Los resultados del Caucus en Iowa están ahí. Bernie Sanders, que se identifica como socialista y pide una “revolución política contra la clase multimillonaria”, fue derrotado por Hillary Clinton por un mero 0,3% -mucho menos que el margen de error estadístico. Hace un año, Clinton fue designada para alcanzar la nominación del Partido Demócrata sin oposición. Sanders fue retratado, en cambio, como un candidato de protesta irrelevante al que sacaba una ventaja de 50 puntos.
Millones de trabajadores y jóvenes estadounidenses están buscando desesperadamente una salida a la desolación del capitalismo norteamericano y, sin la alternativa de un partido obrero, Sanders ha llenado el vacío. A pesar de la maquinaria de Clinton y del Partido Demócrata y los millones que reciben de las grandes empresas, el mensaje populista de izquierdas y reformista de Bernie Sanders, ha encontrado el eco en muchos trabajadores y jóvenes, como lo indica el hecho de que haya recibido millones de dólares en contribuciones con un promedio de 27 dólares por persona.
Hemos explicado muchas veces que el Partido Demócrata no es ni democrático ni un partido, en el sentido usual de la palabra. Es una máquina electoral capitalista tremendamente corrupta sin un programa unificado y sin estructuras organizativas internas democráticas a través de las cuales la base pueda controlar a sus líderes. La gran mayoría de los votantes simplemente “se identifican a sí mismos” como Demócratas o Republicanos, ya que no hay criterios establecidos para ser militante. Aunque muchos trabajadores votan por los Demócratas y son animados para ello por los dirigentes sindicales (las más de las veces como un “mal menor”), los sindicatos son vistos simplemente como otro “grupo de interés”, casi similar a los grupos de presión, y no tienen ninguna conexión formal u orgánica con el partido.
La verdad es que Sanders en realidad podría haber ganado la votación en Iowa, a pesar de la forma en que los delegados fueron asignados en las diferentes circunscripciones del caucus de forma sesgada contra él. Al parecer, la maquinaria del Partido Demócrata funcionó muy mal manejada en muchas asambleas y cuando los números no cuadraban, se “resolvía” con una moneda al aire, sobre todo a favor de Clinton. Este es literalmente el supuesto proceso “democrático” al que se ha reducido la disputa de la pre-candidatura.
Como informó The Atlantic: “el lanzamiento de monedas es una característica de larga data de los caucus Demócratas, y los juegos de azar en realidad tienen una larga historia en la decisión de cerrar competencias electorales en los EE.UU…. Y su uso pone de relieve el hecho de que incluso pequeños cambios en circunscripciones individuales pueden tener un enorme impacto en una carrera tan apretada como ésta”.
Por otra parte, cuando se perfora la demografía de los asistentes a los caucus, es obvio que las cartas ya están echadas desde el comienzo. El Proyecto Caucus de Iowa, una organización independiente de la Universidad de Drake, dedicada a la investigación de los caucus, ofrece una mirada profunda del tipo de personas que participan en los caucus al principio. Primero y ante todo, los que están más cerca del partido son los más propensos a participar, y la mitad son de 45 años o más. Sanders, que sólo se convirtió en Demócrata durante la carrera, consiguió un dominante 84 por ciento del voto de los menores de 30 años. También fue notable que entre los que dijeron que estaban participando en los caucus por primera vez, Sanders superó a Clinton por 59% a 37%. Si nos fijamos en la votación por los ingresos de los hogares, también podemos ver que los de hogares más ricos eran más propensos a votar por Clinton. En los hogares con un ingreso inferior a $ 30.000 al año, Sanders superó a Clinton por 57% a 41%, mientras que entre los que ganan más de $ 100.000 al año, Clinton venció Sanders por 55% a 37%. Esto demuestra que Sanders ha logrado entusiasmar en particular a los participantes jóvenes, a los más pobres y a los nuevos.
Pero entrando en las primarias, Sanders tuvo que librar una dura batalla contra el aparato del Partido Demócrata. Iowa tiene más de 3,1 millones de personas, pero menos de 180.000 participaron en el caucus Demócrata.
El Partido Demócrata inclina la balanza
Los primeros disparos sonaron en octubre de 2015, cuando la vicepresidenta del Comité Nacional Demócrata (DNC, sus siglas en inglés), la Representante Tulsi Gabbard de Hawai, apareció en televisión pidiendo más debates. Esto habría favorecido a Sanders, a quien ni de lejos se le había sacado al aire mucho tiempo en los principales medios de comunicación. El razonamiento de Gabbard era “dar al pueblo estadounidense la oportunidad de escuchar a estos candidatos a la presidencia, para escuchar lo que tienen que decir, que rindan cuentas por sus puntos de vista y sus posiciones.” La respuesta del aparato del Partido Demócrata al llamamiento de la Sra Gabbard fue anularle la invitación para asistir puntualmente al primer debate. El propio comentario de la Sra Gabbard sobre el incidente casi no requiere comentario adicional: “Es muy peligroso cuando tenemos gente en posiciones de dirección que utilizan su poder para tratar de hacer callar a los que no están de acuerdo con ellos… Cuando me inscribí para ser vicepresidenta del DNC, nadie me dijo que estaría renunciando a mi libertad de expresión y comprobarlo al serme cerrada la puerta”.
Más tarde, como resultado de los continuos errores técnicos del proveedor del DNC, el director nacional de datos de Bernie Sanders, Josh Uretsky, pudo acceder indebidamente a los datos de la campaña de Clinton. Aunque la campaña de Sanders inmediatamente despidió a Uretsky, su acceso al fichero nacional de electores del DNC –un documento de gran valor sobre el cual gira las operaciones de campaña– fue congelado. La historia tomó un giro extraño cuando se reveló que Uretsky fue recomendado por el propio DNC y que el DNC proporcionó los registros de datos que muestran el acceso al comité de campaña de Clinton y no al de Sanders. Un asesor no identificado de Sanders fue tan lejos como para insinuar que el incidente fue posiblemente fabricado: “No sé podrían conectar más claramente ambas entidades [el DNC y el comité de campaña de Clinton], [y] aquí estamos siendo atacados por esas dos entidades cuando, de hecho, ellos recomendaron a este tipo para nuestra campaña”. La debacle culminó el 18 de diciembre ¡cuando el comité de campaña de Sanders presentó una demanda contra el propio DNC!
Frente a esto, la campaña de Sanders solicitó al Estado burgués asistencia en la lucha contra posibles conductas de complicidad del aparato. A continuación, respondió apelando a sus partidarios para recaudar fondos con un correo electrónico que puso de relieve la conducta impropia del partido: “La realidad es que la enorme participación que hemos tenido en nuestras reuniones, nuestra sólida recaudación de fondos, nuestra base de voluntarios, y nuestro rápido aumento en las encuestas han provocado que el Comité Nacional Demócrata inclinara la balanza en apoyo de la campaña de Hillary Clinton”. Un millón de dólares fueron conseguidos en un solo día, mostrando el enorme apoyo a Sanders. Esto debería servir para mostrar la verdadera naturaleza del capitalista Partido Demócrata.
El día de los caucus, la campaña de Sanders advirtió de las alarmantes señales de que la campaña de Hillary podría recurrir hasta al juego sucio. El USA Today se ha preguntado si fue proclamado el ganador correcto, el Des Moines Register informó de las dificultades que tuvieron las circunscripciones donde ganó Sanders para informar de su victoria, y la campaña de Sanders criticó al partido del Estado de Iowa por los fallos en la recolección de votos. Algunos incluso han insinuado que podría haber habido fraude. Al final, la campaña de Sanders ha admitido que el resultado real nunca se sabrá.
Incluso si Sanders consiguiera la victoria en la mayoría de los próximos caucus y primarias, a menos que él consiga un resultado arrollador, lo que es cada vez más improbable, tendría que afrontar el aspecto más antidemocrático de todo el proceso de selección: los “superdelegados”.
Estos “superdelegados” no son electos y son asignados de forma automática, en base a su condición de dirigentes del partido actuales o anteriores, o de funcionarios del partido elegidos. Estos delegados representan aproximadamente el 30% de todos los delegados en el congreso del partido. Sirven como un “control de seguridad” para asegurar que el partido sigue estando bajo el control del aparato, mientras que se sigue ofreciendo la ilusión de la contribución democrática de los simpatizantes del partido. Esto significa que Sanders podría conseguir más delegados que Clinton en las diversas primarias y caucus de los estados y aún así perder la nominación. Sobre la base de un informe reciente de AP, Clinton ya se ha embolsado la gran mayoría de los superdelegados. El director de campaña de Sanders cree que en base al buen resultado mostrado por Sanders hasta ahora “los superdelegados cambiarán de opinión y vendrán hacia él.” Esto podría ser categorizado como ilusorio, en el mejor de los casos.
¿Qué pasaría si Sanders se convirtiera en el candidato y luego consiguiera la victoria en las elecciones generales? Él estaría bajo una dura presión para poner en práctica, incluso la más modesta de sus propuestas progresistas. En condiciones de crisis capitalista su programa, pese a que es moderado, no puede ser llevado a la práctica. La clase dominante de Estados Unidos no puede permitir la introducción de una licencia adecuada para los padres, la atención universal de la salud, la matrícula gratis en la universidad, un salario mínimo vital, etc. Y si él no lo acepta y entra en conflicto con ella, como hemos explicado antes, se vería obligado a luchar contra toda la clase dominante, algo que él mismo parece reconocer cuando ha explicado la necesidad de construir un movimiento político. Sin embargo, tal movimiento no se puede crear en el interior del Partido Demócrata capitalista. Él sólo podría contar con relativamente pocos recursos dentro de una organización extremadamente hostil. Tsipras en Grecia, al menos tenía su propio partido y aun así se vio obligado a capitular ya que no estaba dispuesto a romper con el capitalismo. Esta es una lección importante.
En caso de no ganar la nominación Demócrata, aún podría presentarse como independiente, a pesar de que se han perdido muchos meses jugando con las reglas del DNC, en lugar de construir una máquina electoral independiente y trabajar para romper los vínculos entre los sindicatos y los Demócratas. Si él cumple su promesa de llamar a votar a Clinton si ésta ganara la nominación –un llamamiento a favor del status quo después de meses de convocar a una “revolución” sólo provocará más desilusión y confusión en millones de trabajadores y jóvenes. Pase lo que pase, las presiones que se acumulan dentro del Partido Demócrata se acentuarán en formas que son difíciles de predecir, y podemos decir con confianza que los días del duopolio Demócrata-Republicano están limitados.
La maquinaria del Partido Demócrata que trabaja en contra de Sanders se remonta a un largo camino. Fue construido originalmente como un partido de propietarios de esclavos con una maquinaria inimaginablemente corrupta (como Tammany Hall), y después de la Guerra Civil se transformó en un partido de los segregacionistas de Jim Crow. Después del enorme auge del movimiento obrero en la década de 1930, cínicamente se transformó en el “amigo progresista de los trabajadores” con el New Deal, que, lejos de ser “socialismo”, fue una serie de programas diseñados para salvar al capitalismo de sí mismo. ¿Cómo se pueden tener ilusiones en el mismo responsable del internamiento forzoso de los japoneses y alemanes estadounidenses, de la guerra de Vietnam, del Tratado de Libre Comercio, y de la aplicación de la Ley Taft-Hartley, por no hablar de la financiación de los fundamentalistas islámicos como Osama Bin Laden, y la deportación de la mayor cantidad habida nunca de trabajadores indocumentados en la historia? Si eres un trabajador y deseas una vida mejor para ti, tu familia y tu clase no puedes luchar por ello a través del Partido Demócrata.
Los próximos años tienen muchas lecciones amargas esperando. Muchos trabajadores y jóvenes, que han acudido a Sanders porque quieren un cambio fundamental, aprenderán de esta experiencia y estarán a la búsqueda de ideas verdaderamente revolucionarias. Comenzando por las capas avanzadas, proseguiremos cortando la niebla y la confusión fomentada por la clase dominante y sus medios de comunicación.
Nuestra tarea es explicar pacientemente que el programa presentado por Sanders, y que ha generado tanto entusiasmo, sólo puede lograrse mediante la ruptura con el capitalismo y la puesta en práctica de una transformación socialista de la sociedad. Con la explicación paciente del ABC del marxismo, nuestro análisis de la crisis del capitalismo, y la necesidad de una revolución socialista, muchos se sentirán atraídos por las ideas de la Corriente Marxista Internacional.
Después de Iowa, que ha confirmado un enorme apoyo de Sanders, es de esperar que la máquina Demócrata y los medios de comunicación capitalistas intensificarán su campaña contra él. Quedará claro para muchos que los Demócratas no pueden servir como un vehículo para el cambio, para un cambio fundamental –para un cambio verdaderamente revolucionario.
Que un candidato que se describe a sí mismo como socialista, que deja al descubierto el hecho de que la política estadounidense está manipulada por las grandes empresas y que llama a una revolución política, esté atrayendo a grandes multitudes y un apoyo masivo, incluso en las zonas tradicionalmente conservadoras del país, muestra el potencial que existe. Sin embargo, aquellos que se imaginan que los Demócratas pueden ser un vehículo para el cambio que tantas personas quieren y necesitan sólo encontrarán decepción. Incluso antes de anunciar formalmente su candidatura, Socialist Appeal advirtió que no se puede usar el Partido Demócrata para proporcionar a los trabajadores el partido que necesitan. Fue un error de Sanders dirigir de nuevo a los que están hartos del status quo hacia el Partido Demócrata, que, al igual que los Republicanos, es un partido de, por y para las grandes empresas, vinculado estrechamente con el Estado.
El potencial que existe sólo puede realizarse en la forma de un partido obrero independiente de la clase basado en los sindicatos, y luchando por un programa socialista. Aunque la trayectoria exacta de este camino no se puede predecir de antemano, será en estas líneas como la tercera revolución americana saldrá victoriosa. ¡Te invitamos a unirte a nosotros y que nos apoyes en nuestros esfuerzos.