Gran Bretaña: fracturas, divisiones y parálisis – ¡luchar por elecciones generales, ya!

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Se han abierto fracturas y divisiones en lo alto del gobierno Tory. Dada la parálisis en el parlamento, no saben qué camino tomar. Dependiendo del aplazamiento que ofrezca la UE al Brexit, están divididos entre tratar de seguir adelante con él o ir hacia elecciones anticipadas antes de navidad.

Varios ministros del ejecutivo –incluídos Sajid Javid, Gavin Williamson, Dominic Raab, Priti Patel and Jacob Rees-Mogg– urgen al primer ministro para que vaya a las urnas.

Sin embargo, ministros como Julian Smith, Secretario de Estado para Irlanda del Norte, Andrea Leadsom, Nicky Morgan y Theresa Villiers insisten en pasar el acuerdo con la UE por la Cámara de los Comunes. Fueron alentados por el hecho de que 19 diputados laboristas votaran a favor en la segunda lectura de la Ley de Retirada de la UE. Pero su apoyo ahora no está garantizado.

Los Tories

Los Tories vacilan ante unas elecciones generales. La victoria en estas elecciones no es segura; podrían perder fácilmente. Muchos en el Partido Conservador están debidamente asustados por la experiencia de las elecciones de 2017, en las que Theresa May convocó arrogantemente elecciones anticipadas, que le hicieron perder 20 puntos de apoyo y su mayoría en el parlamento.

Pero los más fanáticos entre los Tories tienen sed de batalla. No tienen estos temores y están más asustados de que finalmente no haya ningún Brexit y Gran Bretaña permanezca dentro de la UE.

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“Si nos presentamos a las elecciones con un acuerdo con la UE y ratificado por el parlamento podemos decir a nuestro electorado: votadnos y el Brexit estará hecho en cuestión de días”, declaró un diputado conservador.

“La alternativa sería un gobierno de Jeremy Corbyn que retrasaría el Brexit durante meses con el fin de convocar un referéndum que podría suponer la cancelación de éste”.

Las divisiones en la cúpula se han visto reflejadas en las bases de los Tories, que temen las consecuencias. “Se está llevando a cabo una gran, gran lucha, básicamente”, dijo otro diputado Tory. “El partido parlamentario está dividido entre 50/50. Personalmente, no creo que las elecciones sean una buena idea”.

Los laboristas

En cualquier caso, las cosas no son tan simples. No es nada seguro que Johnson pueda obtener suficientes apoyos de diputados laboristas para unas elecciones, aunque Jeremy Corbyn obligue al grupo parlamentario laborista a que las apoyen.

The Guardian informó a principios de semana que hasta 140 diputados laboristas desafiarían la disciplina de voto si Corbyn solicitase elecciones.

Hubo una discusión recientemente en el Gabinete en la Sombra laborista sobre los plazos de unas elecciones. Corbyn –quien está claramente más en contacto con los sentimientos de los militantes de base– estaba a favor de convocar elecciones una vez que la UE hubiera concedido una extensión del plazo del Brexit, como ha sucedido. Esto fue firmemente apoyado por Dan Carden y Laura Pidcock, entre otros.

Pero al dirigente laborista se le opuso Keir Starmer, el Secretario del Brexit en el ejecutivo laborista en la sombra, que predicó cautela y quien ha expresado abiertamente su apoyo a un segundo referéndum.

Corbyn también recibió el apoyo durante la discusión –la cual ha sido tildada de díscola por momentos– de Ian Lavery y Jon Trickett. Lavery acusó a Starmer de “hacerle tragar esta política durante 18 meses”.

Los blairistas

Los blairistas se han opuesto abiertamente a unas elecciones generales debido al temor, no de que ganen los Tories, sino de que gane Jeremy Corbyn.

Blair dijo que le costaría votar al Partido Laborista en unas elecciones. El ala derecha del laborismo hará cualquier cosa para sabotear un gobierno laborista dirigido por Corbyn. Su única propuesta es la convocatoria de un segundo referéndum. Alison McGovern, diputada laborista, apareció en Newsnight y solo abogó por un segundo referéndum.

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Estos diputados anticorbynistas están actuando como una Quinta Columna dentro del Partido Laborista. Su único objetivo es acabar con la dirección del partido y devolverlo a manos de los blairistas.

Mientras algunos se enfrentan a un voto de confianza, al resto se le permite continuar con sus complots libremente. Democracia interna significa que todos los representantes están sujetos a ser removidos democráticamente de sus responsabilidades

Reelección

En 2016, cuando el 80% del grupo parlamentario laborista planteó una moción de censura a Corbyn, los diputados laboristas obligaron a Corbyn a disputar otra vez la dirección del partido. Este debería haber dejado claro que si ganaba, todos los diputados deberían de igual manera enfrentarse a una reelección en un periodo de tres meses.

Si Corbyn tuvo que ser reelegido en su cargo, entonces el resto también debería enfrentarse a una reelección. Lo que es bueno para uno, es bueno para los demás.

Así como esa oportunidad se perdió, otra se abrió en 2018, cuando el congreso del partido pudo haber aprobado una moción a favor de unas elecciones directas en la base para elegir los candidatos a diputados. Pero esto fue barrido del orden del día mediante métodos burocráticos.

La izquierda tenía una clara mayoría en el congreso, y podría haber aplicado esta reforma democrática fácilmente. En su lugar, este fallido intento de incorporar la responsabilidad democrática permitió que el sabotaje blairista continuara sin ningún obstáculo. Este error lo estamos pagando ahora.

Incertidumbre

La mayoría de la gente quiere unas elecciones generales. Si Corbyn decidiera ir a elecciones, sería poco probable que una rebelión de los diputados laboristas sin cargo pudiera pararlo. Seguramente sentirían el fuego en sus circunscripciones para apoyar a Corbyn ante unas elecciones generales.

De cualquier forma, si los Tories se posicionaran a favor de unas elecciones, con el apoyo del Partido Nacional de Escocia y de los Liberal Demócratas, solo se necesitaría un tercio del grupo parlamentario laborista para asegurar los 435 votos necesarios para convocar elecciones. Esta es la única forma de sortear la Ley de duración fija del parlamento.

En el momento de escribir esto, las cosas todavía están en el aire y la UE debe todavía decidir una extensión [que finalmente fue establecida el 31 de enero, NdT]. La cuestión de unas elecciones anticipadas antes de Navidad todavía no es segura.

Para asegurar unas elecciones generales el 12 de diciembre – fecha propuesta por Boris Johnson – requeriría una votación favorable antes del 5 de noviembre. Cualquier retraso empujaría las elecciones más allá de Año Nuevo. [Finalmente, el parlamento británico rechazó el lunes 28 el adelanto electoral, NdT]

Ofensiva

Sea cual sea la fecha en que se celebren las elecciones, Gran Bretaña ha entrado en un estado convulsivo. En unas elecciones, Boris Johnson basaría su campaña sobre la base de “el pueblo contra el parlamento” y “terminemos el Brexit”.

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Pero el laborismo mostró en 2017 que podía superar las divisiones provocadas en la población por el Brexit y dar la vuelta a la situación proponiendo medidas valientes sobre cuestiones de clase. El laborismo tiene mucho por decir. Si lleva a cabo una campaña combativa con un programa radical, puede apartar la cortina de humo del Brexit.

Con más de 500.000 militantes –sumado a los recursos de todo el movimiento obrero– tiene el potencial de transformar la situación.

El laborismo no debe quedarse atrás, debe pasar a la ofensiva. Este es el único camino hacia un gobierno laborista dirigido por Corbyn a favor de los intereses de los trabajadores. Esta es la única forma de salir de este atolladero.