La expulsión, a comienzos de febrero, de la consejera de la Embajada de Venezuela en Washington, Jeny Figueredo Frías, en represalia por la expulsión de Venezuela de John Correa, agregado naval de la embajada de EEUU, acusado de espionaje con la colaboración de militares venezolanos, es la punta del iceberg de la nueva campaña del imperialismo norteamericano contra la revolución bolivariana. La expulsión, a comienzos de febrero, de la consejera de la Embajada de Venezuela en Washington, Jeny Figueredo Frías, en represalia por la expulsión de Venezuela de John Correa, agregado naval de la embajada de EEUU, acusado de espionaje con la colaboración de militares venezolanos, es la punta del iceberg de la nueva campaña del imperialismo norteamericano contra la revolución bolivariana.
Para ello no duda en utilizar tanto las maniobras diplomáticas como el espionaje y la compra de militares venezolanos con el fin de organizar la caída del gobierno del presidente Chávez. El retiro de las candidaturas de la oposición en las pasadas elecciones del 4 de diciembre para la asamblea nacional fue el primer paso de este nuevo ataque.
Venezuela es el lugar donde la revolución se encuentra más avanzada en América Latina , y esto junto a garantizar el control del suministro de petróleo, es otro de los motivos de la intervención contra Venezuela por parte de la administración norteamericana.
La revolución bolivariana se ha convertido en un faro para los oprimidos de todo el continente, no tan solo por el ejemplo de lucha sino también en la medida en que ha vuelto a poner la idea del socialismo en primer lugar en la conciencia de millones.
Cuando hablamos de la revolución venezolana hablamos, en el fondo, de la revolución latinoamericana y mundial. El imperialismo, para llevar a cabo sus planes, tiene que romper la resistencia de las masas que luchan por transformar la sociedad.
La ofensiva diplomática y la criminalización de la Revolución Bolivariana
Al mismo tiempo que trata de conspirar con militares venezolanos, la ofensiva diplomática aumenta. El eje central es insistir en la ilegitimidad del gobierno bolivariano, que en Venezuela no se respetan los derechos democráticos, y así criminalizar al gobierno bolivariano y a la revolución.
Al mismo tiempo presionan, sobornan e intentan comprar algunos mandos del ejercito venezolano para organizar un golpe de estado contra la revolución. Ambas tácticas se solapan. Todo ello dirigido a impedir la reelección del presidente Chávez en las elecciones de diciembre y si fuera posible tumbar su gobierno y la revolución.
Sin embargo la correlación de fuerzas es extraordinariamente favorable para la revolución. La base social de la contrarrevolución está muy debilitada tras las sucesivas derrotas en los últimos años.
Las elecciones a la Asamblea Nacional fueron un triunfo de las candidaturas bolivarianas, sin embargo demostraron que es necesario movilizar a las masas, a los trabajadores y pobres venezolanos para que la victoria se complete. Al no organizarse la movilización de las masas en esas elecciones del 4 de diciembre, la participación que históricamente es baja en estos comicios se mantuvo, ayudada con el boicot de la oposición.
Los sectores reformistas que dentro del movimiento bolivariano pensaban que, tras la victoria en el referéndum revocatorio, la conspiración de la oligarquía y el imperialismo iba a terminar, estaban muy equivocados.
Correctamente, el presidente Chávez planteó que para ganar las elecciones presidenciales de diciembre hay que reactivar las UBE’s, Unidades de Batalla Electoral, para organizar a la población, empezando a montarlas desde ahora.
Estas UBE´s no deben quedarse en el terreno electoral, es necesario que se conviertan en la estructura estatal alternativa al actual Estado de la V república que sigue siendo en su esencia el viejo Estado burgués de la IV república y que es un foco de corrupción y burocratismo, es decir un foco contrarrevolucionario.
Unidades de Batalla por el Socialismo
Estas unidades de batalla electoral, UBE´s, deben servir como unidades de batalla por el socialismo, UBS, antes y después de las elecciones de diciembre. Deben elegir delegados, que sean revocables en todo momento, y luego coordinarse a nivel municipal, estatal y nacional. Sobre esta base sería posible organizar una auténtica democracia participativa y protagónica, la democracia obrera.
Al mismo tiempo que las UBS luchan por garantizar la reelección del presidente Chávez deben impulsar la lucha por el socialismo en Venezuela, siendo las asambleas de base quienes organicen la sociedad sobre bases socialistas. Es necesario ocupar las industrias y ponerlas a funcionar para que el gobierno bolivariano las nacionalice. Sólo la clase trabajadora junto a las comunidades pueden frenar el sabotaje. En este sentido la UNT debe ponerse al frente de las UBS, organizarlas desde las fábricas y empresas de todo el país, y coordinarlas con las comunidades. El gobierno bolivariano debe nacionalizar la banca y la industria básica y ponerlas bajo el control de los trabajadores e implementar la planificación democrática de la economía venezolana frente al cierre de empresas y el sabotaje económico de los capitalistas.
En el mismo sentido se debe acelerar la formación de la reserva y el armamento general del pueblo, para la defensa de la revolución tanto de cualquier amenaza exterior como de la interior.
Sólo la movilización y la organización de la clase trabajadora para expropiar a la oligarquía y planificar democráticamente la economía del país, podrá terminar con el capitalismo y derrotar definitivamente esta nueva ofensiva del imperialismo.