Para conquistar un futuro de certezas y victorias forjemos una dirección revolucionaria y Comunista

Mientras el gobierno retrocede en el parlamento volviendo a comisiones la Ley Ómnibus tras una secuencia de votaciones en contra en manos de la oposición, el avance de la inflación, el retiro de los subsidios al transporte, gas, luz y agua, medidas que se suman a los aumentos distorsivos de las naftas y alimentos, acrecienta la presión a los millones de mujeres y hombres de a pie.

Por su lado Milei, con su característica de desvariado, arremete sin cintura política a sus aliados blandos y en parte a su bloque, con un tratamiento de desprecio inusitado, condenándolos por su votación y acusándoles de traidores.

Los mensajes vía X, antes Twitter, contra gobernadores, diputados, senadores, líderes políticos, tildados de extorsionadores, coimeros, brutos, delincuentes, rapiñadores de bancas, enemigos de una mejor Argentina, a la que viven robándole. Llamando a los radicales “putitas del peronismo”, demuestra una conducta que solo tiene relación con su envalentonamiento en la creencia de que aún cuenta con el apoyo del 57% de los votos que lo llevó en diciembre a la Casa Rosada, y que puede llevarse todo por delante impunemente.

Lo que se expresó la semana pasada en el parlamento ante el tratamiento de la Ley Ómnibus, fue una puja entre facciones de la burguesía. Milei expresa sin disimulos a los sectores más poderosos del empresariado extranjero y criollo, además de la oligarquía financiera y los grandes dueños de la tierra, sectores que concentran en sus manos un poder monopólico. Milei sin dudas no es un elemento confiable de su riñón, con quien se sientan cómodos. De todas formas, aprovechan al máximo su discurso de ofensiva, agresivo sobre todo contra los sectores populares, quienes somos los que pagamos no solo la deuda con el Fondo Monetario Internacional, sino que pagamos la gran fiesta que los capitalistas se hicieron con la fuga de capitales, el endeudamiento del país y cada uno de los mecanismos que tienen para garantizarse siempre más y más beneficios, transfiriéndolos a sus abultadas arcas.

Por su lado, la oposición de Unión por la Patria expresa el resguardo, el reaseguro, la continuidad de un sistema de gobierno, de acumulación de riquezas, con agudos sobresaltos producto de la crisis económica local y mundial, pero, sin caminar permanentemente al borde de un precipicio, dinamitando su propia base como lo hace el gobierno de Milei. Son, además, quienes representan a la franja de pequeños, medianos y una cierta burguesía acomodada de industriales y comerciantes que reproducen permanentemente al capital como sistema.

Ante la crisis en el parlamento al caer la Ley Ómnibus, el “salvataje” a Milei viene de sus amigos que juegan como un interbloque en la Cámara baja. El macrismo en voz de Patricia Bullrich y demás voceros, anunciaron una unificación de ambos espacios políticos, dándole incluso una cierta proyección nacional a través de los Gobernadores de Juntos por el Cambio, decimos cierta, ya que no podemos olvidar que a Macri, fue el Radicalismo quién le dio proyección nacional y está vez los radicales quedarían afuera de la ecuación.

Estamos atravesando una suerte de desorden del gobierno, siendo que estamos a dos meses de su asunción, y lo que solo viene haciendo es recortar el presupuesto, al no enviar al Congreso el presupuesto de 2024, quedando por lo tanto el devaluado Presupuesto de 2023, avanzando en la quita de subsidios, etc. etc., en definitiva, licuando los salario, degradando las condiciones contractuales de trabajo, etc., caminando en los hechos por fuera de la Ley Ómnibus” que incluso ya no volvería a ser presentada.

Milei, Caputo, Sturzenegger vienen aplicando un recorte a las provincias, por fuera de las coparticipaciones. A su vez los gobernadores exigen la coparticipación del impuesto País o se restituya el impuesto al salario y sea coparticipado. Ya advertimos en otros artículos la brutal poda en el presupuesto de la Obra Pública, medidas que perjudicaron a gobernadores y provincias amigas y que “empujó” en los últimos días a una suerte de formulación política entre los gobernadores de Córdoba, Santa Fe y la Provincia de Buenos Aires, quién expresa en sus dichos Carlos Maslatón, que propone como “el camino legal, pacífico, civilizado y liberal para frenar el totalitarismo antiliberal del Estado federal “, de una suerte de un nuevo Pacto de San José de Flores -1859- “las provincias productivas centrales asociadas a La Plata saltando al gobierno confiscador de LLA y el PRO macrista. Deben animarse a proceder, el pueblo democrático los acompañará. Opongan las fuerzas de la paz a la violencia del gobierno que declara que los quiere fundir a todos.” (X Carlos Maslatón – https://x.com/CarlosMaslaton/status/1756063911743197306?t=f9YNiB2nim9DNlCg1fuabw&s=08)

En realidad, esta suerte de posiciones “escisionistas” se encuentran aún lejos de la realidad. Si vamos a lo concreto la gentileza parlamentaria que le otorgaron al gobierno de Milei por su inflexibilidad, que en palabras de Pichetto dijo: “Al oficialismo le pedimos que tenga una cuota de flexibilidad, les encanta seguir perdiendo”. En realidad, con el DNU y el plan económico en mano, vienen sostenidamente aplicando un retroceso e intentan llegar a lo convenido con el Fondo Monetario, inclusive superando lo acordado de llegar a 5 puntos porcentuales de bajar el gasto público.

Milei continua con la lucha contra el socialismo o el comunismo, que se demuestra como una lucha contra los fantasmas, no hay una dictadura del proletariado, no hay colectivismo, acusando demencialmente a un amplio arco que va desde China, Putin, Lula y la lista sigue y sigue, encolumnando tras esta prédica a los más reaccionario de la sociedad. Institucionalmente, alineándose con el imperialismo y el sionismo de Netanyahu, Milei con su decisión puso a la Argentina en el radar en el conflicto Medio Oriente.

La resistencia de las masas debe dar un paso adelante para derrotar el DNU y al gobierno de Milei

En lo que va de gobierno, Milei, provocó la reacción y la indignación de amplias capas de trabajadores, jóvenes, desocupados provocando el desarrollo de asambleas barriales, movilizaciones como las de desocupados, de trabajadores de la cultura, de la salud, estatales, bancarios, el Conicet, asambleas populares, y de trabajadoras y trabajadores asalariados. Sumándose los cacerolazos en más de 80 ciudades del país.

El paro del 24 de enero que los jefes sindicales de la CGT intentaron encorsetar, ya que fue decretado por 12 horas e impidiendo la participación de las bases, fue desbordado ampliamente por sectores de masas, llegando a más de un millón de personas, impuso un impacto en el conjunto del régimen y sus partidos, que expresaron una profunda preocupación en propios y ajenos.

Partimos que de seguir con las políticas de ajuste vamos a una sucesión de estallidos, que pueden expresarse de diversas maneras. De todas formas, entendemos que las respuestas de masas en relación a los ataques, su desarrollo es embrionario y que encuentra su epicentro en ciudades como CABA, Rosario, Córdoba, Mendoza y Santiago del Estero.

Sí advertimos que es muy fuerte la posición política que se sostiene desde la izquierda del FIT-U de luchismo y sobredimensionando las movilizaciones en relación a la caída de la Ley Ómnibus. Los Comunistas de la Corriente Socialista Militante – CMI Argentina, consideramos y reivindicamos ambas herramientas que son parte del bagaje de nuestra clase y que se demostró como esencial en la lucha de clases. Pero también entendemos que movilizarse y luchar no bastan para derrotar al régimen político que sustenta a Milei y Cía.

No podemos pensar que la Ley Ómnibus solo cayó por la movilización de las Asambleas junto a las movilizaciones que se mantuvieron firmes enfrentando la represión, en las jornadas que sesionaron en el parlamento cuando le daban tratamiento a la Ley Ómnibus.

Ya escribimos en otros materiales nuestra opinión sobre el impacto del paro del 24 de enero y en esto el papel que jugó incluso el plenario del 20 de enero en el Jagüel del Sutna, al impulsar el paro activo, contando con una enorme participación obrera. Presentar las movilizaciones de esta manera es embellecer y caracterizar algo que se encuentra aún en un estado embrionario, llevando así confusión a la militancia.

En todo caso son un conjunto de factores que se conjugaron los que determinaron su caída: la lucha entre las facciones burguesas en el Parlamento, sin olvidar su preocupación de que las cosas se salgan de carriles, salvando la gobernabilidad e intentando detener la desilusión creciente de las masas en las instituciones del régimen.

El paro del 24 de enero y el desarrollo incipiente de las asambleas y las movilizaciones, sí marcaron una tendencia a la independencia política en relación al Estado, al régimen y sus partidos. Pero no debemos perder de vista que, aunque tengamos una hipótesis de estallidos y que los mismos se materialicen, los capitalistas si se encuentran contra las sogas, antes de perder el control del régimen de dominación pueden combinar la represión abierta con concesiones para descarrilar el movimiento hacia canales institucionales que les garanticen a empresarios, banqueros y terratenientes seguir manteniendo su poder económico. Entonces creemos que es necesario dar espacio, lugar al debate de cómo el movimiento forja un programa no solo de lucha y movilización, sino además de Poder. De Poder Obrero, que vincule las demandas más sentidas con una estrategia de gobierno, un gobierno de las y los Trabajadores.

Debemos aprender del desenlace de las asambleas surgidas con el Argentinazo y no repetir los viejos vicios de aparato de los grupos de la izquierda, y para que no suceda esto debemos apelar a lo mejor de las tradiciones revolucionarios de la clase obrera y de las reservas del movimiento en su conjunto y sobre todo de las nuevas generaciones que no arrastran las frustraciones del pasado. Danton decía audacia, audacia y más audacia*, hoy ante el presente diría: debatir, debatir, debatir, entendiendo junto a Lenin que no hay movimiento revolucionario sin teoría revolucionaria. Para conquistar un futuro de certezas y victorias forjemos una dirección, una dirección revolucionaria y Comunista.


*Para vencer a los enemigos de la Revolución» fue la consigna que lanzó Danton, como ministro de Justicia, en el convulso septiembre de 1792, en pleno enfrentamiento entre la Asamblea legislativa y la Comuna de París.