Después de las elecciones ¿A dónde va Alemania?

Alemania sufre el mayor período de inestabilidad desde la posguerra. Los dos grandes partidos, socialdemócratas (SPD) y demócrata cristianos (CDU/CSU) perdieron votos y bancas, quedando cabeza a cabeza con alrededor de un 35% de los votos, y ningunopudo conseguir la mayoría electoral necesaria. La clase dominante había preparado todo para un ataque frontal contra la clase obrera una vez que sus partidos estuviesen en el poder (CDU/CSU-derecha- y FDP-liberales) después del descrédito sufrido por los los socialdemócratas tras 8 años en el gobierno. Alemania sufre el mayor período de inestabilidad desde la posguerra. Los dos grandes partidos, socialdemócratas (SPD) y demócrata cristianos (CDU/CSU) perdieron votos y bancas, quedando cabeza a cabeza con alrededor de un 35% de los votos, y ninguno pudo conseguir la mayoría electoral necesaria. La clase dominante había preparado todo para un ataque frontal contra la clase obrera una vez que sus partidos estuviesen en el poder (CDU/CSU-derecha- y FDP-liberales) después del descrédito sufrido por los socialdemócratas tras 8 años en el gobierno.

El resultado más relevante de las elecciones fue la irrupción del Partido de la Izquierda, una fusión del PDS (con base principalmente en el este) y del WASG (principalmente en occidente), una escisión por la izquierda de militantes del SPD y sindicalistas. Consiguió 54 bancas y un porcentaje de votos del 8,7%. Aunque los políticos burgueses y los socialdemócratas hicieron todo lo posible para desacreditar al Partido de la Izquierda con una campaña de calumnias y mentiras, éste consiguió avanzar en todos los frentes, en el este y en el oeste. Su grupo parlamentario incluye varios dirigentes sindicales muy conocidos e incluso destacados ex-dirigentes del SPD como Oskar Lafontaine o Ulrich Maurer.

La “Gran Coalición”

El voto al Partido de la Izquierda ha jugado un papel decisivo para impedir una mayoría de derecha. Además, tanto el SPD como los Verdes tuvieron que girar sus discursos hacia posiciones más radicales para llamar la atención de los trabajadores, prometiendo mantener el equilibrio social y defender los intereses de los trabajadores normales. Estas elecciones reflejaron un giro a la izquierda en la política alemana ya que los diferentes partidos que se reclaman de izquierda tienen la mayoría absoluta de los votos y bancas.

Ahora, la clase dominante está presionando a sus representantes para que consigan algún tipo de coalición. Dado el enorme oportunismo del aparato del SPD, es bastante probable que el SPD participe en una “gran coalición” con los demócrata cristianos. La derecha del SPD estaría dispuesta a todo a cambio de mantener sus posiciones en el gobierno y la ilusión del poder.
Sea cual sea el gobierno que se forme, se encontrará con una enorme presión de las grandes empresas para que inicie rápidamente sus ataques contra la clase obrera. El actual nivel de endeudamiento provocará una nueva ronda de recortes del gasto público. Esto inflamará aún más la protesta social.

La posible “gran coalición” también está polarizando el movimiento sindical. Mientras que los elementos más moderados que dominan las ejecutivas de algunos sindicatos buscarán llegar a un acuerdo con ese gobierno para impedir un enfrentamiento, el presidente del IG Metall (metalúrgicos, el sindicato más poderoso de Europa), Jürgen Peters, se mostró abiertamente a favor de un gobierno del SPD, los Verdes y el Partido de la Izquierda, criticando además la negativa del SPD a considerar esta opción. Esto es significativo porque Peters, como otros dirigentes sindicales, todavía tiene el carné del SPD, además muchos dirigentes sindicales apoyaron o pidieron el voto al Partido de la Izquierda.

En cualquier caso, este es el principio de un nuevo período de inestabilidad en Alemania. Los viejos y buenos días del “milagro económico” se fueron para siempre. La población se enfrentará con la dura realidad del capitalismo y buscará una salida.