Huelga general del 4 de febrero en Grecia: un renacimiento de la lucha de masas

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Un análisis realizado por los compañeros griegos de la Corriente Marxista Internacional de la huelga general del pasado jueves 4 de febrero, un importante desarrollo político que marca una nueva etapa en la lucha de clases. Pero ¿a dónde debería ir ahora el movimiento?

Los obreros, campesinos, autónomos, jubilados y las capas más pobres de la sociedad todos se unieron en un frente de lucha de masas en todo el país en la huelga general del 4 de febrero.

La huelga de veinticuatro horas del día de hoy, convocada por GSEE y ADEDY (las Centrales Sindicales de los sectores privado y público) fue una verdadera huelga general, después de un período de más de tres años durante los cuales dichas movilizaciones fueron pobremente seguidas.

La participación de la clase obrera en la huelga de hoy, tanto en el sector público como en el privado, fue más grande que las dos anteriores huelgas generales de noviembre y diciembre del año pasado. Esta vez, sin embargo, hubo una participación excepcionalmente alta de las clases medias bajas, que han sido alcanzadas duramente por los recortes en las prestaciones sociales y por las demás exigencias del tercer Memorándum.

Se está formando un frente común. Abogados, ingenieros, pequeños empresarios, y muchos otros sectores profesionales, junto con los agricultores que han estado en un estado de agitación en los últimos días, se están uniendo a la clase obrera en todo el país.

Las concentraciones de masas fueron las más nutridas en cuatro años, no sólo en Atenas y Tesalónica, sino en todas las ciudades. Sólo en Atenas una estimación aproximada sugiere que habría alrededor de 100.000 personas en las dos concentraciones (a saber, las convocadas por GSEE-ADEDY y por la fracción sindical del Partido Comunista, el PAME). En comparación con las dos últimas huelgas se produjo un aumento de la participación de grupos provenientes de sus centros de trabajo, y también en la participación de trabajadores más jóvenes.

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La participación de los desempleados y pensionistas fue notable, igual que la de las agrupaciones de masas de los trabajadores autónomos. Las concentraciones en Tesalónica y Patras fueron excepcionales, siendo tan participativas como la de Atenas.

La asistencia en otras ciudades importantes como Heraklion, Larissa, y muchas ciudades provinciales más pequeñas también fue impresionante. Los consejos locales de sindicatos, las asociaciones profesionales y científicas, y los comités de coordinación de los agricultores combativos lograron movilizar a miles, muchos de los cuales estaban participando en concentraciones por primera vez.

La huelga de hoy marca claramente un avance importante en la lucha de clases. Pero también debe ser entendido como un desarrollo político importante. Los ataques generalizados del gobierno, en una “santa alianza” con los prestamistas y la clase dominante, están afectando comprensiblemente a un amplio espectro de trabajadores pobres en las ciudades y el campo. En combinación con el ejemplo combativo proporcionado por levantamiento de los agricultores, la clase obrera y las capas sociales más pobres están una vez más tomando las calles.

La conmoción y parálisis de las masas obreras después de haberse entusiasmado y votado orgullosamente “NO” (OXI) en el referéndum de julio de de 2015 para ser luego traicionadas abiertamente por Tsipras, está empezando a desaparecer. Apenas siete meses después de la conmoción causada por la traición de SYRIZA, las masas están mostrando signos tempranos pero inequívocos de que tienen la intención de volver a entrar al escenario y recuperar el control de su propio destino.

Esta es una clara respuesta a las diversas Casandras progubernamentales o de “izquierda” que han estado sugiriendo que “las masas toleran pasivamente, o incluso apoyan, los esfuerzos del gobierno”, o que “las masas han sido derrotadas y que el movimiento OXI se ha disipado”.

El capitalismo griego ha estado permanentemente al borde de la cesación de pagos. Para sobrevivir, se ve obligado constantemente a apilar sobre los hombros de las masas una medida insoportable tras otra. No ha podido “disfrutar” de ningún período duradero de estabilidad social ni política. Enfrentadas al aumento de los ataques contra sus niveles de vida, las masas trabajadoras se han visto obligadas a movilizarse una y otra vez, mientras que sacan al mismo tiempo nuevas conclusiones políticas.

La burguesía griega tiene muchas razones para estar preocupada. El brote potencial de una nueva ronda de movilizaciones de masas acerca la defunción del gobierno de SYRIZA-ANEL. Se acerca la perspectiva de un nuevo gobierno pro-austeridad que gozaría de una mayoría más amplia en el Parlamento. El “capital político” de Tsipras se está agotando en un momento en que el tradicional campo político burgués parece extremadamente frágil, a pesar del impulso a Nueva Democracia tras la elección de su nuevo líder, Kyriakos Mitsotakis.

En realidad, la burguesía griega sólo vio en el giro pro-memorándum de la fracción de Tsipras una solución temporal a sus problemas. Se siguen encontrando políticamente con sus “espaldas en la pared”.  Las masas trabajadoras y pobres, a pesar de la aplastante pobreza que están sufriendo, a pesar de las traiciones, a través de sus acciones son capaces de determinar los acontecimientos políticos.

La huelga general de masas de hoy, y las concentraciones de masas en todo el país, plantean en realidad la necesidad apremiante de intensificar la lucha de clases. Los sindicatos, los comités de coordinación de los agricultores, junto con los diversos sindicatos y asociaciones profesionales, deben coordinar su lucha en una nueva huelga general de 48 horas.

Las fuerzas de la izquierda anti-memorándum y anticapitalista (Partido Comunista griego/KKE, Unidad Popular, Antarsya, etc.,) deben promover la formación de comités de lucha en cada centro de trabajo y barrio, con el fin de prepararse seriamente para tal huelga.

Sobre la base de la probable respuesta de masas de la clase obrera a esa convocatoria sería necesario intensificar la lucha más allá. La lucha debe ser seriamente organizada para una huelga general por tiempo indefinido, hasta que se retiren las precondiciones del Memorándum. Deberían forzarse nuevas elecciones para elegir un gobierno dispuesto a abolir la memorándums, dispuesto a cancelar la deuda, y dispuesto a erradicar el poder económico y político de los bancos y de la oligarquía capitalista griega. La llegada al poder de tal gobierno abriría el camino para el final de la austeridad y el derrocamiento de la barbarie capitalista en toda Europa.

(Escrito el 4 de febrero de 2016)