Desde El Militante no desmerecemos la lucha dada hasta aquí por la Asamblea de Ambientalistas y el pueblo de Gualeguaychú, pero está claro que hay una necesidad urgente de superar los métodos para evitar el desgaste y aislamiento de las movilizaciones, e impedir la contaminación, que es lo que todos queremos.
Hay que reformular la lucha
Desde El Militante no desmerecemos la lucha dada hasta aquí por la Asamblea de Ambientalistas y el pueblo de Gualeguaychú, pero está claro que hay una necesidad urgente de superar los métodos para evitar el desgaste y aislamiento de las movilizaciones, e impedir la contaminación, que es lo que todos queremos.
Al respecto es necesario replantearse la consigna de NO A LAS PAPELERAS, no porque la causa no sea justa, sino porque sufre de grandes contradicciones y limitaciones para ser tomada por los trabajadores y el pueblo uruguayo, en cuyo apoyo reside la clave del éxito de la lucha.
La cuestión de fondo no pasa por la instalación de pasteras, así como en Argentina casi no se cuestiona la instalación de otras empresas altamente contaminantes. Más allá de que, incluso así, este tipo de industrias deberían instalarse en aquellos lugares menos sensibles al impacto ambiental, que no es el caso de Fray Bentos-Gualeyguachú, como correctamente reclaman los vecinos.
Estas empresas producen muchos productos sin los cuales no se nos ocurriría vivir y que son imprescindibles. El hecho es que las mismas se instalen con el mínimo impacto ambiental, sin ningún índice de contaminación que no sea tratable, y para eso deben estar bajo control de los trabajadores y el Estado. Y esto es lo que debería pasar con las pasteras del Uruguay, y también en Argentina.
La contaminación será mucho más costosa para la región que la inversión que puedan hacer Botnia y Ence que, como empresas capitalistas, no tienen el más mínimo reparo en el medio ambiente y la explotación de los trabajadores, a costa de quienes amasarán inmensas ganancias. Es necesario explicar esto mirando siempre a los trabajadores y el pueblo de Uruguay porque se trata de encontrar el apoyo masivo, pero consciente, de importantes capas de trabajadores, no sólo en Argentina, sino, y especialmente, en el Uruguay que es la clave para derrotar la contaminación.
Por último, desviar la lucha en líneas nacionales, con boicots a los trabajadores uruguayos, con actitudes como "construir muros" y no atender a uruguayos en los negocios argentinos, es algo injustificable que no sumará a los trabajadores uruguayos, y provocará más adhesión de los mismos a los planes del gobierno y las empresas.
Aunque las pasteras se instalen, aun así, si se mantiene la paciencia y la cordura, todavía sería posible que a futuro esas empresas sean controladas por sus trabajadores, única forma de poner fin a la contaminación sin renunciar a las fuentes de producción y trabajo.