Madagascar: Las tropas se niegan a cumplir las órdenes de reprimir las protestas de la oposición

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El domingo la profundidad de la crisis y el nivel de descontento social en Madagascar afectaron directamente a grupos de soldados de los Servicios Técnicos y Administrativos y de los Cuerpos de Personal Militar, que se negaron a cumplir las órdenes de atacar a los manifestantes en las calles. Los soldados se negaron a disparar y reprimir las manifestaciones contra el gobierno. Después de esto, declararon que ya no obedecerían más las órdenes del gobierno.

Un soldado rebelde declaró: “Ya no acatamos las órdenes de nuestra jerarquía, seguimos lo que nos dicta nuestro corazón. Estamos entrenados para proteger la propiedad y a los ciudadanos, no para disparar a las personas. Estamos con el pueblo”.

Los soldados del cuartel Camp Capsat a las afueras de la capital de Madagascar, Antananarivo, prepararon sus líneas de defensa porque esperaban un ataque por parte de la guardia presidencial. Los 600 soldados parece que controlan un gran arsenal de armas y munición.

Estos dramáticos acontecimientos nos recuerdan al poema de Bertolt Brecht, “General, su tanque es un vehículo poderoso“, que dice lo siguiente:

“General, tu tanque es más fuerte que un coche.
Arrasa un bosque y aplasta a cien hombres.
Pero tiene un defecto:
necesita un conductor.
General, tu bombardero es poderoso.
Vuela más rápido que la tormenta y carga más que un elefante.
Pero tiene un defecto:
necesita un piloto.
General, el hombre es muy útil.
Puede volar y puede matar.
Pero tiene un defecto:
puede pensar”.

Los acontecimientos están obligando a pensar a los soldados de Madagascar. Como dicen, están entrenados para defender a la población, no para disparar contra ella. Y ahora se enfrentan a la cólera de la clase dominante y su casta de oficiales.

Talbot Antolin Alexis, Director General de la Policía Nacional de Madagascar, defendió la unidad entre la policía, las fuerzas armadas y la gendarmería, se trata de un intento desesperado de restablecer cierto orden. El ministro de defensa, Mamy Ranaivoniarivo, dejó claro el lunes que se tomarían “medidas militares dentro del ejército”. Sin embargo, el ministro no especificó qué medidas, eso explica por qué los soldados prepararon sus líneas de defensa.

El gobierno ha acusado a los soldados rebeldes de organizar un motín, algo negado por los soldados. Ellos dijeron que simplemente se negaban a ser utilizados contra los civiles que se manifestaban. El coronel Noel Rakotonandrasana, portavoz de los soldados rebeldes, reiteró este punto cuando explicó que: “no podemos aceptar la represión de la población civil”.

Todo esto llega en un momento crítico para Madagascar. Estos acontecimientos se han producido en el contexto de una encarnizada lucha por el poder entre el oposicionista Rajoelina y el presidente Marc Ravalomanana. A principio de este año, Andry Rajoelina, el líder opositor, comenzó convocando protestas contra el presidente Ravalomanana. El presidente no trató con mucha amabilidad las protestas de la oposición y ordenó a las fuerzas de seguridad encontrar a Rajoelina, que mientras tanto tomaba la medida precavida de ocultarse.

Lo que ha provocado la reciente rebelión de los soldados ha sido el aumento del uso del ejército para sofocar la marea ascendente de protestas que recorre el país. Desde principios de este año unas 100 personas han muerto asesinadas por el ejército en las calles. En febrero, hubo una manifestación que cuando se dirigía hacia el palacio presidencial sufrió una brutal represión en la que murieron 28 personas.

Madagascar tiene una población de 20 millones de personas, la mayoría viven en la absoluta pobreza. Más de la mitad de la población sobrevive con menos de 1 dólar diario, como la mayoría de países africanos, Madagascar se ve obligada a aplicar los programas de ajuste estructural del Banco Mundial y el FMI, lo que supone la apertura de sus mercados a los países industrializados más poderosos y a la privatización. En la última recesión de 2001-2002, al mismo tiempo que una crisis política seria afectaba al país, el PIB caía un 12 por ciento. El año pasado la inflación superó el 9 por ciento, afectando seriamente a las masas ya empobrecidas.

Las elecciones presidenciales de 2001 estuvieron muy disputadas pero en abril de 2002, el Alto Tribunal Constitucional declaró ganador a Ravalomanana, que después se presentó a una segunda elección presidencial en 2006. Desde entonces, la crisis económica mundial se ha sumado a las ya difíciles condiciones de vida de las masas. Las llamadas “reformas de libre mercado” de Ravalomanana ahora han quedado al descubierto como lo que realmente son, un ataque a la clase trabajadora de la isla.

Rajoelina, “un joven empresario carismático”, como le describen los medios de comunicación, es un hombre bastante rico, también posee sus propios canales de televisión y radio. Hasta hace poco era el alcalde de la capital y utilizaba su posición para atacar al gobierno. Con esta actuación ha abierto la tapa del ambiente de furia que se había acumulado entre las masas pobres. En este contexto, la tropa también se ha visto afectada. Aparte de negarse a disparar contra la población, los soldados han hecho reivindicaciones salariales y también han denunciado los desfalcos económicos de sus superiores.

Desafortunadamente no existe una alternativa de masas socialista genuina que pueda unir a los trabajadores, a los pobres y a los soldados rasos contra la elite dominante. En 1972 se creó como oposición de izquierdas el Partido por el Poder Proletario (MFM), pero desafortunadamente, como ha ocurrido con muchas otras antiguas fuerzas de “izquierdas” en el pasado, el partido abandonó sus credenciales izquierdistas para abrazar el liberalismo, cambiando su nombre por el de Movimiento por el Progreso de Madagascar, al mismo tiempo que perdía todos sus representantes parlamentarios.

En este vacío político que existe en el país, desgraciadamente lo que tenemos es la lucha entre dos empresarios. Pero el movimiento de las masas y la rebelión dentro de los soldados demuestra muy claramente que existe potencial para algo mucho mayor.

Después del motín de los guardias fronterizos en Bangladesh, esta revuelta de los soldados en Madagascar subraya un hecho que hemos señalado siempre los marxistas: en una situación de crisis aguda, económica y política, los soldados, los “trabajadores de uniforme”, hijos de trabajadores y campesinos, pueden volverse contra sus oficiales, negarse a ser utilizados contra las masas y pueden, por tanto, ser ganados para la revolución. Las clases dominante no siempre pueden basarse en los famosos “cuerpos de hombres armados”. Lo que hemos visto en Bangladesh y Madagascar son signos de la profunda crisis que se está desarrollando. Son de buen agüero para los trabajadores del mundo, pero requiere una dirección consciente y revolucionaria para que se puedan transformar en una fuerza para el cambio revolucionario.

Posdata: Desde que este artículo se escribió un sector del ejército ha tomado el cuartel general y obligado al ministro de defensa, Mamy Ranaivoniarivo a dimitir.