Estamos en el mes de junio, mes que se conmemora el día del orgullo LGBTQI+. El día 28 de junio de 1969 marca el aniversario de los disturbios de Stonewall que fueron una serie de revueltas protagonizadas por la comunidad LGBTQI+ en Nueva York, después que la policía realizara una redada en un conocido bar de miembros de la comunidad. El procedimiento de costumbre era arrestar a cualquier hombre que estuviera vestido de mujer. Los que iban con ropa de mujer se negaron a ir con las oficiales esa noche. Los demás hombres comenzaron a negarse a mostrar su identificación. Luego de que los oficiales golpearan e intentaran llevarse detenida a una mujer empezaron los conflictos: un grupo de travestis, lesbianas y gays enfrentaron la policía, y lo que sucedió después fueron varios días de revuelta, donde varias personas fueron arrestadas y heridas.
El capitalismo transformó el día del orgullo y el mes del orgullo en una fecha comercial, por todos lados se ven empresas usando la bandera LGBTQI y lanzando productos “representativos”, pero no debemos engañarnos, a los capitalistas no les importan de verdad los derechos de la comunidad LGBTQI+, si agitan esa bandera es para hacer plata y generar ganancia, y al agitar esas banderas de alguna manera el sistema oculta el origen de lucha y de rebelión de ese día. En el capitalismo todo puede ser transformado en una mercancía, hasta las luchas de las “minorías”.
Aunque se conquistaron algunos derechos como producto de la organización y la lucha en las calles, como por ejemplo el matrimonio igualitario que ya es ley hace más de 10 años en Argentina, y más recientemente el cupo laboral travesti-trans que favorece el acceso a empleo para la comunidad trans y travesti, todavía hay un largo camino por recorrer, esos son derechos que tienen un impacto relativo en la vida de la comunidad LGBTQI+ ya que a pesar de tener acceso a esos derechos, en muchos aspectos la sociedad capitalista continua excluyendo, oprimiendo y explotando a los que tienen una orientación sexual distinta y escapan de los patrones de la sexualidad cisgénero en la clase trabajadora.
La comunidad LGBTQI+ continúa sufriendo violencia, se estima que de enero a diciembre de 2019 Argentina registró más de 177 crímenes de odio, donde la orientación sexual, la identidad y la expresión de género de las víctimas fueron utilizadas con pretexto discriminatorio para vulnerar derechos y aplicar violencias. De todos estos crímenes de odio, 44% de los casos corresponden a lesiones al derecho a la vida o sea asesinatos, y después el 56% de los casos corresponde a lesiones al derecho a la integridad física, es decir violencia física que no terminó en muerte. Y por supuesto para 2020 y 2021, esos números siguen aumentando.
La idea del orgullo LGBTQI+ está en que nadie deba sentirse avergonzado de lo que es, sea cual sea su sexo biológico, su identidad sexual o su rol de género. El día del orgullo LGBTQI+ entonces aparece como una respuesta a la vergüenza, la exclusión y las violencias que sufren los miembros de la comunidad LGBTQI+ diariamente y también como un canal de lucha y de expresión contra toda la opresión que sufre la comunidad.
Vivimos en una sociedad capitalista, donde el lema “divide y reinaras” está cada vez más vigente, los prejuicios tales como el racismo y la LGBTfobia no son más que formas de separar a la clase trabajadora, creando un espacio entre los trabajadores, para que no se unan y luchen contra el verdadero enemigo, que es el capitalismo. Las políticas de interseccionalidad tampoco tienen la respuesta para este problema, esas políticas dicen que todos nosotros, los trabajadores y la juventud somos opresores en potencia, pero se olvidan de marcar que el verdadero opresor es el sistema capitalista que nos explota en líneas de clase. Entonces la única manera de poner fin de hecho a la violencia LGBTfobica es vincular las luchas por avanzar en más derechos junto con la lucha por poner fin a la sociedad de clases. Solo la revolución socialista puede sentar las bases para vivir nuestras vidas como deseamos.