Desde la victoria electoral de Chávez en Diciembre, la revolución venezolana ha girado agudamente hacia la izquierda. Pablo Roldán analiza el significado de los anuncios recientes emitidos por Chávez, y señala cuál es la única vía para que pueden llevarse a cabo exitosamente. El diez de Enero Hugo Chávez Frías tomó juramento com Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y cambió la tradicional formula de “Patria o Muerte” por “Patria, socialismo o muerte”.
Esta variación en el protocolo de la ceremonia ha recibido bastante atención internacional por los medios burgueses de comunicación. Dependiendo de su militancia política, mayor o menor abiertamente contrarrevolucionaria, y los particulares intereses económicos de los grupos empresariales a los que pertenecen o con los que andan en tratos, los medios de comunicación respetables, desde el británico The Guardian al francés Le Monde, pasando por el norteamericano The New York Times, ya fuera con el histerismo del diario español El País o con el mas condescendiente y educado toque británico de The Financial Times, todos han encontrado en ello la confirmación irrevocable de esa imagen de Chávez y de la revolución venezolana que tan trabajosamente han pintado a lo largo de los últimos ocho años.
A saber, Chávez es un demagogo con una terrible sed de poder que conduce a las pobres, analfabetas e ignorantes masas venezolanas por donde le da la gana con una mezcla de florida retórica revolucionaria y antiimperialista y algunas migajas de los ingresos petroleros del Estado.
La mención al socialismo en el acto de la jura presidencial; el uso de la palabra “socialismo” en las instituciones del Estado, incluso si estas instituciones no son todavía las de una república socialista; el anuncio de la creación de un nuevo Parido, el Partido Socialista Unificado de Venezuela, que deberá construirse desde las bases; la reforma constitucional; la no renovación de la concesión a RCTV; y un nueve gabinete ministerial sin la presencia de Rangel como vicepresidente sólo puede significar una cosa para la burguesía internacional y, por tanto, para los medios de comunicación burgueses. La confirmación de sus peores miedos: el capitalismo está en peligro de ser abolido en Venezuela por una revolución socialista. Lo que en las páginas de sus periódicos se traduce en el siguiente mantra: no hay revolución en Venezuela. Es sólo un pastor espabilado conduciendo un rebaño de ovejas en busca de bronca.
Sin embargo, “Patria, socialismo o muerte” expresa de forma concisa y emotiva la experiencia de las masas revolucionarias en Venezuela y el largo viaje de Chávez, desde su admiración por Tony Blair y su defensa de “la tercera vía” y de un “capitalismo con rostro humano” a la persona que se da cuenta de que “dentro de los limites del capitalismo no hay solución posible para los problemas que enfrentan las masas venezolanas”.
En este sentido, no es sorprendente que Chávez, hablando del nuevo ministro de trabajo, José Ramón Rivero, bromeara diciendo que “cuando le llamé me dijo: presidente quiero decirle algo antes de que se entere por otra persona…soy trotskista. A lo que contesté: cuál es el problema? Yo también soy trotskista! Sigo la línea de Trotsky, esa de la revolución permanente.”
Si el juramento “Patria, socialismo o muerte” gráficamente captura la particular experiencia de las masas venezolanas en su lucha por sacudirse el yugo imperialista y alcanzar una vida digna, la teoría de la revolución permanente de Trotsky, formulada por primera vez hace ya cien años, aprehende la dinámica general de este fenómeno.
“Con respecto a los países de desarrollo burgués retrasado – Escribió Trotsky en las tesis fundamentales de su teoría de la revolución permanente – , y en particular de los coloniales y semicoloniales, la teoría de la revolución permanente significa que la resolución íntegra y efectiva de sus fines democráticos y de su emancipación nacional tan sólo puede concebirse por medio de la dictadura del proletariado, empuñando éste el poder como caudillo de la nación oprimida y, ante todo, de sus masas campesinas.”
“El problema agrario, y con él el problema nacional, asignan a los campesinos, que constituyen la mayoría aplastante de la población de los países atrasados, un puesto excepcional en la revolución democrática. Sin la alianza del proletariado con los campesinos, los fines de la revolución democrática no sólo no pueden realizarse, sino que ni siquiera cabe plantearlos seriamente. Sin embargo, la alianza de estas dos clases no es factible más que luchando irreconciliablemente contra la influencia de la burguesía liberal-nacional.”
“Esto significa, a su vez, que la revolución democrática sólo puede triunfar por medio de la dictadura del proletariado, apoyada en la alianza con los campesinos y encaminada en primer término a realizar objetivos de la revolución democrática.!
“La dictadura del proletariado, que sube al poder en calidad de caudillo de la revolución democrática, se encuentra inevitable y repentinamente, al triunfar, ante objetivos relacionados con profundas transformaciones del derecho de propiedad burguesa, La revolución democrática se transforma directamente en socialista, convirtiéndose con ello en permanente.”
Pero, ¿qué es esta dictadura del proletariado de la que tanto se habla?
“Las clases explotadas – escribió Lenin en El Estado y la revolución – necesitan el dominio político para abolir completamente la explotación en el interés de la vasta mayoría de la gente, y en contra de la insignificante minoría consistente en los modernos esclavistas – los terratenientes y los capitalistas”.
“Sólo el proletariado – por virtud del papel económico que juega en la producción a gran escala – es capaz de ser el líder de todas gentes trabajadoras y explotadas, a quienes la burguesía explota, oprime y aplasta, a menudo no menos sino mas que a los mismos proletarios, pero quienes son incapaces de librar una lucha independiente por su emancipación”.
“La transición hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases transita a través de la dictadura del proletariado, y no puede ser de otra forma, pues la resistencia de los explotadores capitalistas no puede ser rota por nadie mas ni de ninguna otra forma”
La dictadura del proletariado de la que hablan Marx, Engels, Trostky y Lenin, a pesar del temor de algunos, nada tiene que ver con los regímenes estalinistas de Europa del este, sino que, siendo los consejos obreros y comunales su base, será, de necesidad, el mas democrático de los Estados y por primera vez “creará una democracia para el pueblo, para la mayoría, junto a la necesaria supresión de los explotadores, la minoría”.
La dictadura del proletariado, “un Estado constituido de tal manera que comienza a difuminarse inmediatamente, y no puede sino desaparecer”, puede fundarse sólo en los siguientes principios:
1.-Elecciones democráticas y libres con derecho de revocar a cualquier representante público.
2.-Ningún representante público debe recibir un salario superior al que recibe un trabajador cualificado.
3.-No al ejército permanente sino el pueblo armado.
4.-Gradualmente, todas las tareas de la administración deberán ser realizadas por en turnos por todo el mundo, de tal manera que “cuando todo el mundo es un burócrata nadie es un burócrata”.
A las masas que, arriesgando su vida, llenaron las calles en Abril de 2002 para derrotar el golpe fascista de Carmona y compañía; a los trabajadores revolucionarios que se organizaron para romper el paro-sabotaje patronal de de Diciembre de 2002 y Enero de 2003 y el saboteo diario de la economía por los capitalistas venezolanos; a los campesinos que un día si y otro también se enfrentan a la violencia de los matones de los terratenientes por reclamar algo tan básico como tierra en la que trabajar; a los millones y millones que una y otra vez se han movilizado en defensa de sus vidas y de sus sueños de una vida mejor, mas plena; a todos aquellos que forman el motor de esta revolución, las palabras de Trotsky no pueden parecerles unas ideas viejas y abstractas, más bien al contrario, deben sonar en sus oídos como la descripción mas precisa de su realidad concreta; como si el mismo Trotsky les hubiera acompañado en los acontecimientos que han dado forma a su revolución y, abstrayendo de esta experiencia particular las últimas consecuencias de su dinámica general, las hubiera universalizado en una manera coherente, exhaustiva y ordenada.
A las amas de casa, los pobres de las ciudades, la juventud, estudiantes, desempleados, trabajadores y campesinos que, después de ocho años de gobierno bolivariano, todavía se enfrentan a la burocracia y la corrupción atrincherada en el aparato del Estado burgués, los cuatro principios de Lenin deben parecerles el más sensato y no, como los reformistas de toda calaña intentan presentarlo, como sueños utópicos no adecuados para este mundo. Contrariamente, estas ideas son las más adecuadas para asegurar una transición exitosa hacia el socialismo y la evolución de nuestra especie.
En otro artículo (Los futuros de Cuba y Venezuela van unidos) expresé la idea de que era crítico para la revolución moverse a la ofensiva; contra la contrarrevolución capitalista y el burocratismo y la corrupción enquistados en el movimiento bolivariano, evitando cualquier compromiso con los escuálidos a través de los elementos más moderados y reformistas de las fuerzas bolivarianas.
Chávez, aparentemente, se ha lanzado a la ofensiva, rechazando un compromiso con la oposición para integrarlos en la Asamblea Nacional y anunciando toda una serie de importantes cambios (ver “Chávez anuncia medidas radicales contra el capitalismo en Venezuela” por Fred Weston).
Entre las medidas más importantes que Chávez ha tomado recientemente, debido al papel crítico que la clase obrera está llamada a jugar si es que la revolución ha de triunfar, están la creación del Partido Socialista Unificado de Venezuela y el plan de nacionalizaciones.
Chávez, en la noche del tres de Diciembre, llamó a luchar contra el burocratismo y la corrupción y proponiendo la creación del PSUV, ha abierto un nuevo espacio para esta lucha dentro del partido político de la revolución.
Esto en sí mismo, como argumenta Luis Primo en su artículo “Venezuela: cinco palancas en la construcción del socialismo, los consejos obreros y el papel de la clase obrera“, no garantizará la victoria contra la burocracia que, como siempre, dependerá de la resolución de la clase obrera y, especialmente, de las habilidades y capacidad de visión de sus líderes. Sin embargo, esta iniciativa de Chávez ha facilitado el espacio para esta lucha.
La nacionalización de CANTV y otras compañías nos lleva a preguntarnos qué tipo de nacionalización se va a llevar a cabo. La UNT debe lanzar la consigna de nacionalización bajo control obrero y sin compensación, salvo en casos de probada necesidad (muchos trabajadores y pensionistas de CANTV recibieron acciones de la compañía durante la privatización) , y extender esta reivindicación no sólo a las empresas de servicio público, como electricidad y teléfonos, como Chávez ha sugerido, sino también a todos los sectores más importantes de la economía, especialmente el sector financiero, y a todas las factorías ocupadas, como Sanitarios Maracay. Esto debe ser parte de un plan para ocupar y poner a producir todas las factorías abandonadas o que estén operando bien por debajo de su capacidad productiva
Sólo desarrollando un tendencia Marxista fuerte dentro del movimiento bolivariano y obrero en Venezuela, es decir, en el PSUV y la UNT, estos objetivos podrán alcanzarse al menor costo posible.
En Venezuela los mejores elementos del movimiento revolucionario se están agrupando entorno a este programa por la transformación socialista de la sociedad bajo la bandera de la Corriente Marxista Revolucionaria, y están lanzándose a la vanguardia con la batalla por la nacionalización bajo control obrero a través del FRETECO, como en el caso de Sanitarios Maracay, y a la tarea de construir el Partido Socialista Unificado de Venezuela sobre la base de un auténtico programa socialista.
Sus compañeros y compañeras alrededor del mundo están aprendiendo de sus experiencias y, a través de la campaña Manos Fuera de Venezuela, están construyendo solidaridad internacional con la revolución venezolana. En sus mentes permanecen claras las enseñanzas de Trotsky, encarnadas en la experiencia de las masas revolucionarias venezolanas.
Como él concluyó en sus postulados básicos de la Teoría de la Revolución Permanente, “El triunfo de la revolución socialista es inconcebible dentro de las fronteras nacionales de un país (…) La revolución socialista empieza en la palestra nacional, se desarrolla en la internacional y llega a su término y remate en la mundial. Por lo tanto, la revolución socialista se convierte en permanente en un sentido nuevo y más amplio de la palabra: en el sentido de que sólo se consuma con la victoria definitiva de la nueva sociedad en todo el planeta.”
¡Viva la revolución socialista!
¡Por una Federación socialista de Cuba y Venezuela!
¡Por la federación socialista de América Latina!
¡Unite a la Corriente Marxista Internacional!