Venezuela: Los desafíos de la revolución ante las elecciones de octubre

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Diez años después del fracasado golpe de abril de 2002, la revolución venezolana tiene muchos logros que mostrar en su balance en los campos de educación, salud, alfabetización, etc., sin embargo, la oligarquía aún controla el sistema bancario, la cadena de distribución de alimentos, otros sectores claves de la economía, las tierras más grandes y productivas…

Para decirlo sin rodeos, el capitalismo sigue existiendo en Venezuela y los capitalistas están involucrados en una implacable campaña de sabotaje económico y de huelga de capitales. Están usando su poder económico con el fin de impedir el cumplimiento de la voluntad democrática de la mayoría.

La revolución bolivariana no puede ser completada a menos que el poder de la oligarquía sea destruido. El socialismo es la propiedad colectiva de los medios de producción, los bancos y la tierra, para que la economía sea planificada democráticamente en interés de la mayoría del pueblo. No hay nada más razonable y democrático que eso.

Sólo hay una fuerza en la sociedad venezolana que puede lograrlo, la misma que derrotó a la oligarquía dos veces en 2002 y en muchas ocasiones desde entonces: la clase obrera a la cabeza del pueblo revolucionario.

Las elecciones de octubre

El año 2012 es un año de grandes desafíos y definiciones. Los compañeros agrupados en torno al periódico Lucha de Clases entendemos perfectamente que existe una enorme reserva de apoyo a la Revolución Bolivariana y al Camarada Presidente, y que por lo tanto, el pueblo trabajador de nuestro país saldrá a votar masivamente este 7 de Octubre en defensa de la Revolución Socialista.

Ahora bien, no todo es color de rosas. Existe una capa de dirigentes que una vez que han llegado al poder han adquirido groseros privilegios y representan un freno para el proceso revolucionario.

A pesar de los avances habidos, mientras no se resuelvan definitivamente los problemas más acuciantes de las masas como la escasez de vivienda, el acceso al empleo, el transporte, la salud y la seguridad, y mientras se mantenga así esta situación, existirá la posibilidad de un desgaste, desmovilización y apatía por parte de importantes sectores de la población que apoyan a la revolución.

Ataques y maniobras de la burocracia reformista

El control obrero ha levantado resistencia en las estructuras capitalistas de las empresas a través de tecnócratas que siguen en puestos de dirección claves, los cuales se han aliado con sectores reformistas dentro del gobierno y del PSUV, y con las transaccionales del acero y del aluminio, con el objetivo de sabotear y acabar con el control obrero en Guayana y en la revolución.

Un ejemplo de esto fue la destitución de Elio Sayago como presidente de la principal empresa de aluminio del país, Alcasa, que fue un duro golpe contra el proceso de control obrero que se impulsa en las Empresas Básicas de Guayana. Tratan así de cerrar la posibilidad de que los obreros dirijan las fábricas en una democracia desde abajo hacia arriba, como germen para la construcción del Estado obrero que necesita hoy la revolución bolivariana. Una situación parecida ocurre en la principal empresa siderúrgica del país, Sidor, y en muchas otras.

Otros frentes abiertos por la burocracia reformista son la creación de la nueva central sindical (Central Socialista de Trabajadores- CST) y el freno a la participación de los trabajadores en la discusión y elaboración de la nueva Ley de Orgánica del Trabajo (LOT).

La nueva central sindical está impulsada por la burocracia reformista del aparato del Estado. Sin embargo, no nace de la nada, los errores políticos se pagan. La central sindical revolucionaria UNETE en estos años de existencia, ha acumulado un conjunto de errores, por luchas de aparato y falta de implicación en el proceso revolucionario, de los cuales hoy la burocracia y los oportunistas sin ningún escrúpulo se han aprovechado para intentar controlar el movimiento obrero. Otra cosa es que lo consigan.

Sin embargo, la gran mayoría de sindicatos de base que participan en la nueva central, son sindicatos clasistas. Por eso, debe evitarse el sectarismo y apelar a los trabajadores de la CST al frente único contra los capitalistas y la burocracia. Si la burocracia está tan cuestionada dentro del partido, lo mismo sucederá en la nueva central.

Organizar un polo revolucionario en el PSUV

La necesidad de formar un polo revolucionario dentro del PSUV y de los organismos populares de masas para oponer una alternativa organizativa y programática a la burocracia reformista es una necesidad que no admite esperas. La lucha contra la oligarquía y el capitalismo, implica también la lucha contra la burocracia arribista dentro del campo revolucionario.

Como eje de agitación, debemos explicar a los trabajadores y a las masas bolivarianas en general que aun venciendo el 7-O, debemos radicalizar la revolución como única garantía para avanzar de manera contundente hacia el socialismo y asegurar el triunfo definitivo de la revolución bolivariana sobre las fuerzas de la reacción.