Los medios de comunicación no ahorran ni tinta ni palabras en informarnos a diario sobre las disputas que enfrentan a los candidatos kirchneristas con el resto de frentes electorales patronales. Sin embargo, a pesar de todo el ruido, es notoria la ausencia de debate sobre la política económica que está desarrollando el gobierno de Kirchner. Esto no debe sorprendernos porque todos ellos acuerdan en, al menos, dos cosas: salvaguardar las ganancias empresariales y exigir a los trabajadores y desocupadospados que abandonen la protesta social.
Editorial El Militante nº 14
Los medios de comunicación no ahorran ni tinta ni palabras en informarnos a diario sobre las disputas que enfrentan a los candidatos kirchneristas con el resto de frentes electorales patronales. Disputas que, en su inmensa mayoría, interesan poco o nada a millones de trabajadores que cada día tienen que pelearla duramente para llevar un modesto salario a casa. Sin embargo, a pesar de todo el ruido, es notoria la ausencia de debate sobre la política económica que está desarrollando el gobierno de Kirchner. Esto no debe sorprendernos porque todos ellos acuerdan en, al menos, dos cosas: salvaguardar las ganancias empresariales y exigir a los trabajadores y desocupados que abandonen la protesta social.
Los empresarios se llenan los bolsillos
A los patrones les va muy bien. Según el Ministerio de Economía, en el mes de mayo declararon ganancias un 20% más empresas que hace un año, y las ganancias declaradas aumentaron un 40%. Por su parte, el Estado acumuló un superávit fiscal de $9.000 millones hasta mayo, el 75% del superávit fiscal total previsto para el 2005.
El gobierno de Kirchner se muestra extremadamente avaro con los cientos de miles de empleados públicos, pero manifiesta una enorme generosidad con los capitalistas. En mayo, los bancos recibieron del Estado otros $2.300 millones en bonos como "compensación" por la pesificación de hace 3 años, alcanzando 9.000 millones de dólares el monto total recibido por los bancos por este concepto. Este año se destinarán más de $4.000 millones en subsidios y rebajas impositivas a los empresarios. Los pagos por la deuda externa, en lo que llevamos del año, superan los 3.000 millones de dólares de un total previsto de 6.000 millones. Se están dando aumentos de tarifas reales o "encubiertos" a las empresas de servicios. Las penalizaciones a los usuarios que no rebajaron un 10% su consumo eléctrico, supusieron un aumento de las tarifas eléctricas de un 13,6% en promedio en el mes de mayo. Además, las subas de tarifas en el gas y la electricidad acordadas para la industria y el comercio (entre el 15% y el 30%) se están trasladando a los precios de las mercaderías que estamos pagando las familias trabajadoras con nuestros magros salarios. Y ya el gobierno acordó con las privatizadas subir las tarifas a las familias después de las elecciones de octubre, y su indexación con los precios cada 6 meses.
El campo exportó un 50% más de cereales y oleaginosas que hace un año, y en el 2005 se espera una cosecha histórica de 85 millones de toneladas que rendirán un mínimo de 2.100 millones de dólares en ganancias a los terratenientes, según el Departamento de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales.
Migajas para los trabajadores y jubilados
Para los trabajadores, jubilados y pensionados las cosas son muy diferentes. El ingreso medio está en $654 mensuales, frente a los $772 en que está establecida la línea de la pobreza.
Aunque la economía crece a una tasa del 7%, casi la mitad de los trabajadores trabajan "en negro" (el 47,5%, según el INDEC), con un salario promedio inferior en un 65% al de los trabajadores en blanco: sin obra social, ni vacaciones pagas, derecho a jubilación, ni seguro por enfermedad.
A pesar de la suba de las pensiones y jubilaciones mínimas de $308 a $350, éstas siguen por debajo de la línea de la indigencia, establecida en $352. Y éstos son los haberes percibidos por el 70% de los jubilados y pensionados.
Los $150 percibidos por los 1,7 millones de desocupados por los planes sociales desde hace 3 años son una miseria escandalosa, cuando en todo este tiempo los alimentos básicos subieron un 105%.
La suba del salario mínimo de $450 a $630 no saca de la pobreza a los cientos de miles de trabajadores que trabajan por ese monto ni afecta a los trabajadores que laburan "en negro". Incluso esta pequeñísima mejora (los $150 no remunerativos otorgados hace meses y que ahora se consolidan en el básico, más $30 por cargas sociales) no es un obsequio del gobierno sino que fue ganada con las enormes luchas que están dando capas cada vez más amplias de la clase obrera y que gobierno y empresarios se vieron obligados a conceder para intentar apaciguar las luchas obreras.
Sobre el empleo "en negro" la propuesta del Ministro Tomada no es enviar miles de inspectores a las empresas para obligar a los patrones a blanquear los empleos, sino pedir a los trabajadores que "exijan a los empresarios el blanqueo de los contratos y salarios mínimos de $630". Pero, ¿en qué país cree que vive este señor? El trabajador "en negro" se enfrenta al despido inmediato si intenta hacer el más mínimo reclamo a su patrón. Por supuesto, los dirigentes sindicales chamuyan mucho pero no hacen nada para organizar y movilizar a los trabajadores para ayudarlos a conseguir sus derechos, apelando a la solidaridad de toda la clase obrera.
Cuando, según el INDEC, el 6,2% de la población más rica (2,4 millones) gana tanto como el 55% más pobre (21 millones), cuando el costo laboral industrial cayó un 30% desde el 2001 a pesar de los aumentos salariales habidos, ¿no es más que justo el reclamo de sectores cada vez más amplios del movimiento obrero exigiendo salarios equivalentes a las canasta familiar, estimada en $1.600, y un subsidio de desempleo universal decente para todos los desocupados? ¿Se puede tolerar el chantaje de los empresarios que amenazan con subir los precios porque los trabajadores están luchando para recuperar una parte del poder adquisitivo perdido? Lo escandaloso no es ganar $1.600 sino salarios miserables de $500 ó $600 que no alcanzan para vivir.
Esto es todo lo que puede dar de sí el proyecto "nacional y popular" del gobierno de Kirchner a favor de las masas trabajadoras, demostrándose que bajo el capitalismo no se puede gobernar al mismo tiempo a favor de los ricos y de los pobres.
La Corriente Sindical: Un gran paso adelante
Son innumerables las luchas que se han dado y se están dando: mecánicos, ferroviarios, estatales y docentes, aerolíneas, químicos, frigoríficos, y otros. La experiencia demuestra que aquellos que luchan son los que más aumentos arrancan a la patronal: del 20%, el 30% y el 40%, que aunque no alcanzan para recuperar todo el poder adquisitivo perdido, supone un quiebre de tendencia respecto del pasado. Este es el camino. Muy diferente a la actitud de los dirigentes burocráticos que firman cualquier cosa en las paritarias a espaldas de los trabajadores sin dar la oportunidad a los trabajadores de desarrollar todo su potencial de lucha; o, mejor dicho, por miedo a él, limitándose a sumar al básico los aumentos no remunerativos decretados por el gobierno y algunos adicionales más. Pero esto se volverá en su contra.
Por eso resulta muy inspirador que los sectores más combativos del movimiento obrero que están arrancando los mayores aumentos y mejores condiciones de trabajo, o que dan el ejemplo recuperando instancias de democracia sindical desde las bases, se hayan empezado a agrupar anunciando la formación de una Corriente Sindical opositora en la CGT y la CTA con un programa antipatronal, antiburocrático, clasista y anticapitalista. Este es un paso delante de enorme transcendencia y confirma la justeza de la consigna que desde El Militante hemos defendido durante meses.
Nos queda animar y acompañar a estos compañeros en esta gran tarea que han emprendido, para que aumenten sus puntos de apoyo en el interior de los sindicatos y empresas, y estar así en las mejores condiciones para presentarse como una alternativa para millones de trabajadores frente a las actuales direcciones burocráticas del movimiento obrero.