Brasil: ¡Unidad en la defensa de los derechos y las conquistas de los trabajadores! ¡Independencia de clase y lucha!

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La burguesía brasileña ha decidido que es hora de retomar el control directo del gobierno. Ya no quiere un gobierno externalizado. Por esta razón, el frente único de la clase dominante convocó las manifestaciones del 13 de marzo.

Los partidos que conformaban la alianza con el gobierno de Dilma están saltando del barco que se hunde. Las principales federaciones y confederaciones empresariales están tomando una posición a favor de su destitución. Detrás de la escena, ya está siendo organizado y preparado un gobierno de unidad nacional post-Dilma para aplicar los ataques más serios y extensos contra los derechos y las conquistas de los trabajadores y de la juventud.

¿Cómo llegamos hasta aquí?

Lula, Dilma, y ​​la dirección del Partido de los Trabajadores (PT) han provocado una ruptura repentina sorprendente entre la base social histórica del partido y su gobierno, cuyo apoyo se ha reducido a no más del 10%.

El gobierno del PT ha sido útil a la burguesía en la medida que era capaz de controlar a las masas y de promover la “paz social”. Ahora, a pesar de todos sus esfuerzos, el gobierno de Dilma, debido a su debilidad política, es incapaz de aplicar todos los ataques que el capitalismo necesita descargar sobre la espalda de las clases trabajadoras.

La erupción de furia burguesa que ahora vemos en las manifestaciones de la derecha fue preparada por la cobardía política de la dirección del PT, por su defensa de las instituciones del Estado burgués y sus ataques a la clase obrera y a la juventud.

Sin embargo, en estas manifestaciones de la pequeña burguesía media y alta, convocadas por el capital, las masas que pueden cambiar este país para mejor no aparecen. El punto de encuentro y la concentración fueron fijados frente a la sede de la patronal FIESP (la Federación de Industrias del Estado de São Paulo). Eso lo dice todo.

El significado del 18 de marzo

Los contramanifestaciones del 18 de marzo demostraron la voluntad de lucha que existe en la sociedad, contra la derecha, contra las arbitrariedades y contra los ataques a las libertades democráticas. Pero si Lula y la dirección del PT piensan que han “reconquistado a las masas”, con estas manifestaciones, entonces están completamente equivocados.

El sentimiento que reunió a la mayoría de la gente el día 18 era casi el mismo que reagrupó la mayoría a favor de Dilma en la segunda vuelta electoral contra Aécio: bloquear a la derecha, incluso si eso significaba “usar” para ello su voto a Dilma.

Tanto en 2014 como ahora, Dilma y Lula traicionaron el sentimiento popular. En 2014, al jurar un gobierno “Aécio” con sus aliados de derechas Levy, Kátia Abreu, Monteiro, etc., lo que resultó fue un robo electoral. Eso continúa ahora, con el anuncio de nuevas privatizaciones y la sanción de la Ley Anti-Terrorista, la congelación de los salarios, la reforma de las pensiones, etc.

Lula, Dilma, y ​​la dirección del PT gritan contra un “golpe de estado que amenaza la democracia”, como si estuviera ocurriendo un golpe militar o totalitario. Lo que realmente sucede es que las conquistas y las libertades democráticas ganadas por los trabajadores están siendo destruidas con la ayuda y el respaldo del PT.

Después de todo, ¿qué es si no la Ley Anti-Terrorista? ¿Qué otra cosa fue el uso de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública, la Policía Federal y la Armada para garantizar la subasta del yacimiento petrolífero de Libra? ¿Y las declaraciones conjuntas de represión de los gobiernos estatales (regionales) y de sus Policías Militares? ¿Y el silencio del gobierno y del entonces ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, sobre la violencia arbitraria de la Policía Federal?

Nuestro combate el día 31

La Esquerda Marxista estuvo presente en las acciones del 24 de marzo convocadas por el Frente Povo Sem Medo (Pueblo Sin Miedo), y también estuvo presente ayer, 31 de marzo, levantando en alto las banderas independientes de los trabajadores y de la lucha en defensa de las libertades democráticas – con el socialismo.

No apoyamos al gobierno de Dilma y luchamos contra sus políticas, pero tampoco apoyamos ningún juicio político o su separación del cargo. Preferimos que todas estas facciones enfrentadas en la cúpula permanezcan paralizadas entre sí, luchando entre sí y queden políticamente desmoralizadas, mientras que los trabajadores se reagrupan y se recuperan del golpe que les ha dado el PT, y obligan a los sindicatos y a las organizaciones populares a posicionarse por la unidad en contra de las políticas de ajuste y por la ruptura con el capital, lo que abriría la posibilidad de la creación de una Asamblea Nacional Constituyente Popular, un gobierno de los trabajadores, a favor de adoptar las medidas revolucionarias necesarias contra los capitalistas nativos e internacionales.

Sólo la continuación de la lucha contra el capitalismo abre el camino para derrotar a los poderosos. Sólo una revolución puede poner fin a estas instituciones podridas y atender las demandas más sentidas por el pueblo. Sólo la movilización y organización de esta “tercera fuerza”, entrando decisivamente en la batalla, puede romper el ciclo de la falsa polarización entre el PT y el PSDB (derecha). La polarización real es la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía y sus agentes.

Estuvimos aquí el día 31 de marzo defendiendo los ejes centrales de la convocatoria original de estas acciones, que proclamaban:

    •      Contra la reforma de las pensiones
    •      Contra la privatización de Petrobrás
    •      En defensa del Pré-sal (yacimientos petróleo en aguas profundas)
    •      No a la Ley Anti-Terrorista
    •      Contra la criminalización de los movimientos sociales
    •      No al ajuste fiscal ni a los recortes del gasto social
    •      En defensa del empleo y de los derechos de los trabajadores
    •     ¡Fuera Cunha! [Eduardo Cunha, presidente del Congreso brasileño, impulsor del intento de destitución de la presidenta Dilma Roussef, e inmerso en casos de corrupción. NdT]
    •      Contra el proceso de destitución de Dilma

A esto le sumamos las banderas políticas que abren un camino para vencer a la oposición de derechas y todos sus objetivos, al poder judicial totalitario, y al gobierno del capital, ahora dirigido directamente por Dilma y Lula. Denunciamos la falsa polarización de las dos camarillas beligerantes y queremos ayudar a la entrada en el combate de una tercera fuerza, la clase obrera y la juventud, para defender con independencia sus objetivos inmediatos e históricos, sus conquistas y demandas, y el fin de toda opresión y explotación.

    •      ¡Defensa de la independencia de clase! ¡En defensa de las reivindicaciones, derechos y conquistas!
    •    ¡Defensa de las libertades democráticas! ¡Fuera Sergio Moro [juez derechista que impulsa el juicio político contra Dilma, NdT] y la Ley Anti-Terrorista!
    •      ¡Organicémonos para movilizar y barrer a este Congreso de corruptos!
    •      ¡No al pago de las deudas interna y externa! ¡Abajo los recortes y las privatizaciones!
    •      ¡Por una Asamblea Nacional Constituyente Popular! ¡Por un gobierno de los trabajadores!