Ciclo de charlas en Rosario: Cuestión nacional y organización revolucionaria

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El proceso abierto en el 2001 en la Argentina no deja de producir nuevas enseñanzas en el campo popular. La necesidad de un balance de la historia argentina y de retomar lo mejor de ella está presente. Así es como, entre otros, la Corriente Peronista Descamisados en Rosario ha desarrollado jornadas de debate sobre pensadores/militantes políticos; dupla que en el período 1950-1970 era imposible de escindir.

 

 

Lo interesante de este primer ciclo es que retoma una problemática absolutamente vigente en nuestros días: la relación entre el movimiento popular en clave nacional, y la izquierda.

Así recorrimos, John William Cooke, Raúl Scalabrini Ortiz y Juan José Hernández Arregui. Obviamente, cada uno merecería un desarrollo individual, pero sintéticamente queremos rescatar para el debate de la teoría y la acción de este tiempo, parte del valioso aporte de estos militantes.

Tomaremos sólo algunas citas de lo que entendemos recorre a nuestros tres autores: la cuestión nacional y la organización revolucionaria:

 

John William Cooke

 

“El único nacionalismo autentico es el que busque liberarnos de la servidumbre real: ése es el nacionalismo de la clase obrera y demás sectores populares, y por eso la liberación de la Patria y la revolución social son una misma cosa, de la misma manera que semicolonia y oligarquía son también lo mismo.” “El nacionalismo sólo es posible como una política antiimperialista consecuente.”

“Como toda organización política, estamos luchando por el poder; como toda organización revolucionaria, necesitamos todo el poder para desde allí realizar nuestro programa.” “Un clima de rebeldías individuales puede durar indefinidamente. Solamente cuando la rebeldía está coordinada y encausada en un movimiento de liberación, adquiere la eficacia necesaria para luchar con éxito.”
“Sin embargo, como lo que objetivamente es el Peronismo, no se refleja sino muy pálidamente en sus estructuras, en su seno aparece auqella contradicción entre una visión burguesa, reformista, burocrática y una visión revolucionaria.Un punto de confluencia -el reconocimiento del liderazgo del General Perón-permiten que ambas coexistan pero sin suprimirlas como polos de una antítesis cuya resolución ya no se puede postergar por mucho tiempo. Hasta entonces, persistirá el desajueste entre las permanentes de rebeldía popular y la debiliad funcional de los aparatos partidarios; entre la necesidad de desarrollo teóricos que recojan y enriquezcan las experiencias de las masas y las lucucbraciones de embarullados cerebros directivos que nos presentan como adictos a banalidades sociológicas  que dejan intocadas las raíces de la tragedia argentina y latinoamericana. Por su composición de clase, por su vocación histórica, por los apremios de una crisis insoluble, el Movimiento exige una política en que se conjuguen las ideas, las práctica y la organización revolucionarias, en que la búsqueda de los objetivos finales se armonicen y complementen con las variantes tácticas y opertaivas capaces  de dar respuesta a cada coyuntura. Pero, por fallas de gran número de sus cuadros dirigentes, en lugar de esa política revolucionaria se les hace oscilar bruscamente en una serie de políticas barloteras, cada una de las cuales surje como improvisación y muere en el período de persecusión o apaciguamiento que le va presentando el enemigo. esa yuxtaposición de políticas efímeras equivale a no tener política alguna.”


Raúl Scalabrini Ortiz


“La historia oficial argentina es una obra de imaginación en que los hechos han sido consciente y deliberadamente deformados, falseados y encadenados de acuerdo a un plan preconcebido que tiende a disimular la obra de intriga cumplida por la diplomacia inglesa, promotora subterránea de los principales acontecimientos ocurridos en este continente” … “La reconstrucción de la historia argentina es, por eso, urgencia ineludible e impostergable. Esta nueva historia nos mostrará que los llamados “capitales invertidos” no son más que el producto de la riqueza y del trabajo argentinos contabilizados a favor de Gran Bretaña”

“Desalojemos de nuestra inteligencia la idea de la facilidad. No es tarea fácil la que hemos acometido, Pero no es tarea ingrata. Luchar por un alto fin es el goce mayor que se ofrece a la perspectiva del hombre. Luchar es, en cierta manera, sinónimo de vivir: Se lucha con la gleba para extraer un puñado de trigo. Se lucha con el mar para transportar de un extremo a otro del planeta mercaderías y ansiedades. Se lucha con la pluma. Se lucha con la espada. El que no lucha, se estanca, como el agua. El que se estanca se pudre.”

 

Juan José Hernández Arregui

 

No habrá alternativas pretendidamente socialistas frente a la política peronista. El peronismo tiene en su seno todo el socialismo posible, al poseer un programa liberador, único eje de la unidad nacional contra el imperialismo, y por sostenerse fundamentalmente en el apoyo que le da la clase obrera.

En síntesis la revolución colonial es, sin duda, internacional. Pero deberá realizarse a través de las revoluciones nacionales. Todo internacionalismo antepuesto a lo nacional es un supuesto dogmático. Y del mismo modo, todo nacionalismo sin visión internacional es reaccionario. El “internacionalismo”, tal cual lo entienden los grupos “marxistas” sin conocer a Marx, no existe en ninguna parte. Es un internacionalismo nebuloso que recuerda el caso de aquel ciego que en una pieza oscura buscaba a un gato negro que no estaba allí. Las masas no piensan en el allá del mundo. Piensan en su acá. En la Patria. Incluso en el terruño provinciano. Pero es la suma de estas luchas multilocales y nacionales, la que en un momento histórico dado desprenden efectos internacionales. El nacionalismo de las masas nace del hecho inmediato, no teórico, de la colonización. No de los libros sino del desarraigo destructor que nos viene de afuera. El secreto del colonialismo se llama opresión imperialista. Y el desciframiento del misterio colonial, primero es hambre, después conciencia política y finalmente liberación nacional. El internacionalismo no existe en ninguna parte. De ahí el descrédito de estos grupos de izquierda europeizantes ante las masas”

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Sirvan estas frases, como un disparador del porvenir, de las tareas, las tácticas que en este proceso que vive no sólo la Argentina o América, en la comprensión del peronismo y de los movimientos nacionales. Y en esto, los lineamientos que recorren el pensamiento “nacional y popular” de estos autores.  Para que los marxistas revolucionarios entendamos la relación que existe entre las tareas nacionales y, como expresión de ésta, el enraizamiento del peronismo en las masas populares y las tareas internacionales, y la definitiva superación del atraso que caracteriza al país.