EEUU: el final del “sueño americano”

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Los paralelismos entre la caída del Imperio Romano y la decadencia del imperialismo norteamericano no pasan inadvertidos para un sector de la clase dominante. David Walker, jefe del Tribunal de Cuentas del país, utilizó esta analogía en un reciente informe publicado por Financial Times (14/8/07) y destacó las “llamativas similitudes” que tiene la situación actual de EEUU con los umbrales de la caída de Roma.
"El declive de Roma fue el efecto natural e inevitable de su grandeza desatada. La prosperidad alimentó el comienzo de la decadencia; la ampliación de sus conquistas multiplicó las causas de la destrucción; y cuando en el transcurso del tiempo algún accidente minó sus soportes artificiales, esa estupenda construcción se derrumbó por la presión de su propio peso". (Edward Gibbon, Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano)
Los paralelismos entre la caída del Imperio Romano y la decadencia del imperialismo norteamericano no pasan inadvertidos para un sector de la clase dominante. David Walker, jefe del Tribunal de Cuentas del país, utilizó esta analogía en un reciente informe publicado por Financial Times (14/8/07) y destacó las "llamativas similitudes" que tiene la situación actual de EEUU con los umbrales de la caída de Roma.

La situación interna

En las elecciones de 2006, los demócratas consiguieron la mayoría en el Senado y en el Congreso; un año después, sólo el 22% de los norteamericanos aprueba su gestión. Han bastado doce meses para demostrar que los dos partidos son la cara de la misma moneda y que en lo fundamental defienden lo mismo. Aún así, debido a la ausencia de una alternativa para los trabajadores, los demócratas ganarán las próximas elecciones presidenciales, pero no por su programa, sino por el tremendo odio acumulado contra Bush y los republicanos.

Uno de los primeros sectores en reflejar el proceso de radicalización y cambio social es la juventud. The New York Times (27/06), publicó: "En un momento en que los demócratas parecen ganar terreno después de años de dominio republicano en Washington, los jóvenes norteamericanos parecen girar más a la izquierda que la población en general". Esta situación se ha reflejado en el movimiento contra la guerra o con luchas importantes, incluso huelgas, en distintas universidades del país y cortes de rutas.

Pero este proceso de radicalización no sólo afecta a la juventud. En agosto, The Economist (9/8/2007), publicaba "La población estadounidense parece reaccionar a la sobrerreacción conservadora con un giro a la izquierda. La mayoría quiere sanidad universal; desconfía en la fuerza como una manera de conseguir la paz (…) e incluso desaprueba la intolerancia frente a las cuestiones sociales".

Riqueza para unos pocos, miseria para la mayoría

Durante los últimos treinta años se ha producido una caída sin precedentes de los niveles de vida, ajustada la inflación, hoy el salario medio de un trabajador es inferior al de los años setenta. El boom económico de los últimos años se ha basado, entre otros factores, en un aumento de la explotación de la clase obrera: jornadas laborales más largas, menos salarios, peores condiciones laborales…

Uno de cada tres trabajadores (47 millones) cobran salarios 2/3 por debajo del salario medio, apenas para mantener a una familia tipo; uno de cada cuatro trabajadores (35 millones) gana salarios de pobreza y 70 millones de norteamericanos viven con menos de U$S 7 diarios (datos del Center For Economic Policy Research). Un 10% de la población (30 millones) pasa hambre o tiene riesgo de pasarla y hay 16 millones de pobres, ¡todo esto pasa en el país más rico del mundo y paradigma del sistema capitalista!

Al otro lado tenemos una concentración obscena de riqueza: el 1% más rico (3 millones) tiene unos ingresos iguales a los que tienen 150 millones de estadounidenses juntos. Estas son las causas del descontento y la rabia acumulada en la sociedad.

El final del sueño americano

Recientemente Change to Win (“Cambiá para ganar”), la nueva central sindical que se formó a partir de una escisión en la confederación sindical tradicional, el AFL-CIO, publicó un informe donde señala que el sueño americano, durante décadas identificado con el individualismo y el enriquecimiento personal, ya no es así para el 80% que lo identifica con recibir un salario que le permita mantener dignamente a su familia.

La encuesta también demuestra que los trabajadores tienen muy claro quién es el responsable de su situación, el 69% piensa que el gobierno favorece a los ricos frente a la clase obrera. "Los trabajadores creen que las empresas y los intereses de los ricos tienen demasiado poder y es una barrera para que la clase obrera consiga el sueño americano".

La huelga de General Motors: un ejemplo de lo que vendrá

Durante los últimos años hemos tenido ejemplos de la combatividad de la clase obrera norteamericana (estibadores, conserjes, trabajadores agrícolas, enseñanza, sanidad, metro de Nueva York), pero en septiembre 73.000 trabajadores de GM realizaron una huelga de 48 horas. La primera huelga nacional del automóvil en 31 años y la primera de GM desde la huelga de 67 días de 1970. Los motivos, las condiciones laborales, las amenazas de cierres de fábricas, la reducción de salarios y los fondos de pensiones. La cúpula sindical UAW intentó por todos los medios no convocar esta huelga, el día de antes del inicio, el presidente del sindicato, Ron Gottelfinger, garantizó a la empresa que no ocurriría nada parecido y, cuando finalmente no les quedó más remedio que convocarla debido a la presión de los trabajadores, salió públicamente a pedir disculpas.

A las 48 horas el sindicato anunció que habían llegado a un acuerdo y desconvocó la huelga; poco a poco se supo que era una capitulación ante la empresa: El sindicato hizo concesiones a GM mayores de lo que inicialmente se pensaba. El acuerdo establece dos categorías salariales, los nuevos trabajadores cobrarán un 50% menos de salario, teóricamente impide el cierre de fábricas pero sí aceptan el cierre en caso de reducción de ventas en el mercado y, lo más importante, el traspaso de los fondos destinados al cuidado sanitario de los trabajadores que pasarán al VEBA, un fondo fiduciario que estará controlado por el sindicato y que gestionará casi 60.000 millones de dólares, seguirá las mismas reglas que cualquier fondo de pensiones privado que cotiza en Wall Street.

La huelga tuvo repercusiones incluso más allá de EEUU, plantas de GM de Canadá y México tuvieron que cerrar, además despertó las simpatías de otros sectores, el sindicato de Camioneros anunció que no transportaría nada de GM. El acuerdo tiene su importancia y quieren extenderlo a Ford y Chrysler, la dirección de esta última ha anunciado la aceleración de las negociaciones, pero también se enfrenta a la amenaza de una posible huelga.

Aunque el acuerdo fue aceptado, no va a solucionar ninguno de los problemas que sufren los trabajadores de GM y no descarta nuevas huelgas en el futuro. Tampoco significa que la clase obrera esté dispuesta a seguir sufriendo un ataque tras otro. A lo largo de la historia del movimiento obrero, las huelgas en el sector del automóvil han sido el presagio del despertar de la lucha de clases en EEUU, y en esta ocasión no va a ser diferente. Las condiciones de vida en el Imperio Romano provocaron una rebelión de los esclavos y en este imperio moderno ocurrirá lo mismo.