Venezuela: Los diez ejes estratégicos y el 2005

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En los últimos meses tres acontecimientos han marcado la agenda de la revolucion venezolana y centrado el interes de millones de trabajadores y jovenes venezolanos: Las elecciones para alcaldes y gobernadores del 31 de octubre, la reunion el fin de semana del 14 y 15 de noviembre del presidente Chávez con los mismos en Fuerte Tiuna y el brutal asesinato del fiscal Danilo Anderson.

El “salto hacia adelante” sólo puede ser hacia el socialismo

En los últimos meses tres acontecimientos han marcado la agenda de la revolucion venezolana y centrado el interes de millones de trabajadores y jovenes venezolanos: Las elecciones para alcaldes y gobernadores del 31 de octubre, la reunion el fin de semana del 14 y 15 de noviembre del presidente Chávez con los mismos en Fuerte Tiuna y el brutal asesinato del fiscal Danilo Anderson.

Estos acontecimentos marcan el inicio de "la nueva etapa de la revolución venezolana" en la que se va a poner encima de la mesa la necesidad de que la revolucion resuelva los problemas fundamentales de millones de compatriotas que viven en la miseria y han puesto sus esperanzas en el gobierno bolivariano. Eso es lo que hay detras de la idea de "hacer la revolucion dentro de la revolucion". Sólo avanzando hacia el socialismo, expropiando los puntos claves de la economía (bancos, grandes indutrias, multinacionales…) a la oligarquia y al imperialismo será posible implementar un politica que verdaderamente resuelva los problemas de millones de venezolanos y consolidar la revolucion venezolana y dar ese "salto adelante"que ha planteado el Presidente.

Las elecciones del 31 de octubre

Las elecciones del día 31 de octubre mostraron la disposición de las masas a sacar de sus últimos reductos a los escuálidos. Mostraron también que la reacción ha perdido temporalmente buena parte de su base de apoyo. Esto se vió reflejado en la abstención masiva de estos sectores. La profundidad de la victoria se pone de manifiesto con la caída de Mendoza en Miranda o Salas en Carabobo, demuestra que la red de clientelismo político instalado en estos estados durante décadas no pudo nada frente a la decisión de las masas de acabar con los últimos reductos escuálidos y empujar adelante la revolución.Fue una derrota sin paliativos de los escuálidos.

Pese al malestar por la designacion de los candidatos a dedo, y la existencia de candidaturas alternativas dentro del chavismo, lo que predominó (salvo algunas excepciones como las victorias de candidatos alternativos a los nombrados por el Comando Maisanta en muy pocos municipios, el más conocido el Municipio Torres, Edo. Lara) fue la tendencia a cerrar filas entorno a los candidatos oficiales. Esto se debió fundamentalmente a que las masas entendieron estas elecciones como una continuación de la victoria del 15-A en la que de lo que se trataba fundamentalmente era de "terminar el trabajo" y darle el "nockaut" a una oposición contrarrevolucionaria que estaba contra las cuerdas. El propio Chávez planteó las elecciones como la continuación de la Batalla de Santa Inés para vencer a la reacción y llamó a cerrrar filas. A esto se une el hecho de que , aunque hay sectores de vanguardia que a nivel local están haciendo un muy buen trabajo y empezando a construir una alternativa regional a la burocracia (el caso de Vargas que analizamos en un artículo de este periódico es el más claro), a nivel nacional sigue faltando una dirigencia revolucionaria reconocida por las masas como posible alternativa a los sectores reformistas y procapitalistas que dominan la gran mayoría de las posiciones dirigentes en los partidos del Bloque del Cambio. Ahora, con un "mapa rojo", las masas exigirán a esos cientos de alcaldes y gobernadores elegidos resultados y que efectivamente "la revolución dentro de la revolución" que ha planteado el Presidente empiece a convertirse en realidad.

Mientras la abstención, en el caso de la oposición, se debe a la desmoralización de su base social tras la derrota del 15-A , en el caso del movimiento revolucionario las causas fundamentales son dos: en una gran mayoría de lugares la victoria era prácticamente segura (no es casualidad que los cinco estados con más abstención: Falcón, Aragua, Vargas, Bolívar y Distrito Federal, fuesen lugares donde la victoria se daba por hecha). A eso se unía que muchos de los candidatos oficiales estaban muy desprestigiados y los candidatos bolivarianos alternativos no aparecían "con posibilidades", en algunos casos ni siquiera eran conocidos ni tenían la confianza de las masas.

La nueva estrategia de la contrarrevolución

Los resultados del 31 de octubre vienen a confirmar que ,tras la victoria del 15-A, la revolución ha entrado en una nueva etapa: los contrarrevolucionarios están muy debilitados, al menos por un período, y la revolución está ahora "al bate". La lucha es ahora, a lo interno del proceso, entre los sectores reformistas o procapitalistas -que dominan la mayoría de las posiciones de dirección en los partidos del Bloque del Cambio y en distintos organismos públicos- y los sectores que quieren llevar a la práctica "la revolución dentro de la revolución", que tenemos a nuestro favor el hecho de que las aspiraciones de las masas van en esa misma dirección. Por su parte, la contrarrevolución está en estos momentos muy dividida, como reflejan las retiradas de Liliana Hernández y Peña ya durante la campaña electoral y los enfrentamientos constantes entre distintos dirigentes echándose la culpa de la derrota. El barco se hunde y todas las ratas están buscando el "sálvese quien pueda".

Sectores decisivos de la burguesía (la gran burguesía industrial y financiera) así como el sector más inteligente del imperialismo, vista su derrota y conscientes de que -al menos por el momento- no están en condiciones de poder salir de Chávez, han optado por acudir a la negociación con el gobierno. Su objetivo es, además de aprovechar el crecimiento económico actual para hacer todos los negocios que puedan y llenarse las manos a costillas de los trabajadores y los sectores populares, apoyarse en los sectores más a la derecha del movimiento bolivariano y en la burocracia del estado para frenar la revolución y mantenerla dentro del capitalismo. Estos sectores reformistas creen que con la negociación van a conseguir que los empresarios inviertan pero están completamente equivocados. Lo pretendan o no, su política puede llevar al proceso revolucionario a una situación muy difícil. Lo que intentan los capitalistas es sacar lo máximo que puedan y apoyarse durante un tiempo en la negociación y los sectores más a la derecha del movimiento bolivariano para lograr sus verdaderos objetivos: desgastar la base social del proceso revolucionario, volver a pasar a la ofensiva en cuanto puedan y acabar con la revolución a como dé lugar.

Por supuesto, la clase dominante nunca es totalmente homogénea y menos cuando las cosas le van mal y sufre derrotas importantes. Otro sector, en estos momentos minoritario, de la reacción -integrado fundamentalmente por algunos de sus representantes políticos, policiales, militares, etc- como resultado de las derrotas electorales y la sensación de que sus posiciones de poder se ven amenazadas a corto plazo se está radicalizando y puede seguir recurriendo a acciones terroristas brutales como el asesinato de Danilo Anderson. Este asesinato no es una excepción, se suma a los de varias decenas de luchadores sociales y revolucionarios que por apoyar este proceso revolucionario han sido asesinados por la reacción durante los últimos años en diferentes estados, especialmente en Los Llanos y en la frontera (Zulia, Táchira,…). El único modo de vengar el asesinato de estos camaradas es llevando la revolución hasta el final y terminando de una vez con la impunidad. De hecho no es casualidad de que precisamente los sectores más radicalizados de la contrarrevolución hayan elegido como blanco para su saña y violencia al fiscal Danilo Anderson que era precisamente una amenaza directa e inmediata para ellos y un símbolo de la revolución y la lucha contra la impunidad en el mundo de la justicia.

"El salto adelante"

La "nueva etapa de la revolución bolivariana" y los "diez ejes estratégicos" que ha propuesto Chávez tras la reunión con centenares de dirigentes nacionales, estadales y locales del movimiento bolivariano celebrada en noviembre en Fuerte Tiuna deben ser ubicados en el marco de la contradicción creciente entre la aspiración de las masas a "hacer la revolución dentro de la revolución"y solucionar sus problemas, y el obstáculo que representan la burocracia y los sectores pro-capitalistas de la dirigencia de los que antes hablábamos a este objetivo.

Chávez, sintiendo que las cosas no van como tienen que ir y expresando los anhelos de las masas, lanzó una virulenta crítica en esa reunión a muchos de estos dirigentes y repitió los ataques al burocratismo que ha realizado en diversos actos públicos. Incluso señaló directamente a varios de ellos y les criticó con dureza. Sin embargo, la conclusión del acto fue exigirle a esos mismos dirigentes, que ya en muchas ocasiones han defraudado las expectativas puestas en ellos, que presenten proyectos entorno a los diez ejes estratégicos propuestos por el Presidente para "profundizar la revolución" y dar "el salto adelante". Estos ejes se resumen fundamentalmente en "eliminar el burocratismo, combatir la corrupción, democratizar los espacios comunicacionales, desarrollar el modelo endógeno y trazar estrategias para erradicar la pobreza" (Boletín informativo Minci).

Pero el principal problema al que se enfrenta el Presidente es que, hasta el momento, ha intentado cambiar la sociedad sin expropiar a los grandes bancos y monopolios y con un aparato estatal (leyes, AN, jueces, burocracia del estado, etc) que en esencia sigue siendo el viejo aparato estatal creado por los capitalistas. Además, sin una dirección revolucionaria alternativa a la dirigencia reformista actual (compuesta en su gran mayoría por gente que defiende el sistema capitalista y no tiene interés en hacer ninguna "revolución dentro de la revolución") y que tuviera apoyo entre las masas, lo que intenta hacer Chávez cuando percibe que las cosas no funcionan como tienen que funcionar es intentar apretarle las tuercas a esa maquinaria en la que se apoya. Empleando una expresión pronunciada por él mismo en varios Aló Presidente, "utilizar el látigo". Pero no es un problema de apretarle las tuercas a la máquina sino de que la máquina misma (el aparato estatal, la burocracia, los sectores procapitalistas de la dirigencia bolivariana y el hecho de que el control de las puntos clave de la economía sigue en manos de la burguesía) no sirve, es una máquina que sirve a otros fines y clases sociales y amenaza con asfixiar el proceso revolucionario .

Lamentablemente, el resultado de los diez ejes estratégicos -aplicados por muchos de esos dirigentes reformistas y en el marco del capitalismo- no es muy difícil de preveer. La inmensa mayoría de los alcaldes, gobernadores, directores de organismos públicos y ministros con los que Chávez intenta dar el "salto adelante"le presentarán a éste proyectos para "profundizar la revolución" arrechísimos y luego harán lo mismo que han hecho hasta ahora o -como explicábamos anteriormente- incluso intentarán disfrazar concesiones a los capitalistas o medidas contrarias a los intereses de la clase obrera y los sectores populares con un lenguaje que suene revolucionario. Ya tenemos algún ejemplo: el Ministro de Economía Popular en lugar de aumentar las becas de 186.000 Bs a los lanceros de la Misión Vuelvan Caras decide descontar un 10% de las mismas para "crear un fideicomiso para otras becas y gastos sociales". En otros casos se anuncian proyectos que en realidad ya estaban previstos o que son puro maquillaje. Lo único que puede garantizar dar un salto adelante en la revolución y que ésta llega hasta el final es que los jóvenes, trabajadores y demás luchadores revolucionarios seamos capaces de construir una dirección revolucionaria surgida de las propias bases que gane el apoyo de las masas bolivarianas.

En todas las Misiones estamos viendo movilizaciones tanto de los trabajadores como de los participantes exigiendo el pago de las becas y salarios, mejoras en los derechos, etc. Éste es el camino. El movimiento obrero, empezando por la UNT, debe ponerse al frente de todas estas luchas y llamar a los trabajadores y los sectores populares a movilizarnos para imponer nuestros derechos a los burócratas y reformistas y hacer de verdad "la revolución dentro de la revolución". La UNT debe denunciar cualquier práctica contraria a los intereses obreros y populares y presentar una alternativa genuinamente revolucionaria que lleve a la práctica los diez ejes estratégicos propuestos por Chávez y los concrete en un programa capaz de resolver los problemas sociales de los trabajadores y los sectores populares. Este programa en nuestra opinión debe ser socialista. Como ha dicho tambièn el Presidente Chávez, "en el marco del capitalismo no hay solución a la pobreza , la miseria y el desempleo".

La conclusión sólo puede ser una: debemos luchar por el socialismo. Las victorias del proceso revolucionario que han marcado el final del año 2004 y este 2005 deben ser el principio de esa batalla. ¡¡Por un rojo y combativo año para todos los revolucionarios¡¡