Un fantasma recorre América del Sur y el Caribe, la gente ya está cansada de la acción criminal del Fondo Monetario Internacional (FMI) en tierras sudamericanas. En Argentina, el pueblo decidió decir “no” al gobierno neoliberal de Mauricio Macri y las terribles medidas del FMI a través de las urnas en las últimas elecciones PASO. Entendemos que las elecciones burguesas no son la solución ante la crisis estructural del capitalismo, pero el hecho de que el candidato Alberto Fernández (Frente de Todos) haya superado al actual soldado del FMI, Mauricio Macri, muestra la voluntad de Argentina de provocar un cambio en la situación política que ponga fin al ajuste.
En Ecuador, la situación es aún más explosiva. En las últimas semanas, después de mucha lucha y movilización, el pueblo ecuatoriano ha logrado obligar al presidente Lenin Moreno a derogar el decreto 883, que consistió en una carta del Fondo Monetario Internacional que incluía una serie de reformas laborales y fiscales destinadas a reducir la deuda pública, el déficit fiscal y avanzar en la liberalización del mercado laboral, los recortes salariales del sector público y la privatización del Estado. Todo esto significa un ataque brutal contra las condiciones de vida de la clase trabajadora ecuatoriana.
Durante las manifestaciones con la consigna “Fuera Moreno”, campesinos y estudiantes lograron una victoria parcial a costa de 8 muertos, 1340 heridos y 1192 detenidos. Esta victoria es muy importante ya que bajo presión, parte del paquete de contrarreformas anunciado por Lenin Moreno fue revocado. Esto muestra que la mejor manera de quebrar la acción del FMI y proteger los derechos adquiridos es en las calles, en la lucha unificada de la clase trabajadora y no a través de un pacto nacional negociado con empresarios y políticos burgueses como defiende el actual candidato del Frente de Todos Alberto Fernández.
En Chile la situación también es convulsiva, el país que sufre las medidas neoliberales del gobierno de Sebastián Piñera decidió decir ¡Basta!
La semana pasada el Gobierno anunció un aumento de 30 pesos en el transporte público subterráneo. En 2018, Piñera aprobó la privatización del servicio de seguridad social, condenando a miles de jubilados a vivir en la pobreza lo que llevó a aumentar considerablemente el número de suicidios entre adultos mayores en el país. Esto, junto con la falta de educación pública y salud pública en el país, provoca un malestar general en la población, que el día 19 tomó nuevamente las calles para protestar contra el aumento de la tarifa del metro, sabemos que el aumento de la tarifa fue solo la última gota de una situación que los chilenos han estado viviendo durante mucho tiempo, y que culminó en las protestas de los últimos días, son casi 4 días de protestas con una violencia policial muy fuerte, y ya hay 19 muertos. Informes dicen que la cifra podría ser mayor y que también hay cientos de heridos. En las calles de Chile el escenario es de guerra, tanto es así que con la ola de protestas el gobierno ha anunciado la cancelación del aumento del transporte público, pero además la población pide la renuncia del presidente Piñera, responsable junto con los gobiernos que siguieron a la transición del empobrecimiento general de la población en los últimos años.
Y el clima de insurrección popular se extiende por toda América del Sur y también en la región del Caribe, en las últimas semanas el movimiento para derrocar al presidente haitiano Jovenal Moise ha aumentado considerablemente. El país enfrenta una grave escasez de alimentos, combustible, así como una tasa de desempleo de hasta el 70% y una inflación de hasta el 20%, lo que obliga a un gran número de personas a emigrar en masa. La situación ha sido preocupante desde el año pasado cuando estallaron grandes manifestaciones masivas en las calles de Haití, mostrando el rechazo del pueblo a la propuesta del gobierno de terminar con los subsidios al combustible, así como el escándalo de corrupción y robo de fondos que involucran al gobierno y la compañía PetroCaribe. Las manifestaciones continuaron mientras la gente descubría más detalles sobre el escándalo de corrupción, incluido que el propio presidente Moise había robado millones de dólares en fondos, mientras que el pueblo haitiano sufre cada vez más la escasez de alimentos. Con la pérdida de acceso al petróleo venezolano subsidiado para 2018, el gobierno haitiano se ha visto obligado a tomar medidas de emergencia contra el pueblo, cerrar escuelas y tiendas, y reducir la capacidad de trabajo de los hospitales públicos, las colas en las estaciones de servicio son largas y el país sufre de cortes de energía frecuentes y duraderos. Algunas de las protestas se han visto empañadas por la violencia policial, pero los haitianos resisten y piden la renuncia del presidente Juvenal Moise.
La lucha popular en Ecuador y Haití solo calienta lo que está por venir, ahora es el momento de luchar, luchar contra el FMI y sus políticas de hambre, para derrocar a los políticos burgueses que solo defienden los intereses del capital y sus instituciones y barrer el imperialismo de Sudamérica, el Caribe y del mundo. En el caso de Haití, los movimientos de masas deben tomar el poder en sus propias manos, las fuentes de combustible, alimentos y agua deben ser expropiadas y deben permanecer en manos de la clase trabajadora. Si el gobierno de Moise cae, las masas no deben esperar un gobierno burgués más, que representaría los intereses del capitalismo, y sí organizarse en un gobierno de trabajadores para trabajadores, esta es la única forma de resolver los problemas económicos y la profunda miseria que enfrenta el país.
Y en Ecuador, aunque se ha ganado una primera victoria, la lucha no debe detenerse allí, este no es el momento de frenar, a pesar del ejemplo de lucha y heroísmo que dieron los campesinos y jóvenes de Ecuador, las próximas manifestaciones deberían establecer como meta el derrocamiento del gobierno y un gobierno obrero.
En este punto de la historia, más que nunca, la consigna es “socialismo o barbarie” para derrotar al FMI, derrocar a los gobiernos burgueses y luchar por el socialismo.
Que Haití, Ecuador y Chile sean ejemplos de la lucha en Brasil, Argentina y los otros pueblos oprimidos de Sudamérica y el mundo, y que el FMI y toda su banda de buitres imperialistas entiendan que esto es solo el comienzo.