El acuerdo electoral alcanzado entre la UCR, el Partido Socialista y el GEN de Margarita Stolbizer, ha provocado un gran desconcierto en los dirigentes de Proyecto Sur. Los compañeros de la Mesa Nacional pusieron todas sus esperanzas de triunfo electoral en las elecciones del 2011 en un acuerdo electoral con el PS y el GEN, posición que le fue impuesta a las bases de Proyecto Sur sin apenas discusión interna.
El acuerdo electoral alcanzado entre la UCR, el Partido Socialista y el GEN de Margarita Stolbizer, ha provocado un gran desconcierto en los dirigentes de Proyecto Sur. Los compañeros de la Mesa Nacional pusieron todas sus esperanzas de triunfo electoral en las elecciones del 2011 en un acuerdo electoral con el PS y el GEN, posición que le fue impuesta a las bases de Proyecto Sur sin apenas discusión interna ni debate democrático.
Ahora, los dirigentes de Proyecto Sur deberían asumir su responsabilidad política y reconocer honestamente su error.
El "progresismo" de Stolbizer y el PS
Desde las páginas de El Militante (ver Proyecto Sur: Hay que cambiar de rumbo, El Militante Nº 54) ya denunciamos el oportunismo político de los dirigentes del PS y del GEN en su aproximación a Proyecto Sur. Dijimos que sólo pretendían utilizar a nuestro movimiento para lavar su imagen y hacerla más "progresista", y advertimos expresamente que estaban negociando secretamente un acuerdo con la UCR, como realmente sucedió.
Desafortunadamente, Pino y Claudio Lozano y continúan sembrando ilusiones en Binner y Stolbizer, y siguen implorándoles que rompan con la UCR, como si el acuerdo alcanzado fuera un malentendido. No hay más ciego que el que no quiere ver.
Margarita Stolbizer fue durante años dirigente bonaerense de la UCR y luego del grupo político de Elisa Carrió. Todos ellos: UCR, Carrió, Stolbizer, "socialistas", compartieron frentes políticos y electorales durante años.
La "progresista" Margarita Stolbizer se posicionó contra la Ley de Medios y la estatización de las AFJP. En el "conflicto del campo" se alineó junto a la UCR, Carrió y el Partido Socialista de Binner, con la Mesa de Enlace, la derecha y los grandes terratenientes de la Sociedad Rural.
Ni el PS ni el GEN defienden propuesta alguna para dejar de pagar la deuda externa o reestatizar las privatizaciones de los 90. Tampoco hicieron declaración alguna a favor de elevar los salarios de los trabajadores, ni expresaron críticas a la embestida del imperialismo contra Venezuela, Cuba o Bolivia.
El peligro del oportunismo político
Los dirigentes de Proyecto Sur mostraron una ingenuidad extrema pero también, hay que decirlo, mucho oportunismo político. Es completamente ilusorio aspirar a ganar la presidencia de la Nación en apenas dos años, sin haber construido previamente una organización sólida asentada en un apoyo de masas entre la población. En lugar de basarse en las ideas, el programa, en la fuerza organizada de las masas trabajadoras desde abajo, que buscaban por cientos de miles en Proyecto Sur una alternativa política para la transformación social, se despilfarró este enorme capital político en apenas unos meses. Se apostó todo a pactos sin principios con políticos y arribistas profesionales del tipo Stolbizer, Juez o Binner; a practicar un cretinismo parlamentario absurdo, al abuso de los flashes de las cámaras, y a una táctica política completamente equivocada y suicida que consistió en competir con la derecha a ver quién le pega más fuerte al kirchnerismo. Y esto en el mismo momento que el gobierno sufre un acoso asfixiante a manos de la burguesía, de sus políticos a sueldo y de sus medios de comunicación, que indigna a millones de trabajadores y jóvenes de nuestro país.
Lejos de fortalecerse, es doloroso ver cómo el Movimiento Proyecto Sur se debilita día a día, y pierde bases de apoyo en los sectores más vivos y dinámicos de la sociedad: los trabajadores, la juventud combativa y demás sectores populares. Paradójicamente, el kirchnerismo está recuperando una base social de apoyo en estos sectores ante la falta de un referente a su izquierda que enfrente seria y claramente a la derecha y sus políticas reaccionarias. En las bases de Proyecto Sur existe mucho descontento, particularmente en la juventud, y exigen un claro giro a la izquierda en la política de nuestro Movimiento.
Hay que girar a la izquierda
Desde El Militante siempre insistimos en que Proyecto Sur tenía que basarse en la clase trabajadora, que representa la inmensa mayoría de la sociedad, y que debía dotarse de un programa socialista que representara las aspiraciones de los trabajadores y demás sectores populares explotados. Propusimos que Proyecto Sur abriera sus puertas a los miles de trabajadores, jóvenes y luchadores populares que llamaban a su puerta, y que se dotara de estructuras internas democráticas para elaborar la línea política del movimiento y elegir y controlar a sus dirigentes. Y planteamos que Proyecto Sur debía arrebatarle al kirchnerismo la bandera de la lucha contra la derecha y así tener la autoridad para señalar las limitaciones del oficialismo y sus compromisos con los intereses capitalistas e imperialistas que operan en el país.
Lamentablemente, nada de esto se hizo, y ahora vemos las consecuencias. El tiempo se va agotando, y resta poco margen para rectificar. Sólo un cambio radical de política y de tácticas le permitiría a Proyecto Sur recuperar el apoyo perdido. Hay que poner manos a la obra inmediatamente y dejar a un lado la obsesión de pretender ganar a cualquier costo las elecciones del 2011. Para esto es prioritario convocar a un Congreso extraordinario del movimiento con delegados elegidos en reuniones plenarias de base que posibilite una refundación del movimiento con un claro perfil de izquierda y orientado a la clase trabajadora.
LEER TAMBIÉN: Proyecto Sur: Hay que cambiar de rumbo (25 abril 2010, El Militante Nº 54)