El viernes 13 de Julio, el cantante Cristian “Pity” Álvarez, ex líder y fundador de las bandas Viejas Locas e Intoxicados, se entregó a la policía y confesó el asesinato de Cristian Díaz, un amigo y vecino. Según testigos, Pity disparó cuatro veces contra la víctima, aunque la policía sostiene que tendría cinco disparos de arma de fuego. Pity estuvo prófugo desde la madrugada cuando ocurrió el crimen.
La banda Viejas Locas fue fundada en los años ‘90 en el sur de Buenos Aires en un conjunto habitacional en el barrio Piedrabuena, por tres compañeros de clase, entre ellos Pity Álvarez que tenía como apodo en la época “Vieja Loca” de donde salió el nombre de la banda. La banda fue conocida por hacer propaganda y presentaciones con bajo presupuesto, los integrantes colgaban carteles en espacios públicos y pegaban adhesivos en el interior de los colectivos para propagandizar la banda, según los propios integrantes, la banda nació en primera instancia por diversión haciendo covers de los Rolling Stones y Pink Floyd.
Un poco más tarde, tras una ruptura y reconstitución de la banda, empezaron a incorporar letras de autor al repertorio, muchas de ellas, con temáticas políticas y sociales, como es el caso de la canción Niños. Por otro lado, algunas canciones se referían al uso de drogas con alcohol y marihuana. Un hecho que sirvió para que los medios estigmatizaran como adictos a Pity y a toda una generación que, como él, buscaba entender lo que había de mal en el país.
En el año 2001, mientras Pity Álvarez lanzaba su primer álbum con la banda Intoxicados, Argentina se encontraba inmersa en una de sus mayores crisis económicas y políticas, la tasa de desempleo rondaba el 25% y alcanzaba principalmente a la juventud que buscaba maneras de emanciparse, y se unían a la lucha de los trabajadores en las calles para protestar, como antes contra el gobierno de Menem, y luego, el gobierno de Fernando de La Rúa. Fueron manifestaciones tan grandes que fue preciso decretar el estado de sitio para detenerlas junto a una brutal represión policial que tristemente resultó en decenas de muertos. Y es en ese contexto que Pity Álvarez canta para la juventud, una juventud que muchos dijeron que fue la generación perdida, pero que en realidad intentaba desesperadamente vivir en un sistema en crisis que no ofrecía más que miseria y desocupación.
El cantante ya fue detenido varias veces por tenencia de drogas “peligrosas”, por disparar en la pierna de uno de sus representantes, también fue acusado de violencia doméstica, robo de una televisión, conducta peligrosa y portación ilegal de armas, además de ser alcohólico, adicto a drogas como cocaína y crack. También una vez se tiró de una escalera, “accidente” que le causó varias fracturas y que tiempo después quedó probado que Pity había ingerido altas dosis de alcohol y de medicamentos.
En una canción de Viejas Locas, Pity dice en una de las estrofas:
“No se dan cuenta que la vida
Lo está esperando,
Ojalá que ellos arreglen
Lo que nosotros no arreglamos “
Y se refiere a la importancia de cambiar la sociedad, habla que la juventud es el futuro y que sí, la juventud tiene el poder de construir una nueva sociedad. El propio Pity fue un día un joven con potencial para cambiar la sociedad, y en el transcurso de su vida lo que impidió y lo alienó de la realidad, fue el uso continuo e ininterrumpido de drogas y alcohol. Viniendo de la periferia de Buenos Aires, Pity tuvo la oportunidad de hablar y de cantar para toda una generación, una generación que necesitaba entender que la sociedad puede cambiar, pero una vez más las drogas cumplieron su papel en el sistema capitalista, cerrando los ojos y la mente de alguien que tenía mucho que compartir.
Como decía León Trosky: “La vida es bella, que las futuras generaciones la libre de todo mal y opresión, y puedan disfrutarla en toda su plenitud”. Definitivamente, seguimos luchando por una sociedad en que las futuras generaciones puedan vivir con plenitud, que tengan acceso a educación y cultura y que, por encima de todo, no necesiten alterar de manera alguna su propio estado de conciencia para divertirse, o para de alguna manera olvidarse de los problemas del mundo.