La construcción de una alternativa política al gobierno de Macri en la Capital Federal es, sin duda, el principal problema a resolver de todos los porteños con una visión de la política progresista o de izquierda.
Macri cultiva, y la corporación mediática trabaja para eso, una imagen de ciudadano sencillo, con razonamientos que calan en las clases medias y aún en los sectores más conservadores de las clases trabajadores. No pocas veces el jefe de gobierno cree que la vida es una telenovela y actúa como un padre preocupado por su hija, y nos hace creer que se levanta en medio de la noche para ver el dulce sueño de su Antonia en medio de tanta “inseguridad”. Y sin embargo, frente a tanta cursilada personal y política, nos está costando construir un discurso eficaz de contenido político con calado entre las más amplias mayorías populares y trabajadoras porteñas.
Un gobierno presidido por alguien que manda reprimir a los trabajadores del Borda, que se opone a la ley de fertilización asistida para todos, y no sólo para los ricos; que saca a golpes a los artesanos y vendedores de Parque Centenario con el objetivo de “mejorar la imagen” ante algunos vecinos; que pretende suprimir la historia como materia en las escuelas secundarias de la Capital; que mantiene unos transportes públicos impropios de esta ciudad y un largo etcétera, no puede ser imbatible frente a una propuesta que mejore en serio las condiciones de vida de los porteños.
¿PODREMOS CONSTRUIR UNA ALTERNATIVA AL GOBIERNO CONSERVADOR DE LA CIUDAD?
Cada situación viene determinada por sus procesos anteriores y es evidente que estamos pagando errores pasados. Pero a veces tardamos más en recuperarnos políticamente de lo que sería necesario. El daño causado por actitudes personalistas y sectarias de notorios referentes de la centroizquierda ha venido retrasando la conformación de un frente donde podamos confluir amplísimos sectores desde el kirchnerismo hasta la izquierda que entienda que hay que seguir apoyando este proceso político y empujarlo en la dirección de nuevas conquistas económicas y sociales. Tenemos que poner a la Capital en sintonía con el resto de las mayorías populares en el país. La importancia de sostener este proceso para nuestro pueblo la podemos constatar cuando vemos la concreción de la nueva modalidad de “golpes” como el de Paraguay, o los peligros que se corren en Venezuela y otros países de la región.
¿Cuál es, seguramente, la razón más poderosa por la que una de las expresiones más conservadoras de la política nacional pueda estar gobernando Buenos Aires? Parece claro que a los sectores de centro izquierda les cuesta articular su política con la sociedad porteña real. En lo últimos años hemos asistido a un fortalecimiento económico y numérico de las clases medias. La cruel paradoja es que estas clases medias se han beneficiado y fortalecido gracias a la política y a la economía comandada por el gobierno nacional, no el porteño. Se puede hablar de una cierta ingratitud de estas clases medias respecto de lo hecho por el gobierno nacional. Es más, haga lo que haga Cristina hay una predisposición muy fuerte a la crítica y al rechazo. La prueba más reciente es el actual blanqueo de divisas. Sin entrar en consideraciones de tipo político o moral para ver más claro el ejemplo, es palpable que la ley de blanqueo beneficia en grandísima medida a estas clases medias que venían quejándose del cepo al dólar desde hace más de un año. Se quejan si los limitan y cuando no. ¿De dónde viene este “gataflorismo”? Es evidente que no es una respuesta racional sino más bien visceral. Y ¿por qué? ¿Por qué llegan a puntos de histerismo político cuando atacan a militantes propios en sus caceroleadas? ¿Cómo no se percatan de que están apoyando a la expresión política que los acorraló y les quitó sus ahorros en diciembre de 2001? ¿Dónde abreva la turbación mental para no ver las diferencias entre el nazismo de Hitler y la Cámpora o el gobierno de CFK? La respuesta está en los “medios”. En palabras de Malcom X, si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido. Y no cabe duda de que eso es lo que le está pasando a mucha gente.
El problema es que un gran sector de las clases medias, incluso de las clases trabajadoras, aceptan más o menos pasivamente el discurso de Clarín, La Nación y todo su complejo mediático. Y estos medios masivos se han convertido en el sector más activo, más militante de la oligarquía argentina y como no, de la porteña. Y luego critican el llamado periodismo militante.
La incapacidad para unirse de estos sectores oligárquicos que abarcan desde sectores derechistas del peronismo pasando por los radicales, el Pro, y una ensalada de pequeñas organizaciones que existen a su sombra, revelan su incapacidad política que está siendo reemplazada por la acción política de los medios de comunicación. Son estos medios los que taladran a diario la cabeza de millones de personas para que piensen y actúen sin ninguna independencia de criterio. Esto y la debilidad del gobierno y las fuerzas progresistas en el terreno de la comunicación explican una situación y unas conductas que de otro modo no se explicarían.
SI NO ESTÁS DE ACUERDO CON EL GOBIERNO DE MACRI HACÉ ALGO
Parte de la estrategia de la corpo mediática y sus políticos afines es hacernos creer que lo que ellos dicen es lo natural y que cualquier otra cosa es antidemocrática y fascista. Sería para reir si no fuese algo muy serio. Estamos hartos de vivir mal en una ciudad que tiene recursos para vivir mucho mejor. Queremos contribuir a organizar políticamente el descontento. Y organizarlo en defensa de una vida digna con todo lo que implica. No se trata sólo de un tipo malcriado acostumbrado a hacer lo que le apetece quien nos impide mejorar esta ciudad. Es un sistema político ordenado en beneficio de una minoría. El hecho de que la deuda pública porteña esté alcanzando niveles más que preocupantes debe movilizarnos contra este gobierno que multiplica los impuestos pero no mejora hospitales, escuelas, calles y veredas, y no toma medidas serias contra las inundaciones permanentes, deberíamos movilizarnos en defensa propia y por una Buenos Aires vivible.
Somos los vecinos hartos de tanto desgobierno los que tenemos que poner las cosas en su sitio. Buenos Aires no es una Sociedad Anónima para que la manejen con criterios empresariales. Discutamos qué ciudad queremos y qué gobierno necesitamos. Este año el presupuesto aprobado fue de más de 40.000 millones de pesos y se bajaron las partidas sociales en beneficio de áreas como la comunicación y publicidad del gobierno. Está claro que nos dibujan una ciudad que no existe. Va a estar bueno Buenos Aires… cuando gobierne un gobierno en beneficio de las mayorías populares.