Deuda Externa: tras la borrachera, viene la resaca

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Tras el “éxito” del canje de la deuda “en default”, donde el 76% de los bonistas privados aceptó finalmente una quita del 49% en el valor de sus bonos, la realidad implacable viene a confirmar que mientras más exitosa es la borrachera más dolorosa es la resaca.

Aumentan los pagos mientras congelan los gastos en salarios, salud y educación

Tras el "éxito" del canje de la deuda "en default", donde el 76% de los bonistas privados aceptó finalmente una quita del 49% en el valor de sus bonos, la realidad implacable viene a confirmar que mientras más exitosa es la borrachera más dolorosa es la resaca.

Embargo de bonos en EEUU

Así, el resto de los bonistas que no aceptaron el canje (fundamentalmente grandes firmas financieras conocidas como "fondos buitres" que compraron los bonos de la deuda "en default" a pequeños ahorristas a precios de liquidación) continúan exigiendo el pago íntegro de los $20.000 millones que poseen en dichos bonos. Por eso presentaron una demanda ante la justicia norteamericana para que embargaran los bonos de la deuda "en default" que sí entraron al canje y que están depositados en los bancos norteamericanos listos para ser canjeados por los bonos nuevos que el gobierno esperaba emitir el mes de abril. Ahora esta operación se paralizó, lo mismo que el pago de los intereses de la deuda nueva comprometidos con los bonistas que entraron al canje hasta que no se produzca una decisión firme de la Corte de Apelaciones de Nueva York sobre este tema.

Si la justicia norteamericana falla a favor de los demandantes, el gobierno argentino se encontraría en una posición muy difícil y no tendría otra opción que arreglar un acuerdo con estos parásitos para reabrir de alguna forma el canje de la deuda que ya se cerró, arreglo que implicaría un aumento de la deuda externa por un monto mínimo de 10.000 millones de dólares, si estos "fondos buitre" aceptaran la quita del 49%, lo que no es muy probable salvo que medie una fuerte presión del FMI en ese sentido. Esto situaría el monto de la deuda argentina, en cifras absolutas, en más de 140.000 millones de dólares, la misma cantidad que tenía justo antes de la declaración del "default" en diciembre del 2001.

El gobierno cede a las presiones del FMI

Aquí, el FMI no juega de neutral. Aunque no pidió expresamente al gobierno argentino que reabriera el canje de la deuda sí le exigió que acordara algún tipo de arreglo con estos bonistas, independientemente de lo que dictamine la justicia norteamericana, lo que es lo mismo.

Lo que se esconde detrás de esta posición del FMI no es difícil de entender. Que un país como Argentina decida unilateralmente dejar de reconocer la deuda de una parte de sus acreedores es un precedente muy peligroso y tentador para otros países deudores con problemas de liquidez.

Por eso está chantajeando al gobierno argentino, dando largas al acuerdo para refinanciar la deuda argentina con el FMI, el BID y el Banco Mundial, sin el cual Argentina debería pagarles este año un monto de 4.500 millones de dólares, de los que el gobierno argentino ya giró por este concepto 1.450 millones de dólares en el primer trimestre del año. Pero el problema es que el gobierno argentino sólo tiene presupuestado 6.000 millones de dólares para atender sus pagos de deuda en el 2005, mientras que sin el acuerdo con el FMI los compromisos de pago alcanzarían los 10.000 millones de dólares.

Para cerrar la pinza de la presión, también el FMI pretende obligar al gobierno no sólo a que renueve todos los contratos con las privatizadas que gestionan la mayoría de los servicios públicos y energéticos, a pesar de que éstas incumplieron largamente sus compromisos de inversiones en infraestructuras y mejoras de los servicios prestados, sino que acepte sus pretensiones de suba de tarifas.

La misma deuda que antes del “default”

La cosa se agrava todavía más porque el 40% de la deuda argentina está en pesos indexada con la inflación, como resultado del nuevo canje. Así, se estima que si la inflación de este año alcanza el 10% como se pronostica, la deuda pública aumentará en cerca de 5.000 millones de dólares.

Así las cosas el Estado argentino deberá buscar liquidez tomando nuevos préstamos y disparando exponencialmente el monto de la deuda pública, o bien sacrificar gran parte de las reservas del Banco Central (estimadas en unos 20.000 millones de dólares) con el grave riesgo de dejar completamente desprotegido al país ante la más mínima turbulencia financiera.

En cualquier caso, haya o no acuerdo final con el FMI, con los "fondos buitre" o con las privatizadas, las consecuencias para los trabajadores y nuestras familias serán un ajuste permanente en los gastos públicos con las consecuencias que todos conocemos para alimentar a un puñado de parásitos que lucran con el hambre del pueblo.

Kirchner está vinculado por mil y un hilos a los intereses capitalistas del país e internacionalmente. Podrá ladrar, pero no morder. La burguesía argentina está incapacitada para desafiar al imperialismo hasta las últimas consecuencias, declarando ilegítima y fraudulenta la deuda externa, porque teme el cierre del crédito y de los mercados internacionales para sus productos, y porque ella misma lucró estatizando sus deudas privadas en el pasado y participa con sus negocios bancarios de este saqueo atroz del pueblo trabajador argentino.