Desde la Corriente Socialista Militante y la campaña “Manos Fuera de Venezuela” llamamos a todos los trabajadores, obreros, estudiantes y jóvenes del mundo a unirse en defensa de la Revolución Bolivariana en momentos en donde la burguesía arremete de manera despiadada para liquidar las conquistas conseguidas con la organización y la lucha del pueblo trabajador durante años.
En estos momentos, aunque existan diferencias graves, críticas en cuanto a muchos aspectos de la actual política del gobierno de Venezuela, aun así, tenemos que ver el auténtico y fundamental peligro que tenemos enfrente. La cuestión es “la vida o muerte de la Revolución”.
En los últimos días en Venezuela se han vivido momentos de incertidumbre y terror, todos planificados por los dirigentes opositores, cobardes y falsos, títeres de la burguesía y el imperialismo yanqui y europeo que solo buscan asaltar el poder, sin importarle los costos de vidas humanas. En el marco de la crisis capitalista mundial los capitalistas necesitan el control político del aparato del Estado para descargar con toda furia el peso de la crisis económica sobre las espaldas del pueblo venezolano.
Por su parte, los terroristas mediáticos que controlan los grandes medios de comunicación se encuentran manipulando y mintiendo de una forma cada vez más descarada sobre las muertes en las calles buscando generar el caos psicológico.
Esta nueva ofensiva de la burguesía quedará inscripta en su larga lista de crímenes.
En esta situación algo queda claro, lo que la oposición quiere no son elecciones sino el derrocamiento del gobierno con la combinación de movilizaciones de masas en la calle, violencia extrema de grupos organizados y acciones insurreccionales.
Cuentan para esto con el apoyo del imperialismo de EEUU y sus lacayos regionales.
Todas las fuerzas progresistas del mundo deben hacer causa común en defensa de la Revolución, pero esto no implica que cerremos el debate en nuestras filas acerca de cuál es la situación actual y cuál es la mejor manera de resolverla en términos satisfactorios para el pueblo revolucionario.
Es necesario analizar la táctica del gobierno ante esta situación, el llamado a la Constituyente como manera de frenar la ofensiva de la oposición fascista no parece la mejor ya que no es sentida por un amplio sector de masas como una herramienta válida. Aunque al calor de los acontecimiebtos lo que se ha empezado a observar, que ha habido una reacción en defender al gobierno de Maduro ante la arremetida de la reacción por parte de un sector de masas bolivarianas y de la izquierda chavista que empujan el proceso hacia la izquierda.
Al calor de la experiencia, y tomando en cuenta las bases para la convocatoria de la propia Asamblea Constituyente podemos decir que la burocracia estatal (a la que Chávez describió como una burocracia contrarrevolucionaria), buscará por todos los medios burocratizar el proceso de elección de los candidatos y manipulará para empujar a la Constituyente hacia sus propios intereses.
Una Constituyente sólo tiene sentido si se orienta a resolver el descalabro económico del capitalismo venezolano y para terminar de una vez con la guerra económica, que no es otra cosa que una guerra abierta del empresariado contra los trabajadores venezolanos al que se les niega el acceso a los alimentos básicos mediante el sabotaje y la acaparación de mercancías.
Sólo la radicalización de la Revolución en líneas Socialistas puede garantizar la supervivencia del proceso revolucionario.
La idea de construir una economía pos-petrolera sin cuestionar la propiedad de los medios de producción no podrá bajo ningún punto de vista poner fin a esta situación.
El movimiento revolucionario de base debe prepararse aumentando su propia organización, su claridad política sobre la situación actual y las tareas que de esta se desprenden. Es necesario crear medios de auto-defensa en fábricas, empresas y barrios.
Defender la revolución con métodos revolucionarios es el único camino posible para derrotar a la oligarquía y el Imperialismo, y así, encaminar la Revolución hacia el Socialismo como tantas veces señalo el compañero Hugo Chávez.
La dirección de la Revolución lejos de dar una respuesta auspiciando las tomas de fabrica y organizando en cada lugar de trabajo, fábrica, barrio o comuna asambleas de base que resuelvan democráticamente la mejor manera de poner un freno contundente a la violencia callejera, se ha orientado hacia la Constituyente.
Por lo tanto, es necesario advertir que si esta Constituyente es manipulada burocráticamente solo significará una frustración más lo cual desarmará a la vanguardia del movimiento bolivariano.
Debemos comprender que sólo el pueblo salvará al pueblo
Nos oponemos a la política del gobierno, que en lo económico consiste en hacer concesiones a los capitalistas y en lo político no cambia los modos de operar burocráticos que asfixian y coartan la iniciativa revolucionaria del pueblo que es la única garantía de defensa de la revolución. Estas políticas conducen a la derrota.
Nuestra posición sigue siendo firme: nos oponemos frontalmente a la ofensiva insurreccional de la reacción y el imperialismo. Pero sostenemos que sólo arrancando a la burguesía las palancas fundamentales de la economía para ponerlas bajo control obrero, permitiendo así un plan de producción común es la única manera de movilizar el colosal potencial de la industria, la agricultura, la ciencia y la técnica en beneficio de la mayoría aplastante de los venezolanos y no para el enriquecimiento obsceno de una minoría de empresarios, banqueros y terratenientes como ocurre hasta ahora.
Es la burguesía, en primer lugar la responsable de la crisis política, económica y social en Venezuela. Por lo tanto, para frenarle la mano debemos anular su poder político, que emana de su poder económico.
La vida de la Revolución depende exclusivamente de su radicalización, debemos retomar el legado de Chávez. Liquidar el capitalismo es la única salida.