Colapso de la Cumbre del Clima ¿Y ahora qué?

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El colapso dramático de las conversaciones en la Cumbre del Clima en Copenhague sirve para destacar una cosa: los gobiernos capitalistas del mundo no pueden resolver asuntos candentes, como el daño al medio ambiente provocado por la anarquía del mercado. La sed de lucro está en contradicción directa con los intereses de los trabajadores del mundo. La revolución social a escala mundial es la única respuesta verdadera al problema.

El colapso dramático de las conversaciones en la Cumbre del Clima en Copenhague sirve para destacar una cosa: los gobiernos capitalistas del mundo no pueden resolver asuntos candentes, como el daño al medio ambiente provocado por la anarquía del mercado. La sed de lucro está en contradicción directa con los intereses de los trabajadores del mundo. La revolución social a escala mundial es la única respuesta verdadera al problema.

La Cumbre del Clima de la ONU en Copenhague ha finalizado en un completo desastre. La Presidencia danesa de la Conferencia simplemente renunció y tiró la toalla. Esto, sin embargo, no debe ser una sorpresa. Ningún otro resultado era posible desde el comienzo. El capitalismo por su naturaleza es incapaz de hacer frente a un problema mundial como éste, especialmente si tenemos en cuenta los enormes intereses en conflicto entre los capitalistas a escala mundial  y la carga colosal de la actual crisis económica. Los delegados de la Cumbre describían la situación el pasado día viernes  como "confusa" y "desesperada".

Los países pobres exigieron que los países capitalistas avanzados donaran el 5 por ciento del PIB a las medidas de protección del clima. El problema es que los países capitalistas avanzados han gastado enormes recursos en salvar del colapso a sus sistemas bancarios y, en consecuencia, están ahora fuertemente agobiados por la deuda. Como resultado, en todos los países, se esfuerzan por aplicar un duro recorte al gasto público. La crisis mundial del capitalismo no permite ni siquiera mantener los niveles de gasto de ayer: ¿cómo pueden reservar recursos para medidas respetuosas con el clima?

Seamos claros sobre esta cuestión. Existen los recursos, la riqueza, los recursos humanos, la ciencia y la tecnología para combatir los efectos contaminantes del capitalismo en este planeta que vivimos. El problema es que estos recursos se utilizan en beneficio de los ricos, que no están dispuestos a ver reducciones en sus ganancias. La verdad es, como Hugo Chávez dijo en su discurso, que "el capitalismo es un modelo de desarrollo destructivo que es poner fin a la vida, y que amenaza con poner un fin definitivo a la especie humana".

Crisis del capitalismo                                                          

Todos los países capitalistas avanzados son un desastre. Puede que hayan evitado un colapso del estilo de 1929… por ahora. Pero el precio para esto ha sido enormes déficits en todos los países. Veamos, por ejemplo, Alemania. El Ministro de Hacienda alemán, Wolfgang Schäuble, de acuerdo con el diario británico Financial Times, el miércoles remarcó que someter el desborde del déficit presupuestario "no se logrará con los instrumentos convencionales". En otras palabras: con el fin de sacar al capitalismo alemán de esta crisis, tendrán que librar una guerra de clases viciosa contra la clase trabajadora. Los capitalistas de Alemania y de otros países intentarán recortar brutalmente las jubilaciones públicas, la atención gratuita de la salud, la educación gratuita, así como todos los demás elementos que hacen una sociedad semi-civilizada. ¿Cómo se  puede esperar que se preocupen por el cambio climático y las catástrofes en los países pobres? La verdad es que estos problemas no se resolverán nunca bajo el capitalismo.

El Presidente Evo Morales de Bolivia colocó firmemente la culpa de los problemas del clima en el capitalismo: "La verdadera causa del cambio climático es el sistema capitalista. Si queremos salvar la tierra, entonces tenemos que acabar ese modelo económico. El capitalismo quiere afrontar el cambio climático con mercados de carbón. Denunciamos los mercados y a los países que [los promueven]. Es hora de dejar de hacer dinero con la desgracia que han causado". Hugo Chávez en su discurso condenó el sistema capitalista y dijo que la única alternativa era el socialismo. Añadió que "si el clima fuera un banco, ya lo habrían salvado".

Es la enorme acumulación de contradicciones que fluye de esta situación la que desembocó en la presentación de la renuncia de la Presidencia danesa de la Conferencia para, a continuación, declarar que allí no habría un acuerdo real en la Cumbre. Los líderes de los países capitalistas avanzados erraron su cálculo sobre la situación. Pensaban que podían hacer el trato habitual sin plantear ningún cambio de fondo, mientras lo presentaban como un gran paso adelante. Pero no lograron hacerlo. Como el diario norteamericano Wall Street Journal  informó el viernes:

"Se espera cualquier acuerdo, en el mejor de los casos proponer objetivos de reducción de emisiones para las naciones ricas y miles de millones en ayuda para los países más pobres, pero quedará muy por debajo de la meta de un pacto legalmente vinculante. El acuerdo político todavía sería visto por muchos como un revés, los siguientes dos años serán de intensas negociaciones para acordar más reducciones más profundas en las emisiones de dióxido de carbono y de otros gases responsables en gran medida del calentamiento global."

Represión

La Cumbre de Copenhague también llevó a los títulos de tapa de los diarios de todo el mundo la represión policial en las calles. El 12 de diciembre, una avalancha humana se movió por Copenhague. La impresionante manifestación de 100.000 personas fue una protesta contra el hecho de que el capitalismo está destruyendo el planeta. La represión policial contra los manifestantes de esta marcha – así como de otras manifestaciones – se ha informado en todo el mundo. Aquellos que pensaban en los países escandinavos como sociedades agradables, pacíficas y armoniosas ya no van a volver a pensarlo  después de que vieran las escenas de cientos de jóvenes rodeados y atados como animales.

Desde el 11 de diciembre al 13 de diciembre, la policía hizo 133 "arrestos preventivos", pero luego sólo fueron acusadas cuatro personas por nada, demostrándose que fueron detenciones arbitrarias de manifestantes inocentes. Se trata claramente de métodos de un  Estado policial con el propósito de infundir miedo en la juventud y la clase trabajadora para que agachen sus cabezas y acepten los ataques a sus niveles de vida y otras políticas capitalistas. La policía distribuyó, incluso, fotos de estudiantes de 14 a 15 años de edad en Copenhague, advirtiéndoles que no participaran en manifestaciones.

En su discurso en la Cumbre, Chávez condenó la represión, aplaudió a los manifestantes y destacó una de sus consignas, a saber, "no cambien el clima: cambien el sistema". Subrayó que la única alternativa al capitalismo es la transformación socialista de la sociedad: "nuestra revolución busca justicia para todas las personas. Esta ruta es el socialismo. El capitalismo es el camino al infierno. La Historia nos llama a luchar."

El conflicto de EEUU-China

Los Estados Unidos han exigido que China acuerde reducir sus emisiones y acepte "un acuerdo más amplio que incluya la ‘transparencia’ de las medidas de China para limitar los gases de efecto invernadero" como el Wall Street Journal informó ¿Qué significa esto? De hecho es simplemente un paso, disfrazado en un velo muy tenue, hacia una política proteccionista por parte del imperialismo de EEUU. Esto significa que los Estados Unidos insisten en que China debe detener la inundación del mercado mundial con mercaderías baratas que dejan a los capitalistas estadounidenses fuera del negocio. Además, quieren también que China abra sus puertas ¡al espionaje! Por supuesto, los dirigentes chinos no están ansiosos por firmar un acuerdo de este tipo, por el contrario, han mantenido que su "objetivo de emisiones es voluntario" y "no negociable".

El choque diplomático entre China y los Estados Unidos, por supuesto, no tiene nada que ver con las emisiones de CO2 y el cambio climático, sino con todo lo que tenga que ver con las ganancias y la protección de los mercados. Esta es la razón, también, de que no se haya llegado a un acuerdo real. Pueden emitir una declaración política con un montón de buenas palabras, pero con muy pocas promesas concretas – y estas promesas se rompen de todos modos. Así es cómo funciona la diplomacia capitalista.

La actual crisis económica, de hecho, ha agravado aún más la amenaza del proteccionismo. Los gobiernos en todas partes intentan exportar el desempleo por medio de aranceles sobre bienes importados y subvencionar a sus propios capitalistas en casa. Las diferentes potencias capitalistas están tratando desesperadamente de conquistar los mercados de sus competidores, al tiempo que protegen los suyos. Esto se refleja no sólo en los antagonismos entre países como China y los Estados Unidos, sino también entre otras potencias capitalistas, como la Unión Europea y los Estados Unidos por ejemplo.

La necesidad de un plan

Mientras que los Estados Unidos y la Unión Europea asignan 4.100 millones de dólares para salvar a sus banqueros, ofrecen un puñado de porotos para programas contra el cambio climático. Mientras que los Estados Unidos gastan 3,6 millones de dólares al mes en matar a personas pobres en Afganistán, el 12 por ciento de la población estadounidense depende de bonos de comida para sobrevivir. El total de los ingresos de las 500 personas más ricas del mundo es superior a los de 450 millones de las personas más de pobres, que viven con dos dólares al día. El capitalismo en el siglo 21 significa horror sin fin para la gran mayoría de la población del planeta. La continuación de la existencia del capitalismo es una amenaza mortal para millones de personas en todo el mundo.

En un acto público con más de 3000 personas en Copenhagueorganizada por diversos sindicatos, organizaciones políticas y campañas de solidaridad, incluyendo Manos Fuera de Venezuela, el Presidente Hugo Chávez correctamente señaló que una revolución socialista es la única solución a los problemas de la humanidad. Subrayó la necesidad de una revolución en el mundo y repitió su propuesta de formar una Quinta Internacional como un instrumento para este fin. Lo esencial es que estas palabras se traduzcan en hechos. Si Chávez llevara a la práctica estas palabras en Venezuela y comenzara el proceso de transformación socialista en Venezuela por expropiar la propiedad de la oligarquía local y de los imperialistas, marcaría el comienzo de la revolución en toda América Latina, lo que a su vez daría un gran impulso a la lucha de clases en todo el mundo.

El hecho es que una solución a los problemas climáticos, la pobreza, las enfermedades, el analfabetismo, el desempleo, las guerras y el hambre, nunca se lograrán sobre una base capitalista, y mucho menos por la hipocresía de la diplomacia burguesa. La continuación de la existencia del capitalismo agravará simplemente estos problemas en el próximo período. El capitalismo no puede reformarse desde adentro, debe ser derrocado por la acción consciente de la clase trabajadora. Es sólo la clase trabajadora – la clase que representa el futuro – la que puede producir un cambio real y una transformación socialista en la sociedad, con la lucha por el marxismo revolucionario dentro del movimiento obrero en todos los países.

El fracaso de la Cumbre de Copenhague es una indicación de la severidad de la crisis de que estamos viviendo. Pero también servirá para un propósito: abrir los ojos de muchos trabajadores y jóvenes que pueden haber tenido ilusiones en que tales cumbres podrían empezar a acometer y resolver los graves problemas a los que nos enfrentamos. El fracaso de la Cumbre fortalece a aquéllos que, como los marxistas, argumentan que si queremos realmente salvar el planeta debemos suprimir el sistema económico que está en la raíz de todos los problemas, el capitalismo mismo.