Después de un largo tiempo de quietud, los sectores más avanzados del ambiente universitario se están poniendo de pie para luchar parar salvar a la Universidad pública de la descomposición. En estos últimos meses hubo jornadas de paro y masivas movilizaciones que sacudieron la inercia que imperaba. Después de un largo tiempo de quietud, los sectores más avanzados del ambiente universitario se están poniendo de pie para luchar parar salvar a la Universidad pública de la descomposición. En estos últimos meses hubo jornadas de paro y masivas movilizaciones que sacudieron la inercia que imperaba.
En diversas marchas multitudinarias los docentes y los estudiantes fuimos al Ministerio de Educación y a la Plaza de Mayo para gritar que queremos la derogación de la Ley de Educación Superior (LES) y la Ley Federal de Educación, el aumento del presupuesto universitario, la recomposición salarial y el blanqueo de todas las sumas “en negro” que cobran los docentes y no docentes, por la defensa de la educación pública, laica y gratuita, que frene la descentralización con sus secuelas de creciente influencia privada, clerical y de punteros regionales.
Los reclamos docentes
Asimismo peleamos por el salario para los aproximadamente 20.000 docentes que trabajan, sólo en la UBA, sin percibir un salario por sus tareas. Los docentes que trabajan gratis (hasta ahora los de Filosofía, Económicas y Sociales en el caso de la UBA) se organizaron y están peleando por sus salarios. Se movilizaron al Consejo Superior y pusieron el tema de los ad honórem sobre la mesa.
La situación de la Universidad argentina es catastrófica, el nivel de desmantelamiento y dejadez produce paulatinamente una diferenciación social entre estudiantes y docentes que tienen posibilidades de dedicarse a la investigación y aquellos que no. Con los años podemos verificar que la Universidad se elitizó y se convirtió en un espacio calcado de la sociedad: islas de gente bien pagada y con suculentos fondos para investigar y grandes masas de personas que sobreviven con lo poco que tienen.
No a la LES
La LES deja abierta la posibilidad del arancelamiento, restringe el ingreso y la permanencia en la universidad. La maniobra de justificar los bochazos masivos en los exámenes por el mal rendimiento de los estudiantes, oculta el objetivo premeditado de dejar afuera a la mayoría, con el manejo arbitrario de los exámenes y de sus correcciones. Una nueva ley tendría que sostener la gratuidad y el ingreso irrestricto. Pero además debe avanzar hacia una real democratización, con claustro único docente, derechos políticos para los profesores interinos, representación para los docentes preuniversitarios y ampliación de la representación estudiantil hasta un 50% en los cogobiernos.
Los reclamos de los no docentes
Por su parte, los sectores combativos de los no docentes denuncian la actitud de la conducción del gremio nacional, la FATUN, que actúa dividiendo las luchas que se están dando en el sector por el blanqueo e incorporación al salario básico de todas las sumas fijas, por el aumento salarial y por la recuperación del 82% móvil para los compañeros que se jubilen.
Con estos reclamos, expresados de diversas formas, se han producido paros y conflictos en Nordeste, Patagonia, regionales de la Tecnológica y de Salta, Mar del Plata, etcétera.
La FATUN y sus sindicatos adictos plantean que la solución de los salarios miserables es la aplicación del Convenio Colectivo de Trabajo que ha acordado con los Rectores del CIN y con el Ministerio de Educación. Nadie sabe cuál será el monto de nuestros salarios con este Convenio, aunque se calcula un salario inicial de entre 700 y 800 pesos.
Pero lo que se conoce del Convenio significa una disminución de los derechos y conquistas laborales:
Polivalencia y movilidad funcional, jornada laboral extensible, falta de mención a los compañeros contratados, desaparición de los adicionales por grado, mayor especialización y responsabilidad profesional, disminución del adicional por antigüedad del 2% al 1%, disminución de derechos a licencias, régimen disciplinario favorable a la patronal, aumento del poder de la FATUN sobre los sindicatos de base, etc.
En resumen, el Convenio Colectivo es una norma inferior a las que hay vigentes y, salarialmente, sólo implica el blanqueo de los sueldos actuales, a cambio de disminuir los derechos laborales y de la entrega del 2% de la masa salarial para la conducción de la FATUN (un mínimo de "ganancia" estimada en los 3 millones de pesos).
Luchar por más presupuesto
El presupuesto universitario debe asegurar el pago de salarios dignos y mejorar la infraestructura universitaria, además de posibilitar la incorporación de medios técnicos y materiales necesarios para el mejoramiento de la educación. Pero con el actual presupuesto universitario de $2.300 millones resulta insuficiente. Necesitamos, como mínimo, su duplicación.
Del inmenso superávit fiscal del Estado hasta ahora casi nada fue a resolver esta situación y a generar la universidad pública que la Argentina necesita. Todo lo contrario, lo que hay son frases vacías y promesas vagas del Gobierno, que quiere ocultar que no le interesa resolver este problema (con lo cual tenemos otra prueba de la farsa del supuesto gobierno “nacional y popular”).
Tenemos que exigirles a los decanos, rectores, al Consejo Superior y a los consejos directivos de cada facultad que adhieran al proceso de movilización y lucha para conseguir los fondos que se necesitan para funcionar adecuadamente. Basta de palabras vacías y frases de compromiso. Quienes no estén dispuestos a luchar son cómplices de este sistema de prebendas que reparte la miseria en migajas para unos pocos privilegiados.
En realidad los socialistas revolucionarios luchamos no por esta universidad, no por esta institución que reproduce todas las lacras de la sociedad burguesa capitalista, sino que luchamos por una institución que produzca conocimiento al servicio de las clases populares y por una Argentina socialista.