ECUADOR: ¿EXISTEN CONDICIONES PARA UNA REVOLUCIÓN SOCIALISTA?

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Ecuador se encuentra hoy en día en la mira de los noticieros internacionales y es foco de atención de todos los revolucionarios del mundo debido a los acontecimientos políticos que se están generando en las últimas semanas. Pero más allá de la propuesta de convocar a una Asamblea Constituyente que modifique el marco político y jurídico de este país, cabe preguntarse si existen condiciones para que al igual que en el caso venezolano el proceso de cambios pueda evolucionar hacia una revolución socialisialista .

ARTICULO ESPECIAL ENVIADO DESDE QUITO

Ecuador se encuentra hoy en día en la mira de los noticieros internacionales y es foco de atención de todos los revolucionarios del mundo debido a los acontecimientos políticos que se están generando en las últimas semanas. Pero más allá de la propuesta de convocar a una Asamblea Constituyente que modifique el marco político y jurídico de este país, cabe preguntarse si existen condiciones para que al igual que en el caso venezolano el proceso de cambios pueda evolucionar hacia una revolución socialista .
Después de la aplicación de las políticas neoliberales dictadas desde Washington en América Latina, los niveles de pobreza y marginalización tanto en el campo como en la ciudad se incrementaron geométricamente año tras año. La reducción criminal de la inversión pública en salud y educación, la disminución de los aranceles para la importación de productos agrícolas y manufacturados, la liberación de precios y del mercado laboral, provocaron una caída estrepitosa en el nivel de vida de la población retrocediendo los índices de vida a niveles de los años 50.
Ecuador, país fundamentalmente agrícola, sufrió con gran rigor la aplicación de los paquetes neoliberales de los años 90. La ruina del campo y de la mediana industria generó tales niveles de desempleo que 3 millones de ecuatorianos se han visto forzados a emigrar a Europa y Estados Unidos, lo que ha provocado un grave desequilibrio social y productivo en este país de apenas 13 millones de habitantes.
Aunado a la aplicación de la políticas económicas neoliberales, Ecuador ha tenido que sufrir el plagio de una de las oligarquías más ladronas y antinacionales de América Latina que amparadas por los Estados Unidos provocaron la bancarrota nacional a finales de los 90, huyendo los banqueros con mas de 10 mil millones de dólares. El país quedó a la deriva, implantándose la dolarización de la economía con todo el costo social y económico que esto representa.
Debido a su estratégica ubicación latitudinal, a su frontera amazónica y a la existencia de petróleo y otros minerales de uso militar, Ecuador se ha convertido en apetecible bocado para el imperialismo norteamericano. Algunos analistas de izquierda sostienen que EEUU maneja un plan a largo plazo para apoderarse del país al estilo de Puerto Rico. Fomentan la inestabilidad política y alimentan los apetitos separatistas de la oligarquía de Guayaquil para provocar la disolución nacional y justificar su ocupación. La dolarización y la base militar de Manta serían el inicio de la consolidación del plan imperialista.
En todo caso existen en Ecuador sobradas condiciones objetivas para que se produzca una salida revolucionaria por parte de las masas y los sectores nacionalistas y patrióticos de la nación. De hecho desde finales de los 90, durante los gobiernos neoliberales que produjeron la bancarrota nacional, se puede decir que el país ha vivido en un permanente estado prerrevolucionario, que ha hecho crisis en diversas oportunidades provocando la caída de varios gobiernos, tanto por maniobras de la propia oligarquía como en el caso de Abdalá Bucaram como por la movilización de las masas como en los casos de Yamil Mahuad y Lucio Gutiérrez. La falta de una dirección política acertada ha impedido el triunfo de la revolución
Después de un reflujo revolucionario de 2 años se produce una nueva escalada con el triunfo electoral de Rafael Correa y su proyecto de transformación radical de la sociedad a través de una Asamblea Nacional Constituyente, impulsado tanto por el desesperado anhelo popular de cambio como por la influencia de los vientos revolucionarios que soplan por todo el continente, agobiado por el peso del capitalismo y la expoliación imperialista.

LA DIRECCIÓN POLÍTICA DEL PROCESO DE CAMBIOS

Venezuela y Ecuador a pesar de ser ambos países latinoamericanos y semi coloniales, presentan importantes diferencias en su composición social y cultural que impiden hacer paralelismos en sus procesos políticos. Pero si algo tienen de semejanza es en la ausencia de un partido político dotado de un programa revolucionario que le de sustento y direccionalidad al proceso revolucionario.
Si pasamos revista por la situación de la izquierda histórica, nos encontramos con un panorama poco esperanzador. La única organización estructurada, con capacidad de movilización e influencia en algunos sectores sociales es el Partido Comunista Marxista-Lenista del Ecuador PCML, cuyos militantes muy activos son conocidos como los “chinos”, por la tendencia maoísta-estalinista predominante en la organización. El Partido controla el gremio de profesores universitarios y de secundaria y tiene cierta influencia en algunos sectores de la clase trabajadora a través de la UGT. Su frente electoral logra colocar algunos diputados en el Congreso Nacional .
Los camaradas del PCML, han decidido su apoyo al proyecto constituyente del presidente Correa, y se han mostrado muy activos y a la vanguardia en las diferentes movilizaciones populares que se han realizado en los últimos días en la capital. El vinculo con Correa pareciera por ahora como de tipo táctico.
En relación al sector de las nacionalidades indígenas que constituyen un importante porcentaje de la población ecuatoriana cabe destacar que el mismo se encuentra en un proceso de recomposición de su liderazgo tras el duro golpe sufrido por su vinculación orgánica con el gobierno del traidor Lucio Gutiérrez. Muchos de sus líderes salieron desprestigiados por su vinculación política con el coronel y por haberse involucrado en casos de corrupción. Hoy por hoy algunos de sus principales cuadros son fichas del partido Sociedad Patriótica liderado por Gutiérrez que, junto a la derecha histórica, lleva adelante las acciones reaccionarias en contra del proceso constituyente.
No obstante la complejidad de este sector social, heterogéneo tanto en lo cultural como en la composición de clases (existe lucha de clases en su seno) están emergiendo liderazgos nuevos comprometidos también con el presidente Correa y su proyecto de cambios.
En relación al Movimiento País, principal organización electoral que le dio soporte a Correa para ganar las elecciones, el mismo presenta una composición social bastante heterogénea y una organización frágil e inconsistente. En su seno hacen vida activistas provenientes de diferentes sectores del espectro político desde la centroderecha hasta la izquierda socialista. Sus bases están constituidas fundamentalmente por habitantes de las barriadas de las principales ciudades del país, esperanzados por la promesas electorales de Correa y con una importante dosis de clientelismo electoral. Muchos se acercan a las sedes del Movimiento País reclamando alguna dádiva por su participación en el proceso electoral, rémoras de una cultura política implantada por los partidos tradicionales de la oligarquía durante décadas como en el resto de Latinoamérica.
El Movimiento País carece de un programa político que lo defina más allá de impulsar a la Asamblea Constituyente. Durante el proceso electoral se construyó una alianza con diferentes organizaciones sociales y populares denominada Alianza País.
En vista de lo anterior tal parece que, como en el caso venezolano, el peso de la conducción política radica fundamentalmente en el prestigio y popularidad del líder, en este caso del presidente Rafael Correa. A diferencia de Chávez, Correa realiza una carrera política forjada en pocas semanas, emergiendo su popularidad tras ser destituido del gobierno interino de Palacio que sustituyó a Gutiérrez, donde ocupaba la cartera de comercio, por sus simpatías con el presidente Chávez y la revolución bolivariana.
Correa es costeño, de la provincia de Guayas, de origen social humilde, su madre los levantó trabajando como lavandera. Debido a su alto rendimiento académico fue beneficiario de becas que le permitieron cursar sus estudios hasta graduarse en Economía. Tuvo militancia durante sus años universitarios en sectores socialcristianos. Ha realizado estudios en el exterior, tanto en los EEUU como en Europa y está casado con una belga. A su regreso a su país tras culminar sus estudios, trabajó en proyectos comunitarios en poblaciones indígenas donde aprendió a hablar el quechua, idioma mayoritario en la población indígena del Ecuador.
Durante la campaña electoral confrontó radicalmente a los partidos y líderes de la oligarquía, señalándoles sus responsabilidad criminal en la situación socio-económica del país. Se proclama bolivariano, alfarista (del líder liberal ecuatoriano del siglo XIX, derrocado y asesinado por la oligarquía, de quien se dice es descendiente Correa) igualmente se ha proclamado como socialista. Ofreció cambios radicales en lo político, económico y social que se plasmarían en una nueva constitución con criterios de democracia participativa “Revolución Ciudadana” la denominó. Con estos ofrecimientos logró despertar a las masas del reflujo revolucionario en que se encontraban, logrando una contundente victoria sobre el oligarca Álvaro Noboa, el hombre mas rico del país.
A diferencia de lo que muchos en la izquierda pensaban, Correa no cambia su discurso político una vez llegado al poder. Ha mantenido su confrontación visceral con la oligarquía y sus operadores políticos, señalándoles su responsabilidad criminal por la situación económica y social del país por lo cual lo acusan de estar llevando al país al caos, de querer enfrentar a unos ecuatorianos contra otros. Firmó el decreto de convocatoria a la Asamblea Constituyente el día de su juramentación, lo cual ha generado una obstinada resistencia obstruccionista por parte de la derecha. Igualmente ha dado muestras de su compromiso con los pobres al aumentar el bono de ayuda a los pobres de 15 a 30 dólares, e incrementó el bono a la vivienda. Realiza gabinetes itinerantes en el interior del país en contacto directo con las comunidades, por lo cual la derecha lo acusa de “ populista” y de no trabajar como presidente sino como “político”.
En el plano internacional, ha reiterado la no renovación de la base militar estadounidense de Manta cuyo convenio firmaron los gobiernos rastreros de la derecha y el cual vence en 2009. Igualmente ha estrechado vínculos con el gobierno venezolano con quien firmó un acuerdo petrolero. Venezuela también ha comprado bonos de la deuda ecuatoriana. En la última reunión de presidentes de MERCOSUR se mostró muy entusiasta con la integración latinoamericana y se ha anunciado un probable regreso de Ecuador a la OPEP.
Al parecer, todo indica hasta ahora que Correa es un hombre honesto, con gran motivación para realizar trasformaciones estructurales y radicales que modifiquen la situación de pobreza extrema en que viven la mayoría de los ecuatorianos. No tiene orientación marxista, ni una dirección partidista marxista que le permita visualizar el mapa de la tormenta revolucionaria y contrarrevolucionaria que se le viene encima. Impresiona con buen instinto político como quedó evidenciado al hacer un llamado el pasado sábado al pueblo a salir a las calles pacíficamente para detener la ofensiva derechista que se desató esta semana a través de los medios, a los cuales acusó de mafias. Muchos dirigentes del Movimiento País con los que había conversado días antes me habían señalado lo “imprudente” de una movilización popular en estos momentos.

REFLEXION Y PRONOSTICOS

El destino de la revolución en Ecuador está por verse. Lamentablemente la clase trabajadora luce desarticulada después de los porrazos sufridos tras la aplicación de los paquetes neoliberales, que generó cientos de miles de desempleados, contratación y tercerización del trabajo. Correa ya anunció cambios en la Ley del Trabajo neoliberal que consagra la tercerización y el pago por horas.
La base de apoyo se asienta fundamentalmente en las comunidades pobres del campo y la ciudad, en las organizaciones indígenas. El liderazgo recae absolutamente en Correa. En el sector militar no se sabe si se mueven corrientes patrióticas que simpaticen con el proyecto de Correa, hasta ahora luce como un peligroso enigma. Sabemos que la lucha de clases se reproduce intensamente en las FFAA y esto debe estar ocurriendo, como en el resto de la sociedad.
Por ahora pareciera que la derecha no está dispuesta ni siquiera a llegar a la constituyente, tal vez se miran en el espejo de la oligarquía venezolana. De llegarse a la constituyente la oligarquía sabe que el movimiento de Correa arrasaría y la constitución sería ciertamente mortal a sus intereses. El apoyo popular mayoritario y el contexto internacional y latinoamericano le ponen cuesta arriba los planes abortivos a la derecha, quien en su desesperación amenaza abiertamente hasta con la desmembración del departamento de Guayas, en boca del propio Alcalde de dicha ciudad, el oligarca Jaime Nebot.
Los EEUU, empantanados en la Guerra de Irak, y un gobierno imperialista muy debilitado en lo interno limitan una posible agresión. El clima revolucionario predominante en el continente y el apoyo decidido de la revolución venezolana y de la cubana para impulsar misiones educativas y de salud, y apoyar financieramente al país, sin duda alguna afianzarían en las masas el proceso revolucionario haciendo mas difícil su reversibilidad.
Por ahora las movilizaciones de calle que he presenciado en Quito han sido moderadas, lo cual habla de cierto nivel de escepticismo en las masas. Es necesario casar a las masas con la revolución, para que salgan a defenderla masivamente como en Venezuela y Cuba cuando se vea amenazada, lo cual sin duda alguna va a ocurrir y tal vez muy rápidamente dada la rapacidad y ferocidad de una oligarquía felona, acostumbrada a controlar al país en su puño.
Y definitivamente urge la construcción de un partido revolucionario socialista, marxista, que aglutine a la clase trabajadora , a los campesinos, a los pobres de la ciudad, estudiantes, mujeres y hombres patriotas, militares nacionalistas opuestos a los proyectos imperiales que buscan acabar con el Ecuador como nación. Un partido socialista marxista, democrático, despojado de dogmatismos y sectarismos, que sirva como instrumento de navegación al presidente Correa y al pueblo ecuatoriano para moverse acertadamente en el mar huracanado de la revolución.