Juicio y castigo a todos los culpables de la represión
Este 18 de septiembre se cumplen 3 años de la segunda desaparición del compañero Jorge Julio López, que fue testigo fundamental para la condena del comisario Etchecolatz, unos de los principales criminales de la dictadura militar. La causa judicial ha estado siempre enredada en las idas y vueltas de la maraña judicial, con cambios de fiscales e investigadores sin que se vea voluntad de avanzar seriamente en la búsqueda de López y en el esclarecimiento de su secuestro. Mientras tanto sus victimarios siguen impunes y en libertad.
Juicio y castigo a todos los culpables de la represión
Este 18 de septiembre se cumplen 3 años de la segunda desaparición del compañero Jorge Julio López. Este veterano trabajador y militante fue testigo fundamental para la condena de Etchecolatz, principal responsable de los secuestros, torturas y asesinatos de varios compañeros de López durante la dictadura militar.
La causa judicial de su segunda desaparición ha estado siempre enredada en las idas y vueltas de la maraña judicial, con cambios de fiscales e investigadores sin que se vea voluntad de avanzar seriamente en la búsqueda de López y en el esclarecimiento de su secuestro. Mientras tanto sus victimarios siguen impunes y en libertad.
A la vez se siguen realizando juicios contra los represores de la dictadura, pero con una lentitud exasperante, a unos pocos por región y de manera aislada, caso por caso, sin tener en cuenta que está probada la existencia de un plan genocida general contra el activismo político, sindical, estudiantil y social de los años setenta. De esta manera es imposible desmantelar el aparato represivo y conseguir justicia para los compañeros desaparecidos.
La impunidad solo puede traer nueva represión en las próximas luchas. Es necesario que a la movilización de los organismos de derechos humanos y de parte del activismo se le sumen masivamente los trabajadores para lo cual es necesaria la iniciativa de las centrales obreras. Para que se consiga avanzar en la recuperación de los derechos perdidos durante décadas, hace falta también desarticular el aparato de represión diseñado para frenar al movimiento social emancipador.
Solo el avance del movimiento hacia una sociedad más justa, el socialismo, puede terminar con las lacras de esta sociedad explotadora que necesita de la represión para perpetuar la desigualdad. Y en ese camino se garantizará que se haga justicia para los compañeros desaparecidos y las victimas de las represiones posteriores: diciembre de 2001, Puente Pueyrredón, López, gatillo fácil, etc.