Bolivia: Los bancos, sus ganancias y el “proceso de cambio”

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Los bancos privados han multiplicado por 30 sus ganancias en los últimos 5 años. La noticia, en la portada de La Razón el pasado 10 de mayo, ha generado inevitablemente desconcierto entre trabajadores y en general el pueblo que ve sus demandas sociales postergadas mientras los sectores empresariales lucran como nunca antes. En este artículo nos preguntamos si esta ganancia de los bancos beneficia el fortalecimiento de la economía y la equidad en la distribución de la riqueza, como economistas del gobierno han sostenido en diferentes ocasiones.

Los bancos privados han multiplicado por 30 sus ganancias en los últimos 5 años. La noticia, en la portada de La Razón el pasado 10 de mayo, ha generado inevitablemente desconcierto entre trabajadores y en general el pueblo que ve sus demandas sociales postergadas mientras los sectores empresariales lucran como nunca antes. En este artículo nos preguntamos si esta ganancia de los bancos beneficia el fortalecimiento de la economía y la equidad en la distribución de la riqueza, como economistas del gobierno han sostenido en diferentes ocasiones.

¿Quién concretamente está ganando? Cuatro bancos privados concentran el 65% de los depósitos y el grueso de la actividad bancaria. Son el Mercantil, el Bisa, el Nacional y el Banco de Crédito, este último de propiedad del Banco de Crédito del Perú. En el capital de estos bancos hay cuotas de participación también de multinacionales como Sinchi Wayra, sin embargo las principales cuotas son de sociedades anónimas –nacionales e internacionales– y de un puñado de familias bolivianas, como los Bedoya, Marinkovic, Kempff, Petricevic, y Saavedra Bruno, ex ministros y funcionarios de ADN, principalmente, cuyo ascenso económico coincidió con la dictadura.

Hace algunos meses el Ministro Arce presentaba datos que señalaban un incremento del número de pequeños depósitos en los bancos queriendo demostrar con esto que la ganancia de las entidades financieras se debería a una mayor distribución de la riqueza. El 96,9% de las cuentas de depósito en los bancos son de montos inferiores a 10 mil dólares, lo cual parece confirmar la tesis del ministro. Sin embargo estas cuentas representan solo el 15,1% de todo el dinero depositado en los bancos. El 55,2% del dinero depositado en los bancos está en aquel escaso 1% de todas las cuentas abiertas que son de valor superior a 100 mil dólares.

La mayor ganancia de los bancos es principalmente gracias al Ministerio de Hacienda que, frente al dispararse de la inflación, adoptó políticas de corte monetarista, es decir neoliberal. La inflación, dicen los economistas burgueses, es porque hay mucho dinero en circulación, mucha gente quiere comprar mientras la producción no está todavía en condición de abastecer la demanda. Entonces ¿Qué hay que hacer? Sacar dinero de la economía, incentivar el ahorro para impedir que el dinero en circulación ejerza presión sobre los precios disparándolos. Por esto el Banco Central emite títulos que es como pedirle dinero prestado al “publico” con la garantía de devolvérselo con intereses en un determinado plazo. El “publico” que ha ganado con ese negocio han sido justamente y principalmente los bancos privados.

Para frenar el aumento de precios consecuencia del “gasolinazo” el Banco Central, siguiendo directivas del Ministro Arce, ha elevado hasta el 4% la tasa de interés sobre los títulos emitidos. Actualmente esta deuda alcanza a 9.300 millones de dólares, lo cual representa el 88,7% de todas las Reservas Internacionales. Cuando vence el plazo hay que pagar la deuda más intereses, lo cual quiere decir inyectar dinero en la economía provocando, en base al mismo principio económico, más inflación y nuevas deudas, a cargo del pueblo y en beneficio de los capitalistas.

La razón por la cual los economistas burgueses, los empresarios y los técnicos del gobierno se resisten a utilizar las Reservas Internacionales con fines productivos es porque estas sirven a respaldar el creciente endeudamiento del Estado. La regulación de las tasas de interés de los bancos que el gobierno planea no hará nada más que incentivarlos a concentrarse en actividades especulativas, más seguras y rentables. Aunque se imponga a los bancos privados abrir ventanillas en áreas rurales no se les puede imponer prestar dinero sin garantías, con el obvio resultado de seguir teniendo una economía a dos velocidades: rápida en los sectores tradicionales (minería e hidrocarburos), desesperadamente lenta en los demás. Lo cual provoca inflación.

Bajo el capitalismo los bancos son la cúspide del sistema. Los bancos recogen todo ingreso metálico de la economía y lo ponen, como crédito, al servicio de la clase capitalista. La mayor parte de este dinero viene de la gran industria –que participa además en los bancos– entonces cuando un pequeño artesano o un prestamista paga su deuda al banco está pagando también un tributo a la gran industria.

Marx escribió que los bancos representan “nada más que la forma… de la distribución general de los medios de producción”. Cuando un banco presta dinero pone capital a disposición de actividades productivas “distribuyendo” medios de producción. Pero esta actividad responde exclusivamente a los intereses de la gran industria. Los bancos no prestan dinero a los que no cuenten con una comprobada capacidad de desembolso, incluso las aseguradoras (que dependen de los bancos) se resisten a la implementación del Seguro Agropecuario. El 70% de toda la actividad de los bancos está concentrada en 3 ciudades  (Cochabamba, La Paz y Santa Cruz) mientras el 38% de los bolivianos vive en regiones donde las entidades financieras están ausentes. Esta anarquía explica lo que Lenin escribía: “el desarrollo de la agricultura se retrasa irremediablemente del de la industria”.

Pero solo con un crecimiento armónico de todas las ramas, la economía Bolivia podrá desarrollarse, lograr la soberanía alimentaria, acabar con el desempleo, la explotación y la inflación. La ganancia de los bancos privados es, en cambio, la profundización de las desigualdades, del dominio capitalista e imperialista, de la anarquía productiva que solo obedece a las leyes del lucro particular. Este crecimiento armónico solo será posible a partir de la expropiación y nacionalización de los bancos bajo control obrero-campesino.