En la editorial del nuevo número del periódico Lucha de Clases analizamos los últimos acontecimientos en la revolución bolivariana; las provocaciones del imperialismo norteamericano, el sabotaje de la banca privada frente a la Gran Misión Vivienda y las tareas de la clase obrera venezolana tras el éxito del I Encuentro Nacional por el Control Obrero en Guayana.
“Necesitamos una política sistemática para cambiar el régimen en Venezuela y esto es un problema serio”, – John P. Waters (ex director de la Oficina de Control de Drogas de la Casa Blanca).
Los últimos acontecimientos muestran que el imperialismo norteamericano está decidido en su pretensión de derrocar el gobierno bolivariano, para acabar definitivamente con la revolución venezolana; primero tuvimos la publicación por parte del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres de una selección de correos electrónicos y documentos supuestamente procedentes de las computadoras del comandante de las FARC Raúl Reyes, que “prueban” que el gobierno venezolano ha apoyado y acogido a “terroristas de las FARC.” Luego tuvimos la imposición de sanciones por parte de los EE.UU a PDVSA con el pretexto de castigar a compañías que intercambian con Irán.
Estos nuevos ataques son muy significativos, después que el gobierno venezolano entregó al exiliado político colombiano Joaquín Pérez Becerra y posteriormente al líder de las FARC, Julián Conrado, a las autoridades en Bogotá. Lo cual demuestra que ni las concesiones ni una política de apaciguamiento hacia Washington y sus títeres en Colombia detendrán la campaña contra la revolución venezolana. Por cada paso atrás exigirán diez más.
La Gran Misión Vivienda y el peligro del sabotaje contrarrevolucionario
El desastre ocasionado por las inundaciones, durante las fuertes lluvias en noviembre del año pasado, puso al desnudo el gran déficit que hay en materia de viviendas. Aparte de los 120 mil damnificados, hay hasta ahora 1 millón 132 mil familias que se han registrado para solicitar una nueva vivienda. El presidente Chávez se ha comprometido a entregar dos millones de viviendas durante los próximos siete años.
El problema es que la banca sigue estando en manos privadas y el principal interés de los especuladores de las finanzas no es garantizarle una vivienda al pueblo, sino lucrar con su sufrimiento y extraer el máximo beneficio. En el primer cuatrimestre del 2011 vimos cómo el otorgamiento de créditos hipotecarios de la banca se redujo en 4,01% respecto al año pasado.
Mientras niegan el derecho a la vivienda a los trabajadores, están gozando de ganancias más elevadas que nunca, según nos explica su propio órgano Reporte de la Economía: “La banca no se puede quejar del 2010 al ganar un neto de US$ 1.481.121.628”. Sería conveniente preguntar ¿Cuántas casas se podrían haber levantado con esta cantidad de dinero? Es irónico como los portavoces de la derecha y de la oligarquía siempre defienden el “sagrado derecho de la propiedad privada”, pero en la práctica excluyen a la inmensa mayoría de la población de tener propiedad alguna.
La única manera de realmente blindar la gran Misión Vivienda frente al sabotaje contrarrevolucionario, es la estatización del sistema bancario para ponerlo al servicio del pueblo.
El encuentro en Guayana: La clase trabajadora muestra su fuerza
Los enemigos de la revolución no se encuentran todos al otro lado de la barricada, sino que desafortunadamente se ha evidenciado una quintacolumna: la burocracia del estado. Esta fue una de las experiencias que expusieron los más de 900 trabajadores durante el gran Encuentro por el Control Obrero, celebrado en SIDOR en Ciudad Guayana el 21 y 22 de mayo.
La clase obrera venezolana ha mostrado en muchas ocasiones que puede dirigir las empresas sin patrones ni burócratas. Pero los elementos burocráticos siguen saboteando y obstaculizando el avance del Control Obrero en las empresas básicas de Guayana, así como en fábricas del resto del país. Están jugando al fracaso de las empresas para acusar a los trabajadores y al presidente Chávez por la caída de la producción.
Los trabajadores necesitan un programa marxista para enfrentar el sabotaje y luchar por la radicalización de la revolución. La primera tarea es organizar una jornada de acción con manifestaciones y ocupaciones de fábricas. La segunda tarea es organizar a los trabajadores como clase dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela, para reconquistarlo con una política que favorezca a los trabajadores. Esta también es la mejor forma de prepararnos para defender la revolución contra cualquier intentona golpista que podría venir en el 2012.
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