Los cambios introducidos por el gobierno de Kirchner en el sistema jubilatorio representan un avance con respecto a la situación anterior, pero son insuficientes, ya que no contempla la movilidad automática de las jubilaciones para no perder poder adquisitivo, ni recupera el histórico 82% móvil del salario, perpetuando jubilaciones por debajo de la línea de la pobreza. Y se mantiene la privatización del sistema jubilatorio, con un sistema mixto donde subsiste una participación mayoritaria de las AFJs AFJP.
Una reforma insuficiente
Los cambios introducidos por el gobierno de Kirchner en el sistema jubilatorio representan un avance con respecto a la situación anterior, pero son insuficientes, ya que no contempla la movilidad automática de las jubilaciones para no perder poder adquisitivo, ni recupera el histórico 82% móvil del salario, perpetuando jubilaciones por debajo de la línea de la pobreza. Y se mantiene la privatización del sistema jubilatorio, con un sistema mixto donde subsiste una participación mayoritaria de las AFJP.
La reforma permite la incorporación voluntaria al sistema estatal. Pero los fondos acumulados en las AFJP por estos jubilados seguirán siendo gestionados por aquéllas. Los jubilados seguirán cobrando casi toda su jubilación de las AFJP, y lo que perciban del Estado será sobre la base de los años aportados a partir de ahora al sistema estatal.
La única excepción serán los trabajadores con más de 55 años, en el caso de los hombres, y de más de 50, en el caso de las mujeres, con aportes acumulados inferiores a los $20.000, cuyos fondos pasarán íntegramente al sistema estatal y percibirán el 100% de su jubilación del Estado.
Es progresivo el aumento introducido en las jubilaciones del sistema estatal, al elevar del 0,85% al 1,5% el porcentaje del salario que se percibirá como jubilación mensual, sobre la base del salario promedio de los últimos 10 años, multiplicado por los años cotizados en el sistema estatal. Pero este salario promedio se mantendrá sin actualizaciones por la inflación o la suba de los salarios.
Aunque se reducen las comisiones que cobran las AFJP a los jubilados, del 2,5% al 1% del salario, las AFJP -que no son más que testaferros de los principales bancos que operan en el país- seguirán disponiendo de muchísima plata con la que especular en el circuito financiero (deuda pública, inversiones de riesgo, etc).
Pese a las mejoras introducidas y el aumento de los haberes, el promedio de las jubilaciones (actualmente en $680) continuará por debajo de la línea de la pobreza (estimada en los $930). Con el nuevo sistema previsional mixto, las AFJP seguirán controlado la parte del león de los actuales fondos jubilatorios ($86.000 millones), ya que estos aportes seguirán en sus manos, frente a los poco más de $6.000 millones que, por ahora, gestiona el sistema público a través del ANSES.
El mantenimiento de las AFJP también obedece a un interés estratégico del gobierno. Como todo el superávit fiscal se destina al pago de la deuda pública, el gobierno también pretende con esta reforma que las AFJP inviertan entre el 5% y el 20% de sus fondos en obras de infraestructura, como financistas privados, lo que incrementará la deuda del Estado.
El sistema previsional no puede ser un negocio privado en manos de los bancos que lucran con una plata que no les pertenece, y que corre un grave riesgo ante la posibilidad de negocios ruinosos, fraudes y corruptelas de todo tipo, con el peligro de que los jubilados pierdan sus fondos acumulados, como aconteció en los últimos años en EEUU con los fondos privados de pensiones de algunas multinacionales como Enron, IBM, General Motors, y otras.
Debemos exigir la estatización de los fondos de las AFJP y un sistema provisional 100% público, con la reintroducción inmediata del 82% del salario móvil para todos los jubilados y que ninguno perciba un monto por debajo de la línea de la pobreza.