A pesar de todos los experimentos keynesianos y del estímulo monetario, China no se ha librado de la crisis económica mundial. En el año 2014, su crecimiento económico bajó al 7,4%, el más débil en 24 años. Por primera vez en 16 años el crecimiento no logró el objetivo anual del gobierno (7,5%).
El gobierno chino ha intentado camuflar la desaceleración de la economía al referirse a ésta como una “nueva normalidad del crecimiento económico” en la que los “ajustes estructurales progresan constantemente”.
Sin embargo, dada la reducida tasa de crecimiento, cambiarle el nombre no cambia la esencia de la situación de los trabajadores chinos, que están padeciendo esta desaceleración en forma de cierres de fábricas, atrasos salariales, crecimiento más lento de los salarios mínimos e impago de la seguridad social. Por ello, en un año de débil crecimiento, China ha vivido el mayor número de protestas sociales y huelgas obreras.
Según los datos recogidos por la ONG China Labour Bulletin (CBL), hubo al menos 1.378 protestas y huelgas obreras en 2014, más del doble que en 2013 (656), y tres veces la cifra de 2012 (382). Hubo un incremento drástico en el último trimestre de 2014, se registraron 569 huelgas, una aceleración en los trimestres anteriores y casi cuatro veces el número en el mismo período del año 2013.
Aunque estas cifras reflejan en parte un aumento en la divulgación de las acciones de los propios trabajadores, – que utilizan cada vez más smartphones baratos y redes sociales para atraer un público más amplio – hay un claro aumento de las luchas de los trabajadores y una agudización de las contradicciones de clase. Esto se refleja no sólo en el crecimiento continuo de las huelgas, sino también en el estallido de la huelga más grande en la historia reciente de China, protagonizada por los más de 40.000 trabajadores de las fábricas de calzado Yue Yuen, el pasado abril.
Aunque la provincia de Guangdong en el sur sigue siendo el centro del movimiento de los trabajadores en China, sólo representa el 22% del total, el 37% en el 2013. Esto no se debe a la aparición de varios sub-centros – aunque Heilongjiang, Shandong, Jiangsu y Henan dan un salto en el número de huelgas – sino por el recrudecimiento de las huelgas en todo el país. 22 de 31 provincias han aumentado su proporción de huelgas en 2014. La instalación de fábricas en zonas del interior buscando mano de obra más barata, el profundo impacto de la desaceleración económica y la creciente conciencia de los trabajadores chinos, son las razones por las cuales las luchas se expanden de manera más uniforme en el país.
La manufactura sigue siendo la que cuenta con más huelgas entre todas las industrias, 559, el 41% del total del 2014. Pero el mayor aumento se ha registrado en el sector de la construcción, pasando de 20 huelgas (apenas un 3%) en 2013 a 254 (18%) en 2014.
Desde 2009, el mercado inmobiliario ha ido en aumento, y la construcción a gran escala promovida por las políticas keynesianas se ha convertido en uno de los impulsores de la economía china. Pero ha tocado fondo a principios del año pasado. El mercado inmobiliario se enfrenta ahora a una profunda depresión. Atrapados por la reducción de las ventas y una menor disposición de crédito, muchas promotoras se encuentran en una precaria situación financiera, que a su vez explica las crecientes disputas salariales.
Más del 90% de las huelgas en el sector de la construcción en el año 2014 se debieron a la caída de los salarios. Y se concentraron sobre todo en las provincias menos desarrolladas del noreste y del interior, donde estalló la burbuja inmobiliaria más rápidamente.
Además, hubo 251 huelgas en el sector del transporte (185 en el año anterior). Entre éstas, destacan las huelgas de camioneros en el puerto de Yantian, en Shenzhen, situado en el estrecho de Hong Kong y en el puerto de Beilun, en Ningbo, Zhejian, así como las huelgas de taxistas que culminaron en una huelga en diferentes ciudades en toda China a principios de enero de 2015. Mientras que el precio del petróleo está cayendo los elevados costes por parte de las compañías de taxis y la competencia de los conductores sin licencia se han convertido en el foco de las quejas de los taxistas y camioneros.
También se produjo un rápido crecimiento de las huelgas y protestas entre los profesores, de 43 en 2013 se pasó a 82 el año pasado. Más de la mitad de ellas tuvieron lugar en el último trimestre. Las más famosas fueron las protestas en la provincia de Heilongjiang, en el noreste de China, donde alrededor de 20.000 profesores de escuelas primarias y secundarias se pusieron en huelga en las ciudades y distritos alrededor de la capital de Harbin, en protesta por los bajos salarios e irregularidades en las pensiones. Las protestas de maestros en las escuelas estatales, tuvieron lugar principalmente en las áreas menos desarrolladas, incluyendo Xiaogan y Enshi, en la provincia de Hubei; Yulin, en la provincia de Shaanxi; Baoto, en Mongolia interior, a causa fundamentalmente de los bajos salarios, la falta de empleo formal, los planes de pensiones y vivienda y por sistemas salariales según altos rendimientos. Debido a las finanzas relativamente débiles, los gobiernos locales no lograron aumentar los salarios o pagar los planes de pensión y vivienda para los maestros.
Hay que sumar también las huelgas por los bajos salarios, atraso en los salarios y la gestión abusiva en las escuelas y guarderías privadas. En el pasado, los maestros se mostraron relativamente reacios a la huelga, pero se han radicalizado por el empeoramiento de sus niveles de vida, así como debido a la inspiración de las acciones de otros maestros.
También hubo un incremento de las huelgas y protestas de los mineros, después de una caída de casi dos años de duración en la industria del carbón de China. Según Wang Xianzheng, Presidente de la Asociación de la Industria China del Carbón, más de la mitad de las empresas mineras de carbón chinas están teniendo problemas para pagar los salarios de sus trabajadores, y más del 70% sufren pérdidas. El foco principal de las protestas de los mineros se centra en la caída de los salarios y el cierre de minas.
En todas las industrias, las principales demandas son el pago, aumento y compensaciones de los salarios, que representan el motivo del 73% de las huelgas registradas. Junto con la desaceleración en el crecimiento económico, también hay una disminución en el crecimiento del salario mínimo. Sólo 20 regiones (las menores desde 2011) aumentaron su salario mínimo en un promedio de sólo el 13,1% en 2014 (el más bajo desde 2011). Aparte de las cuestiones salariales, los trabajadores también exigen cada vez más que los empresarios coticen por los planes de vivienda y fondos a la seguridad social, como se ha visto en el caso de la huelga de Yue Yuen.
El rápido aumento del malestar en las empresas es claramente una amenaza a la clase dirigente china. En años anteriores de auge, el gobierno intentó desempeñar el papel de negociador, ahora responde cada vez más con medidas represivas. Ha habido un claro aumento de las intervenciones policiales y detenciones durante las huelgas y protestas. Por ejemplo, en la huelga de Yue Yuen, la policía no sólo atacó violentamente a algunos de los trabajadores en huelga, sino que también intervino con perros policía para obligar a los trabajadores a regresar al trabajo.
Al mismo tiempo, el gobierno está tratando de controlar el movimiento presionando a activistas sindicales y ONGs, con arrestos frecuentes, detenciones y, en general, más acoso. El objetivo principal es “guiar” a los trabajadores hacia el sindicato oficial, la Federación Nacional de Sindicatos de China (ACFTU, en inglés), el único sindicato legal en China.
Para contrarrestar el movimiento independiente de los trabajadores, el Estado está tratando de crear una “válvula de seguridad” por la presión que se está acumulando debajo de la superficie. Por ejemplo, en 2012, en Shenzhen, provincia de Guangdong, los trabajadores lograron ganar el derecho a dirigir las elecciones de los representantes sindicales en 163 empresas. El Estado replicó con un nuevo Reglamento sobre Consulta Colectiva en Empresas y Contratos Colectivos puesto en vigor el 1 de enero de 2015, según el cual los sindicatos oficiales serán los únicos representantes oficialmente autorizados de los trabajadores.
La desaceleración aún mayor de la economía china se traducirá en un mayor empeoramiento de las condiciones salariales y laborales, que son ya los principales factores causantes del aumento de los niveles de huelga. Más importante aún, producirán un creciente desempleo y más incertidumbre en la vida de los trabajadores. Como declaró recientemente el Primer Ministro, Li Keqiang, de acuerdo con las estimaciones oficiales, la economía china necesita crecer un 7,2% al año para garantizar el empleo a los 10 millones de nuevos trabajadores que entran al mercado laboral anualmente. Es probable que este año la tasa de crecimiento caiga por debajo de dicho umbral, y ya hay signos que apuntan a un aumento del desempleo.
Todos estos elementos provocarán más huelgas y protestas, y amargas luchas, en las que los trabajadores comenzarán a organizarse y unirse a un nivel superior. China está entrando en una era de “nueva normalidad”, no sólo en el crecimiento económico, sino también de las contradicciones internas y la lucha de clases ¡La clase obrera en China está despertando!