Bolivia: Hay que tomar unitariamente el camino de la movilización

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La batalla que se acerca es inevitable, porque irreconciliables son las expectativas de cambio con la defensa de los privilegios. La arremetida de la derecha puede y tiene que ser la oportunidad de unificar el movimiento popular y reconstruir la unidad entre trabajadores asalariados, campesinos, estudiantes. En juego no está la existencia de un gobierno, sino la unidad de los explotados bolivianos y su capacidad de combatir la prepotencia de la oligarquía saboteadora y del imperialismo. Nuestro largo proceso de lucha vive una dramática y temible encrucijada. El sabotaje de la economía por parte de la oligarquía agro-industrial está haciendo inútil hasta las más mínimas reformas del gobierno: todos los precios de los productos de la canasta básica suben, con el resultado de garantizar grandes beneficios para la minoría de hambreadores y especuladores, y sembrar rabia, decepción, división y desconfianza en nuestras filas.

La burguesía nacional – con el apoyo incondicionado del imperialismo – en dos años de "guerra fría" ha utilizado el diálogo al solo fin de hacer tropezar y estorbar cualquier intento de cambio, para rearticularse. El resultado es que una derecha que parecía barrida por la movilización popular, callada y acobardada por las agendas de Octubre 2003 y Mayo/Junio 2005, ahora se dice representante de 6 departamentos sobre 9, habiendo llegado a sumar a la vieja "media luna" Cochabamba y Chuquisaca.

Esto demuestra que la estrategia del gobierno no ha sido eficaz para contrarrestar y detener la arremetida de los oligarcas: la concertación planteada por sectores del gobierno solo fortaleció a la derecha; la táctica de combatir la oligarquía apoyándose a los gobiernos vecinos, como el de Brasil, interesados sólo en seguir explotando nuestros recursos naturales, únicamente aguó el contenido de las primeras reformas, como la nacionalización; el basarse exclusivamente en los sectores vinculados al MAS sólo sirvió para dividir el frente de las organizaciones sociales y sindicales, restringiendo la base social de participación activa al cambio y abriendo la brecha en la cual se han metido los conservadores.

Ahora, con el referéndum autonómico que ha planteado unilateralmente la oligarquía de Oriente, quieren utilizar la fuerza que consiguieron para sepultar años de lucha de todos los trabajadores y campesinos de Bolivia. Con su Estatuto Autonómico quieren afirmar su control sobre educación, recursos naturales, relaciones sindicales, tierra y territorio, para seguir entregando nuestras riquezas al imperialismo, para seguir hambreando y condenando Bolivia a su histórico atraso. Su objetivo es dividir definitivamente el movimiento popular boliviano, acabar de una vez con su lucha: la oligarquía sabe que está jugándose con esto su misma existencia.

Es necesario, en primer lugar, reconocer que sólo la lucha y la acción de masas nos permitieron en el 2005 anteponer al egoísmo de los oligarcas la voluntad y las expectativas del pueblo; sólo la lucha nos permitió defender la Asamblea Constituyente del fracaso total. Seguir intentando compatibilizar lo incompatible – nueva Constitución y Estatuto Autonómico -, o apostar todo a la dialéctica parlamentaria, es seguir haciéndole un gran favor a la derecha, que ya se ha armado en vista de la batalla decisiva. Hay que reconocer que hasta que las palancas de la economía sigan en las manos de la burguesía nacional y del imperialismo ninguna conquista será duradera, ninguna victoria electoral será garantía para el cambio.

¿Qué Hacer?

La batalla que se acerca es inevitable, porque irreconciliables son las expectativas de cambio con la defensa de los privilegios. La arremetida de la derecha puede y tiene que ser la oportunidad de unificar el movimiento popular y reconstruir la unidad entre trabajadores asalariados, campesinos, estudiantes. En juego no está la existencia de un gobierno, sino la unidad de los explotados bolivianos y su capacidad de combatir la prepotencia de la oligarquía saboteadora y del imperialismo.

La reciente marcha de los mineros en Potosí demostró que existe en el pueblo rabia y gran disponibilidad a la lucha. Esta fuerza inmensa puede y tiene que ser dirigida y orientada en contra de los enemigos de clase. Las direcciones políticas, sindicales y sociales deben mostrarse ahora a la altura de los acontecimientos históricos que estamos viviendo.

Es necesario construir una movilización amplia de todos los sectores explotados, llamar a asambleas de todas las organizaciones, sociales y sindicales, para derrotar definitivamente la derecha, la oligarquía y el imperialismo. Es necesario dotar estas movilizaciones de las consignas que nos permitan hacer avanzar y profundizar el proceso de cambio rumbo hacia la única alternativa posible al sabotaje económico y a las maquinaciones del imperialismo, el socialismo.

Desde la Corriente El Militante convocamos a todas las fuerzas vivas de Bolivia comprometidas con la lucha de los trabajadores y campesinos a tomar unitariamente el camino de la movilización para:

• Rechazar e impedir la celebración del referéndum autonómico de la media luna;
• Reivindicar la expropiación y la nacionalización de todas las empresas que están protagonizando el sabotaje económico;
• Recuperar las Agendas de Octubre 2003 y Mayo/Junio 2005
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