La industria farmacéutica no escapa a la extranjerización y concentración que marcan el ritmo en toda la economía. Las compañías líderes (apenas unas veinte) concentran el 75% del mercado e imponen sus políticas comerciales y de precios, pues dominan los canales de distribución y comercialización. La industria farmacéutica no escapa a la extranjerización y concentración que marcan el ritmo en toda la economía. Las compañías líderes (apenas unas veinte) concentran el 75% del mercado e imponen sus políticas comerciales y de precios, pues dominan los canales de distribución y comercialización.
El medicamento debiera ser un bien social que esté a disposición de quien lo necesita. Sin embargo en la sociedad capitalista no deja de ser una mercancía más, accesible sólo para el que pueda pagarla.
Los grandes laboratorios fijan políticas de precios que les permiten tener ganancias fabulosas, sin parangón en el ámbito internacional. A partir de la desregulación menemista el Estado se desentendió totalmente del tema. Gracias a esto los medicamentos llegaron a costar en la Argentina entre tres y seis veces más que en Europa.
Esto ha llevado a que en nuestro empobrecido país cerca de la mitad de la población no tenga acceso a los fármacos básicos para atender las dolencias más comunes, (antibióticos, antihipertensivos, analgésicos, hipoglucemiantes etc.)
En una recorrida realizada por farmacias del Gran Buenos Aires y Capital pudimos comprobar que los aumentos se producen continuamente, debiendo ser actualizados los precios varias veces por semana.
En la actualidad los médicos están obligados a prescribir por el nombre genérico y no por la marca comercial. Esta es una medida paliativa que en algunos casos permite abaratar los costos de la medicación por sustitución, por marcas de menor precio. Pero como la industria es monopólica u oligopólica, en numerosos otros casos es imposible tal sustitución. Además el estado no ejerce un control eficaz sobre la calidad de los productos.
Para revertir esta situación y que los medicamentos estén al alcance de todos, solo vemos como salida la expropiación de los monopolios farmacéuticos y la creación de una gran industria estatal al servicio del pueblo.