Declaración de El Militante-Bolivia y la Corriente Marxista Internacional sobre los sucesos de Caihuasi y la coyuntura actual.
La muerte de los dos compañeros mineros en Caihuasi arriesga con ahondar la unidad de trabajadores, campesinos, pueblos originarios y juventud revolucionaria, la fuerza que hizo temblar el capitalismo, la oligarquía y el imperialismo abriendo el espacio del cambio posible. Sin esta unión revolucionaria no hubiera sido viable ninguna de las conquistas de estos años, desde la guerra del agua a Cochabamba a la nacionalización de ENTEL. Por esto condenamos en primer lugar la violenta represión de la lucha de los trabajadores en Caihuasi: no es admisible que el gobierno producto de los levantamientos populares pueda al mismo tiempo llamar al dialogo la derecha y seguir tolerando organizaciones como la UJC mientras se reprimen los trabajadores actores de la lucha por el cambio.
Esta represión es consecuencia en primer lugar del principal desacierto del gobierno: no es posible producir las transformaciones profundas que Bolivia necesita manteniendo una postura de conciliación con la burguesía y la oligarquía nacionales y el imperialismo. De hecho la lucha de los trabajadores por una ley de pensiones solidaria y por rebajar la edad pensionable es sacrosanta. La crisis financiera mundial y la caída del dólar meten en peligro el futuro de los trabajadores, tras haber provocado pérdidas por 2.300 millones de Bs en las cajas del Estado; las AFPs manejadas por el capital foráneo acumulan los aportes de trabajadores que nunca llegarán a beneficiarse con la jubilación por las pésimas condiciones de trabajo que comprometen la expectativa media de vida. En una situación como esta no hay tercera vía: o se rompe el esquema de la sostenibilidad capitalista buscando recursos ahí donde están, en el bolsillo de los ricos y del imperialismo explotador, o se expone con hacer simple operaciones de maquillaje que descontentan todos y debilitan el cambio.
La dirección de la COB ha pasado los últimos dos años definiendo una línea de conducta hacia el gobierno, oscilando siempre entre la extrema pasividad y arrojos desligados de la coyuntura general. Como marxistas y socialistas revolucionarios saludamos con favor y nos colocamos a lado del renovado protagonismo de la clase trabajadora. Sin embargo pero estamos convencidos que el proletariado boliviano tiene la tarea histórica de trabajar por preservar la unidad en el campo popular y ganar el papel de dirección revolucionaria que le corresponde. Son errores en este sentido tanto la propuesta de subir nuevamente a los 65 años el cobro de la renta dignidad (o Pensión mínima vital) como el encarar esta lucha con la consigna “ni con Tuto ni con Evo”, como algunos dirigentes de la COB declararon. A pocas horas del referéndum revocatorio que decidirá la forma de nuestra lucha en el futuro este es un crimen sectario que arriesga con aislar la vanguardia obrera de la masa campesina, originaria y popular que al contrario, como nosotros, disputa por una amplia victoria del SI a Evo con la justa expectativa que si esta se da no habrán mas alibis para profundizar el cambio, las nacionalizaciones y la reforma agraria que ahora queda al borde del fracaso.
La derecha es más fuerte que nunca: pueden permitirse el lujo de impedir una cumbre presidencial en Tarija, de atentar a la vida de un Ministro y de destrozar la sede departamental del MAS en Santa Cruz, en el mejor estilo fascista de la UJC y de sus ideólogos como Carlos “el loco” Valverde que en el 1971 ametrallaba dirigentes sindicales y estudiantes en Santa Cruz. A esta derecha cavernaria y vende patria que demuestra una vez más su total incapacidad de entender la situación decimos de toda manera con claridad: ¡cuídense porque en cualquiera ofensiva que quieran lanzar encontraran un nuevo octubre y nuevo 4 de mayo en su camino!
Finalmente la represión demuestra una vez mas lo que decimos hace tiempo, que es algo notorio a todo el pueblo y a la misma base masista: las relaciones con el movimiento obrero no pueden ser manejadas por un ministro que llama “conquista de los trabajadores” la demagógica concesión sobre el salario mínimo del prefecto Rubén Costa; la revolución agraria no puede ser encabezada por una terrateniente; las finanzas no pueden estar bajo el control de un liberal adennista; el uso de la fuerza no puede estar a criterio de un ministro que reivindica la represión etc. Los enemigos internos del cambio son la quinta columna de la derecha dentro del gobierno y del MAS.
En este momento crucial es prioridad recuperar la unidad, y el gobierno y el movimiento obrero organizado pueden reconstruirla solo sobre la base del común esfuerzo para profundizar, defendiéndolo, el cambio y para la inclusión y el verdadero control de la base del movimiento popular de lucha sobre el rumbo de la revolución. Los primeros pasos indispensables en esta situación:
-
Declarar un cuarto intermedio para permitir y defender el desarrollo del referéndum revocatorio y hacer respetar sus resultados, especie frente a una derecha que ya arma fraudes y amenaza con enfrentamientos;
-
Barrer toda la derecha incrustada en el gobierno y en el MAS;
-
Conformar un nuevo gabinete donde tengan espacio los auténticos representantes de los movimientos sociales, obreros, campesinos y originarios que protagonizaron los levantamientos populares;
-
Retomar el camino de la Agenda de Octubre;
-
Fortalecer la participación popular y activa del movimiento obrero y campesino organizando las Asambleas populares y los consejos para el desarrollo que estaban en el programa inicial del gobierno del pueblo.