabajadores negros y los jóvenes también se les han garantizado la igualdad formal ante la ley. Sin embargo, el estadista griego Solón lo planteó así: “Las leyes son como las telas de araña, los pequeños cae en ellas los atrapan, pero los grandes las rompen y escapan.” La igualdad formal sobre el papel no significa una verdadera igualdad. Lo que llamamos “la ley” en la sociedad capitalista no es la ley en abstracto, fuera del tiempo y el espacio, sino que es la ley burguesa. En última instancia, Michael Brown no fue asesinado por cualquier “crimen”. Lo mataron porque en esta sociedad desigual, brutal, la maquinaria de los tribunales, la policía, el ejército, se utiliza como un regulador entre los que tienen y los que no tienen el Estado.
El papel de los tribunales en el capitalismo en situaciones como ésta es de algún modo diferente al papel desempeñado por la policía. Mientras que la policía usa armas como porras, cañones de sonido y gases lacrimógenos para hacer retroceder a las masas, los tribunales utilizan el manto de la “imparcialidad”, centrando la atención en pequeños detalles y procedimientos secretos que consumen mucho tiempo. Su objetivo es “enfriar” el movimiento para y, finalmente, disminuir aún más el movimiento de la lenta roca de la “justicia”, como los “expertos”, quienes están alejados de la gran mayoría de la sociedad, y que deciden los grandes temas entre sí.
Los defensores “respetables” del status quo como el presidente Obama, el fiscal general Eric Holder, Jay Nixon y Robert McCulloch no están dispuestos a hacer concesiones reales, a pesar de la seria advertencia que representan las protestas y enfrentamientos. Esto se debe a que en una época de austeridad, la única manera de que puedan defender el statu quo es por la fuerza. Así como millones vieron por sí mismos los enfrentamientos en Ferguson, que esto no significa sólo el uso de la fuerza sino un exceso de fuerza brutal. El capitalismo simplemente no tiene nada que ofrecer a la clase obrera y la juventud. El sistema no puede proporcionar a los jóvenes puestos de trabajo o un futuro. Ellos quieren seguir usando la fuerza policial como un ariete para atomizar a la clase obrera, y para asegurarse de que la mayoría se mantenga a raya y no trate de influir en el curso de los acontecimientos en la sociedad. El mensaje que están enviando es muy claro, a pesar de las cortinas de humo sobre una investigación del Departamento de Justicia de los Estados Unidos en los acontecimientos, y de las súplicas de Obama a la calma y la moderación. Sin embargo, como la erupción de las protestas en agosto demostró, los trabajadores negros y los jóvenes en particular, han llegado al límite de su paciencia.
Socialist Appeal exige que Darren Wilson sea acusado y juzgado en un tribunal libre de interferencias como las de McCulloch. Pero hay que tener claro que, no importa cómo transcurra el proceso contra Darren Wilson, a menos que nos deshagamos de este sistema podrido, habrá más “Michael Browns” en el futuro.