Nuevamente la burguesía pretende imponernos su voluntad por medio de un fraude de mayores dimensiones al de 1988 cuando la caída del sistema impidió que Cárdenas asumiera la presidencia, imponiendo de esta manera a Salinas de Gortari. A pesar de que la mayor parte de las encuestas de boca de urna le dan el triunfo a López Obrador (Parametria le da al prerredista 3.5% sobre su oponente panista. Telesur le da 42 puntos a López Obrador y 38 a Calderón. Covarrubias pone al PRD con 37% y al PAN con 34%. Según la página de Casa del Plan de los 3 Puntos la universidad de Harvard le da el triunfo al perredista por 7 puntos. Una encuesta cerrada es la del periódico Milenio en la que López Obrador tiene el 37% y Calderón el 36%.) el IFE y Fox se niegan a reconocer el resultado de las elecciones maniobrando para retardar el informe oficial de los resultados declarando al Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) como incapaz para definir una tendencia de manera clara dada la supuesta estrechez de los resultados. Por consecuencia, explicó el IFE, ahora todo está en manos del cómputo total de las casillas de los 300 distritos electorales de todo el país, el cual arrancará el próximo miércoles.
Otro recurso de la maniobra es la autoproclamación del candidato del PAN, Felipe Calderón, como vencedor de la contienda. Es evidente que con esta maniobra la burguesía pretende ganar tiempo para manipular las cifras y obtener un resultado que permita imponer por medio del fraude a Calderón. Por su parte, el PRD y López Obrador públicamente han declarado su triunfo electoral cuando menos por 500 mil votos, según palabras del propio perredista, quien además calificó el resultado como irreversible. Ante ello, también López Obrador exigió que el triunfo del PRD se respete.
Nuevamente la burguesía pretende imponernos su voluntad por medio de un fraude de mayores dimensiones al de 1988 cuando la caída del sistema impidió que Cárdenas asumiera la presidencia, imponiendo de esta manera a Salinas.
El costo de no revertir el fraude en aquel 1988 fue en extremo alto para los trabajadores y los campesinos. Salinas empujó un proceso salvaje de privatizaciones, ataques a los salarios, recortes al gasto social, etcétera. Y tras Salinas llegó Zedillo, y tras éste ultimo Fox, continuando y profundizando esa política antiobrera. Para las masas todo ello significó más miseria, desempleo y falta da oportunidades en todos los sentidos.
La imposición de Calderón significará continuar exactamente con la misma política, y esta es una cuestión que ya no debemos tolerar. El auge que el movimiento obrero ha experimentado en los últimos años, y que en estos momentos se está expresando por medio del magisterio oaxaqueño y la lucha minera, nos permiten asegurar con toda certeza que existen todas las condiciones necesarias para obligar al régimen a reconocer el triunfo del PRD. Si López Obrador hace una convocatoria decidida para impedir el fraude, las masas responderán de forma más que enérgica. Las masas están mas que fastidiadas de años de ataques a sus condiciones de vida y de trabajo y ya quieren mandar al PRI y al PAN al basurero de la historia y demandan acción.
Además diversos sindicatos y centrares obreras ya antes de las elecciones dieron su apoyo público al candidato del PRD. López Obrador tiene que basarse en ellos e, insistimos, convocar a movilizaciones y a una huelga general contra el fraude que además recoja las demandas de los diferentes sectores en lucha. Los sindicatos y el PRD tienen todo en sus manos para hacer que la burguesía tiemble horrorizada, por ello es urgente una verdadera demostración de fuerza para dejar claro quien es quién en este país. López Obrador y los demás dirigentes no deben ceder al chantaje de la campaña frenética del IFE, Fox y los medios impresos y electrónicos sobre la civilidad. Para esta pandilla de hipócritas civilidad quiere decir que los trabajadores aceptemos el fraude y nos resignemos a seis años mas de ataques de todo tipo.
En todo este juego del fraude el PRI, a pesar de supuestamente cuestionar el proceso electoral, también está participando. El PRI, argumentando que las elecciones están muy cerradas, presionó para que no hubiera ningún anuncio oficial del IFE sobre los resultados, justificando y dándole un margen de tiempo al régimen para que maniobre. Fox ha dado muestras de que encabeza un gobierno débil: Fox fue derrotado por las masas en sus intentos por privatizar el sector energético, en su deseo por imponerle el IVA a los medicamentos y alimentos y en sus tentativas por imponer la contra-reforma laboral. Lo mismo le pasó con el desafuero a López Obrador. Por consecuencia también puede ser derrotado el fraude electoral. Y para ello, por encima de las impugnaciones ante el Tribunal Federal electoral (Trife), la clave es la movilización.
En esa medida, los trabajadores debemos impedir que el IFE contabilice los votos sin ninguna clase de presión en las calles. Debemos demostrarle a Fox y a la burguesía que están muy equivocados si piensan que imponiendo al PAN por medio del fraude lograran alguna clase de estabilidad y tranquilidad social, sino todo lo contrario. Solamente ante el temor de que las cosas se salgan de su control y puedan ir más lejos, Fox y el IFE estarán dispuestos a aceptar el triunfo de López Obrador.
López Obrador debe identificar en dónde se encuentran sus puntos fuertes y apoyarse en ellos para lanzar la lucha antifraude. Y revisando el reporte del PREP de las 3:55 am, los resultados arrojan que en aquellos estados donde se han expresado luchas de los trabajadores en las últimas semanas, las cosas han marchado bien para el PRD, tales son el caso de Oaxaca (159.935 votos para el PAN y 409.484 para el PRD) Chiapas (PAN 139.791 y PRD 300.696) Tlaxcala (PAN 136.000, PRD 176.092) y Guerrero (PAN 130.799, PRD 371.380) por ejemplo, estados en los que el magisterio ha lanzado importantes movilizaciones.
En otros estados habitualmente priístas, el PRD logró, según los avances hasta este momento, un significativo incremento del voto. Un ejemplo de este caso es Puebla donde en elección tras elección el PRD lograba un tercer lugar con una votación extremadamente baja. Y por el momento los votos van de la siguiente manera: PAN, 620.359 votos, PRD 514.922 y PRI 330.258.
Y en otros estados donde siempre ha ganado el PRI, por el momento el PRD lleva la delantera: Quintana Roo (PAN 71.481 y PRD 84.517) y el Estado de México (PAN 1.618.266 y PRD 2.225.385)
En todos estos últimos estados donde el PRD incrementó significativamente su voto y en aquellos en los que lleva la delantera, un común denominador es el de que se trata de regiones con una importante influencia de los sindicatos agrupados en torno a la CROC y a la UNT, centrales obreras que llamaron a votar por el PRD. Además, en el Estado de México otra característica es que en su zona conurbana con el DF (ciudad donde la ventaja del PRD es arrolladora sobre el PAN y en la cual se localizan la mayor parte de trabajadores de la administración pública federal, muchos de los cuales están agremiados a sindicatos que llamaron a votar por el López Obrador) se ubican amplios núcleos habitacionales de colonias completas de electricistas, mineros y ferrocarrileros.
Sin embargo en el Estado de Michoacán, donde el PRD debió barrer abrumadoramente, los resultados para este partido sólo son ligeramente superiores a los logrados hasta el momento por el PAN: 456.181 votos para López Obrador y 411.629 para Calderón. Esta tendencia refleja nítidamente el costo de la política de derecha del gobernador perredista Cárdenas Batel, sin embargo hay que destacar que las cosas podrían haber marchado peor para el PRD si los mineros de Sicartsa no hubieran lanzado la campaña por el no voto para el PAN y si un importante sector del magisterio michoacano no hubiera llamado a votar por López Obrador.
Es importante hacer énfasis en este clase de aspectos porque de ahí se puede establecer la clase de fortaleza con que contaría la lucha contra el fraude, pues hay que destacar que la fuerza de la clase trabajadora no sólo es numérica sino también cualitativa. Y es esa fuerza cualitativa, la que puede paralizar al país, y está del lado de López Obrador. En las manos del candidato y en las de los dirigentes sindicales está el echar para atrás el fraude electoral.
Por nuestra cuenta los trabajadores debemos agitar en torno a la lucha contra el fraude, organizar asambleas, crear comités en defensa del voto y presionar a la dirección del PRD y los sindicatos para que actúen convocando a acciones contundentes como la huelga general. No podemos ni debemos permitir que Fox y la burguesía se salgan de nuevo con la suya ¡No permitamos un nuevo 1988!