Dinamarca: 100.000 trabajadores del sector público en huelga

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Más de 100.000 trabajadores del sector público fueron a la huelga el día 16 de abril, fue la huelga del sector público más grande de la historia. La huelga incluía guarderías, enfermeras y otro personal médico. Los sectores en huelga tienen una granmayoría de trabajadoras y una de sus principales reivindicaciones es la igualdad salarial. Más de 100.000 trabajadores del sector público fueron a la huelga el día 16 de abril, fue la huelga del sector público más grande de la historia. La huelga incluía guarderías, enfermeras y otro personal médico. Los sectores en huelga tienen una gran mayoría de trabajadoras y una de sus principales reivindicaciones es la igualdad salarial.

La huelga fue desencadenada por las negociaciones del acuerdo colectivo. El gobierno de derechas de Anders Fogh Rasmussen ha impuesto una subida del 12,8 por ciento, pero esta subida sería en tres años, es evidente que no sigue el ritmo de subida de la inflación. Sólo en los últimos seis meses la inflación se ha situado a un 6 por ciento anual.

Los trabajadores de guarderías y asistentes sanitarios en estos últimos dos años ya han protagonizado varias huelgas salvajes. Durante la huelga de guarderías de 1006, los dirigentes socialdemócratas tuvieron la oportunidad de dar una patada al gobierno de derechas basándose en este movimiento de protesta. Pero perdieron esa posibilidad porque la dirección del ala derechas socialdemócrata tuvo miedo de llegar al poder basándose en una oleada de huelgas y protestas.

En este último período han empeorado cada año las condiciones del sector público. Los trabajadores son explotados al máximo. Este hecho se pude ver en que las enfermeras del servicio de urgencias que en muchos hospitales se ha convertido en las condiciones normales de trabajo, por ejemplo 10.000 enfermeras no pudieron participar en la huelga por tener que cumplir el servicio de urgencias.

En todo el sector público, el personal cualificado se está sustituyendo por no cualificado. Se está recurriendo a subcontratistas privados que además suponen un enorme drenaje sobre los presupuestos. Los trabajadores tienen que trabajar más rápido y se está atacando el descanso de la comida y el café. Las condiciones de trabajo se están volviendo insoportables.

Todas las encuestas demuestran un apoyo enorme a los huelguistas. Según una encuesta reciente, el 80 por ciento de la población apoya la reivindicación de los huelguistas de un aumento mínimo salarial del 15 por ciento. Las trabajadoras ganan 81 coronas danesas frente a los 100 de sus compañeros, así que una de las principales consignas es la igualdad salarial en el sector público, un sector dominado por las mujeres.

En 1973 se introdujo oficialmente la igualdad de salario después de una gran huelga con 250.000 trabajadores en huelga y un cierre patronal. Este hecho demuestra que incluso el derecho formal a la igualdad salarial sólo se conquista tras una dura lucha. Pero la igualdad salarial formal es sólo un pedazo de papel. La igualdad salarial, con un salario con el que se pueda vivir, sólo se puede conseguir con la lucha común de la clase obrera.

La debilidad principal de la huelga está en las divisiones dentro del movimiento obrero. Los dirigentes sindicales de los trabajadores de oficinal, la mayoría trabajadores de guarderías (que están divididos en dos sindicatos por razones técnicas), conserjes, profesores, académicos y otros, todos han aceptado el 12,8 por ciento de aumento salarial, inferior a la inflación. Consiguieron el "sí" de su militancia, en parte porque presentaron este acuerdo como una "conquista histórica" y, en parte, porque muchos trabajadores no vieron otra alternativa sino el voto afirmativo. No existe una fuerza organizada dentro del movimiento sindical capaz de desafiar a la dirección actual.

Algunos de los dirigentes sindicales que aceptaron el 12,8 por ciento han declarado abiertamente que esperar una derrota de las huelgas. Si los huelguistas ganan, dicen ellos, sus militantes también se pondrían en huelga para conseguir una subida mejor. Este hecho demuestra lo alejados que están estos dirigentes de su militancia, cuando aceptan reducciones de los salarios reales y al mismo tiempo saben que sus militantes están dispuestos a luchar contra los empresarios.

Con un enorme apoyo de los huelguistas, los dirigentes sindicales en el sector público podrían fácilmente convocar una lucha conjunta por un salario mejor. La organización empresarial municipal ha amenazado con un cierre patronal para todos los trabajadores que están en el sindicato FOA (que ahora tiene 34.000 militantes, es decir, el 15 por ciento de sus militantes en huelga). Es una amenaza serial porque los que están en huelga son los que cuidan ancianos, enfermos y niños pequeños. Este hecho demuestra la hipocresía de los empresarios, a los que no les importa el sufrimiento humano, sino sólo los "presupuestos responsables", más privatizaciones y la destrucción del sector público. La única respuesta a esta amenaza es que todos los trabajadores del sector público vayan a la huelga. Cuando el presidente del FOA sugirió esta idea, Dennis Kristensen, los empresarios dieron marcha atrás, pero la amenaza continúa.

En el frente político, el Partido Socialista del Pueblo, una escisión del Partido Comunista en 1956, ha salido enormemente fortalecido durante estos últimos dos años. En las últimas elecciones de noviembre de 2007 casi duplicó su apoyo, consiguió un 13 por ciento. Se consiguió después de un período de huelgas salvajes en el sector público, donde el PSP defendió las reivindicaciones de los huelguistas en el parlamento. El PSP tiene un gran apoyo entre los trabajadores del sector público y las últimas encuestas le dan un apoyo cercano al 20 por ciento, casi el mismo que a la socialdemocracia (que sufre una crisis histórica con la dirección derechista de Helle Thorning-Schmidt).

El gobierno de derecha está totalmente paralizado. El primer ministro Anders Fogh Rasmussen no dijo una palabra sobre la huelga. La razón es clara: aunque a los gánsteres de derechas les gustaría intervenir e imponer el 12,8 por ciento a los huelguistas, saben que es una situación muy peligrosa para ellos. Con un gran apoyo entre la población, una clase obrera grande y bien organizada apoyando a los huelguistas, su intervención en este momento podría ser la chispa que desencadena una explosión, como la huelga general de 1985.

Lo que hace falta ahora es la unidad de los trabajadores. Los dirigentes de todo el sector público deben utilizar el momento favorable para ampliar la huelga a todos los trabajadores del sector privado, que son los que tienen el poder real de paralizar al capitalismo danés. Todos los activistas sindicales deben luchar para extender la huelga y conseguir sus reivindicaciones.