¡Abajo la agresión imperialista! ¡Plena solidaridad al Presidente Evo Morales!

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La sospecha, además infundada, de que el avión presidencial de Evo Morales -de retorno de la reunión de países exportadores de gas en Rusia- estuviese transportando al ex agente de la CIA Snowden (que ha revelado el masivo sistema de espionaje utilizado por los EEUU contra aliados, enemigos y toda la población mundial), ha dado lugar a una agresión imperialista sin precedentes contra toda la lucha de emancipación latinoamericana.

Al avión del Presidente se le ha negado la autorización para aterrizar y sobrevolar el espacio aéreo de algunos países europeos y se lo ha tenido secuestrado por 14 horas en el aeropuerto de Viena. Este hecho que ya de por sí representa una violación de todas normas y convenios internacionales, ha sido agravado por las inaceptables solicitudes de registrar el avión presidencial. Con mucha dignidad Evo Morales ha negado el acceso a lo que es calificado como territorio boliviano en los tratados internacionales.

Como correctamente han recordado tanto Evo Morales como el Presidente de Ecuador Rafael Correa, este acto de amedrentamiento estuvo dirigido contra toda la lucha antiimperialista de América Latina y representa una prueba importante para los gobiernos progresistas sudamericanos tras la muerte de Chávez. La posición oficial del gobierno boliviano, que desde la CMI respaldamos, es que excusas públicas sustentadas con justificaciones técnicas no serán aceptadas.

Los gobiernos europeos involucrados en este atropello son de izquierda (Francia), derecha (España y Portugal) y de unidad nacional (Italia). No quepa la menor duda que actuaron consultándose con el gobierno estadounidense. Más temprano que tarde deberán responder de semejante capitulación a los intereses del imperialismo norteamericano a sus propios pueblos, a la clase trabajadora europea a la cual, en cambio, prometieron una salida “soberana” a la crisis.

Este ataque no fue dirigido a todos los bolivianos sino, como fue recordado por voceros del gobierno, a un gobierno en particular que -con el apoyo de los trabajadores y campesinos- busca emanciparse del yugo imperialista. No es un ataque a la oposición con la cual el imperialismo ha conspirado y de la cual espera una actitud más conciliadora y sumisa con los intereses imperialista. Llaman la atención en este sentido las declaraciones del jefe de la bancada parlamentaria de Convergencia Nacional Adrián Oliva que, tras expresar una formal solidaridad con Evo Morales, justificaba lo sucedido afirmando: “el Gobierno debe admitir que las relaciones internacionales en general, específicamente con Brasil y ahora con Europa, están en crisis”. Una vez más demuestran que para la oposición la superación de esta crisis es la renuncia a una política de independencia.

Como ha recordado el gobierno de Hollande, Evo Morales viajó en marzo pasado a Francia en búsqueda de mejores relaciones con ese país y de inversiones en tema de hidrocarburos. La solidaridad del gobierno brasileño ha llegado solo después de la inmediata condena del secuestro de Evo Morales expresada por el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil. Esto demuestra una vez más que el verdadero aliado de la revolución boliviana es la clase obrera mundial y que el imperialismo no es una actitud de algunos países que se pueda combatir con alianzas y buscando un “imperialismo bueno”, sino con una política revolucionaria de ruptura con el capitalismo decadente.

Las reacciones de trabajadores, campesinos y juventud revolucionaria en Bolivia señalan claramente este camino. En La Paz, la movilización organizada cuando Evo Morales todavía no había regresado a Bolivia, llegó a la Embajada de Francia donde fueron arrancadas y quemadas las banderas de ese país y de la Unión Europea. En Santa Cruz el consulado norteamericano fue bombardeado con globos cargados con pintura. En las plazas centrales de Cochabamba y otras ciudades del país hubo mítines de protesta.

En todas estas manifestaciones se levantaban consignas por la expulsión de los embajadores de todos los países involucrados en este acto de arrogancia, pero no solo. En Potosí los cooperativistas exigían la expulsión de todos los extranjeros que operan en el Cerro Rico, inclusive la canadiense Coeur d’Alene Mines Corporation que extrae más plata de lo que se hacía en la época de la colonia. En todo el país se exigía la expulsión de las agencias de cooperación y de las multinacionales, en particular de la española REPSOL. En todas estas movilizaciones ha quedado demostrado que el antiimperialismo es una fuerza social de masas que exige, amerita y está dispuesta a apoyar las medidas más audaces para combatir al imperialismo y su arrogancia. La Corriente Marxista Internacional se une activamente a esta batalla.

¡Abajo el imperialismo y sus lacayos!

¡Plena solidaridad a Evo Morales!

¡Expulsar a las multinacionales!

¡Avanzar al socialismo!