El giro a la izquierda que estamos viviendo entre los trabajadores latinoamericanos tarde o temprano iba a encontrar un reflejo en los Estados Unidos.
Históricas movilizaciones
El giro a la izquierda que estamos viviendo entre los trabajadores latinoamericanos tarde o temprano iba a encontrar un reflejo en los Estados Unidos.
Una ley reaccionaria
El detonante de estas maravillosas movilizaciones de trabajadores inmigrantes ha sido la iniciativa de ley migratoria llamada Ley Sensenbrunner. Esta ley sólo permitiría la legalización de un número pequeño de los 12 millones de inmigrante ilegales existentes en los EEUU.
Los principales impulsores de la migración son las políticas que impone el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (políticas emanadas del gobierno norteamericano y seguidas a pie juntillas por los gobiernos locales). Esos son los verdaderos causantes de este flujo migratorio tan brutal, y ahora esta misma gente se queja amargamente de este problema y quiere detenerlo de una forma reaccionaria.
La migración en realidad no ha sido tan mala para todos los norteamericanos, particularmente para aquellos empresarios que contratan inmigrantes y que, en promedio, reciben un salario tres veces menor al del resto de los trabajadores. La burguesía, que ha utilizado a los inmigrantes para presionar hacia la baja a los salarios del resto de los trabajadores, ahora trata de enrarecer el ambiente con discursos racistas.
Millones en las calles
Sin embargo, ha sucedido algo con lo que no contaban ni el gobierno de Bush, ni los capitalistas norteamericanos. Las movilizaciones han tomado por sorpresa a propios y extraños y han dejado muy claro cuál va a ser su respuesta frente a un ataque: la movilización y la lucha.
Las movilizaciones de las últimas semanas fueron impresionantes. Millones de trabajadores y jóvenes salieron a las calles a manifestarse de forma histórica. Los datos de la participación son extraordinarios: en Los Ángeles 700.000, en Dallas 500.000, Chicago 200.000, Denver 50.000, Atlanta 80.000, etc.
Como reacción, los capitalistas han procedido a despedir a miles de trabajadores inmigrantes para detener el movimiento, agudizando el malestar.
Estas movilizaciones tendrán consecuencias muy importantes, no sólo en la conciencia de los trabajadores inmigrantes, sino de todos los trabajadores norteamericanos. Los ataques a los niveles de vida de los trabajadores han estado en el orden del día. Ha habido ataques al sistema de pensiones y jubilaciones, y de salud. Los salarios están estancados desde hace más de cinco años. Diariamente se anuncian decenas de miles de despidos en el automóvil y otros sectores. El malestar social se extiende, como demuestran la oposición mayoritaria a la guerra de Irak y el descenso en la popularidad de Bush, la más baja de su mandato.
1ro. de mayo: Día sin inmigrantes
La única forma de echar atrás estas políticas reaccionarias y lesivas para todos los trabajadores -por encima de cualquier nacionalidad- es mediante la organización y la lucha.
En este sentido, es significativo que las organizaciones de hispanos hayan llamado a una huelga general para el 1ro. de Mayo, día internacional de la clase trabajadora, denominándolo el día sin inmigrantes. Esta fecha, de ahora en más, puede convertirse en un punto focal que galvanice la lucha de clases en los Estados Unidos.