A 5 años del “Argentinazo”

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No son tiempos para el pesimismo. América Latina está en ebullición política, hay un giro a la izquierda en las masas obreras y campesinas, que se materializa en insurrecciones y gobiernos “izquierda” en la región. La situación explosiva en Venezuela, Bolivia, Ecuador y México, y el avance general del proceso revolucionario, galvanizará la lucha de clases en todo el continente. Como señala la revolución venezolana, las banderas del argentinazo sólo pueden triunfar como revolución socialista dirigiirigida por la clase trabajadora, y extendida al resto del continente.

Su espíritu sigue vivo en nuestras luchas

Cuando se cumplen 5 años del Argentinazo, recordamos aquella impresionante irrupción de las masas en la escena política y social, y a los compañeros caídos.

Kirchner se corre a la derecha

El gobierno Kirchner tuvo "el mérito" de sobrevolar la crisis y garantizar cierta estabilidad social, gracias a la expansión económica, el discurso de "izquierda" de las primeras etapas y la implementación de ciertas medidas sociales.
Pero detrás del crecimiento económico y del aumento de las ganancias patronales se esconde la explotación de la clase trabajadora. El costo laboral es un 20% inferior a 1997, la productividad laboral creció un 23,8% y los accidentes laborales aumentan un 15% más cada año. El 31% de la población está en la pobreza, y el 10% más rico gana 35 veces más que el 10% más pobre.
Por eso, las masas populares sienten que los cambios son lentos y los problemas de fondo permanecen sin solución: el nivel de vida no mejora sustancialmente, la calidad del empleo tampoco, los precios suben, los servicios públicos siguen siendo deplorables, los mismos políticos corruptos siguen sentados en el Congreso y en las legislaturas provinciales y municipales, la mayoría de ellos adscritos ahora al "kirchnerismo".
Ahora, una vez que Kirchner consideró agotada su etapa "izquierdista", ahora lo vemos correrse a la derecha (visita a Wall Street, caso AMIA, desplazamiento de D"Elía, candidatura de Scioli como gobernador bonaerense, etc) para disputar a Macri y Lavagna el espacio de "centroderecha", lo que es visto con buenos ojos por la burguesía y el imperialismo.

El alza del movimiento obrero

El elemento más importante que apareció en este período fue la irrupción de la clase trabajadora con sus luchas reivindicativas. En 2005 hubo el mayor número de huelgas en 15 años. La formación de un reagrupamiento obrero clasista como el Movimiento Intersindical Clasista (MIC), se dio en este marco de luchas.
Los escandalosos sucesos de San Vicente y la lucha interna al interior de la burocracia, muestran la podredumbre de esta casta burocrática, enquistada en las organizaciones sindicales.
Para utilizar todo el potencial que demostró la clase trabajadora, los sectores clasistas y de izquierda, deben poner manos a la obra y mantener una política audaz en el interior de los sindicatos, que nos permita forjar una corriente clasista y democrática de masas que conquiste el apoyo del grueso de la clase trabajadora.

Caso López: el aparato represivo se mantiene intacto

El secuestro y desaparición de Julio López, testigo clave en el juicio contra el genocida Etchecolatz, puso de manifiesto la impunidad de los grupos mafiosos dentro del aparato del Estado, y la incapacidad del gobierno de Kirchner para controlarlo. Demuestra que la burguesía argentina jamás tolerará una depuración completa del aparato represivo porque lo necesita intacto para utilizarlo mañana contra los trabajadores y los luchadores, como lo hizo durante el "Argentinazo", asesinando a más de 30 compañeros (crímenes que siguen impunes) o contra los compañeros caídos en el Puente Pueyrredón. La lucha contra el desmantelamiento del aparato represivo y el castigo efectivo a los genocidas sólo puede consumarse uniéndola a la lucha por la transformación socialista de la sociedad y terminando con el poder y dominio, político y económico, de la burguesía argentina.

Contra la liquidación del Argentinazo

Es llamativo que algunos sectores de la izquierda manifiesten cierto escepticismo y desconfianza hacia la potencialidad de lucha de los trabajadores. Algunos cerraron el proceso abierto por el Argentinazo como quien cierra la puerta de su casa.
Aunque la "orfandad" política de los trabajadores argentinos se mantiene, esto se debe a la eterna dispersión de la izquierda y su fracaso para construir un frente político común, que la marginan para incidir en el proceso de toma de conciencia de las masas. Pero esto no va durar siempre. Inevitablemente, la clase trabajadora buscará una solución a sus problemas. Y más pronto que tarde, se darán las condiciones para poner en pie una herramienta política de clase que esté a la altura de las circunstancias. No son tiempos para el pesimismo. América Latina está en ebullición política, hay un giro a la izquierda en las masas obreras y campesinas, que se materializa en insurrecciones y gobiernos "izquierda" en la región. La situación explosiva en Venezuela, Bolivia, Ecuador y México, y el avance general del proceso revolucionario, galvanizará la lucha de clases en todo el continente.
Como señala la revolución venezolana, las banderas del argentinazo sólo pueden triunfar como revolución socialista dirigida por la clase trabajadora, y extendida al resto del continente.