En las últimas semanas hemos visto un incremento en el número de huelgas en demanda de la recomposición salarial y por mejores condiciones de trabajo. Después de años de aceptar congelamientos salariales y de ver empeoradas sus condiciones laborales, los trabajadores están diciendo basta y empiezan a reclamar su parte. Incluso en los gremios donde la burocracia es fuerte como en camioneros, conductores y ferroviarios los trabajadores están obligando a los dirigentes a ponerse a la cabeza de las luchas. Los telefónicos arrancaron aumentos de $200 para fijos y pasantes. Ha habido numerosos huelgas de los trabajadores recolectores de residuos, la última en La Plata por aumentos salariales y contra los abusos de la patronal que no paga las horas extras ni reconoce la antigüedad. Los choferes de Córdoba también están en lucha por la incorporación de los $200 al básico, igual que los colectiveros de Buenos Aires que exigen un aumento del 70%. El mes pasado hubo una huelga espontánea de 400 trabajadores ferroviarios en Capital federal contra el despido injustificado de 3 trabajadores y que terminó con la reincorporación de los compañeros. También los bancarios han obligado al dirigente del gremio, Zanola, a amenazar a la patronal con una huelga para que incorpore los $200 al básico.
Las huelgas de los trabajadores estatales y docentes son innumerables y también tienen como objetivo el aumento de los salarios. En definitiva, después de años de agachar la cabeza los trabajadores empiezan a estirar sus músculos situándose a la vanguardia de la lucha popular, como no podía ser de otra manera. Y esto no ha hecho más que empezar.
